Reconociendo que Europa tardará "años" en salir de la crisis, alimentando el escepticismo de los mercados, se pronunció la canciller alemana Angela Merkel.
Por primera vez desde enero pasado, el euro cotizó por debajo de los 1,30 dólares. Hacia las 17H00 GMT, la moneda europea se cambiaba a 1,2970 dólares, después de que sólo una hora antes hubiese cotizado a su nivel más bajo de la jornada (1,2946 dólares).
Las principales bolsas europeas aceleraron por la tarde su caída. París lideró las pérdidas al dejarse un 3,33%. Le siguieron Milán (-2,84%), Londres (-2,25%), Madrid (-1,75%) y Fráncfort (-1,72%).
En el marcado de la deuda, Italia captó 3.000 millones de euros con bonos a 5 años por los que tuvo que ofrecer un interés de 6,47%, superior al 6,29% registrado en la precedente operación similar del mes de noviembre.
Merkel aseguró ante el Bundestag (cámara baja del Parlamento) que los compromisos contraídos por los Estados de la Unión Europea (UE) para una mayor disciplina presupuestaria dibujan "la silueta de una verdadera unión política", aunque admitió que la salida de la crisis actual llevará "años".
Salir de la crisis de la deuda, que se ha convertido en una "crisis de confianza" hacia toda Europa, es "un proceso que no durará semanas, ni meses, sino años", admitió la jefa de gobierno de la mayor economía europea.
Ese proceso, además, "estará acompañado de reveses, pero si no nos dejamos desanimar, Europa no sólo superará la crisis, sino que saldrá más fuerte", afirmó.
Merkel volvió a lamentar la negativa británica de adherirse al acuerdo, dando la espalda a los otros 26 socios de la UE. Pero aseguró que el Reino Unido continuará siendo "un socio importante de la Unión Europea en el futuro", sobre todo en materias de política exterior y seguridad, así como de competitividad, competencia y lucha contra el cambio climático.
Merkel volvió a manifestarse en contra de aumentar la capacidad de préstamo del Mecanismo Europeo De Estabilidad (MEDE, que sustituirá en 2012 al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera).
Ese fondo debería mantenerse entonces en 500.000 millones de euros, una cantidad que los expertos consideran insuficiente en el caso de tener que rescatar a países como Italia o España.
"Está claro que con la presión de las agencias de calificación, es imposible para los Estados 'sanos' aumentar el tamaño del MEDE", aseguraron los analistas de Aurel BGC.
El jefe de filas de los ministros de Finanzas de la zona euro, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, expuso este miércoles otra hipotética solución: solicitar a los Estados que aporten de un golpe la totalidad del capital del MEDE, es decir, 80.000 millones de euros.
Esta solución, sin embargo, se antoja complicada en unos momentos en los que todos los Estados tratan de limitar al máximo sus gastos públicos.
La zona euro (formada por 17 de los 27 países de la UE), está bajo la amenaza inminente de una degradación de sus notas soberanas por parte de la agencia Standard & Poor's, incluso aquellos países que tienen la máxima nota de solvencia Triple A, como Alemania y Francia.
París parece ya resignado a esta posibilidad. El ministro de Relaciones Exteriores francés, Alain Juppé, trató este miércoles de restar importancia a esta situación al asegurar que la pérdida de la triple A "no sería un cataclismo".
La economía real de la Eurozona sigue dando síntomas de fatiga inquietantes: la producción industrial del bloque retrocedió un 0,1% en octubre, según las cifras anunciadas por la agencia Eurostat.
Ironía del destino, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y el presidente del Banco Central Alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, celebraron en Berlín el 10º aniversario de la puesta en circulación del euro.
"Es doloroso ver que el símbolo de la integración europea, el euro, se ha convertido también en el símbolo de la crisis", deploró Weidmann, quien también tildó de "absurda" la idea de regresar al marco, tal como exigen algunas voces en Alemania.
AFP