Bogotá, al igual que las principales capitales del mundo, tiene los Mercados de las Pulgas, Asociación Mercados San Alejo, la Asociación Expositores Toldos de San Pelayo y últimamente Las Aguas.
En la Capital del país se considera al Mercado de las Pulgas como una actividad emblemática, actividad cultural de orgullo y un entretenimiento para toda la familia los domingos y lunes festivos.
Con base en los ejemplos internacionales, la Universidad Central y la Asociación Mercado de Pulgas San Alejo, en desarrollo de un nuevo modelo de negocio que mejore el plan asociativo e involucre conceptos culturales, patrimoniales e históricos, tienen el proyecto “Parque Cultural Mercado de Pulgas San Alejo”.
Y es que internacionalmente, los Mercados de las Pulgas son importantes. Por ejemplo, el Rastro de Madrid es un lugar de compras que un viajero no debe dejar de visitar, no sólo por las cosas curiosas que puede adquirir allí, sino por la amplitud de calles y puestos que lo componen.
En San Telmo, Argentina, este barrio fue habitado por familias aristocráticas hasta finales del siglo XIX. Como consecuencia de la fiebre amarilla, las grandes mansiones que pertenecieron a la clase alta se convirtieron en "conventillos", donde numerosas familias vivieron amontonadas en las distintas edificaciones de la zona. En la actualidad es un barrio de talleres artesanales, casonas de adobe, ladrillos viejos, calles angostas, algunas esquinas sin ochava, patios coloniales y un ambiente tanguero muy especial.
Y en París, la historia del Mercado de las Pulgas de Saint Ouen empezó al final del siglo XIX. En aquel entonces, los concejales de París decidieron que los traperos y chamarileros ya no podrían trabajar sobre el territorio de la ciudad. En 1920 varios propietarios de terrenos crearon los primeros mercados: Vernaison, Malik y Biron. En 2001 el Mercado de las Pulgas fue declarado "Zona de Protección del Patrimonio Arquitectural Urbano".
Aunque la mayor parte de los habitantes de Bogotá y los turistas visitan los Mercados de las Pulgas Asociación Mercados San Alejo, falta mucho para que las autoridades le pongan más cuidado a este patrimonio cultural de los colombianos.
15 años de estabilidad en San Pelayo
Desde hace más de 15 años se desarrolla el mercado de San Pelayo, donde son exhibidos y comercializados objetos artesanales, antigüedades, comidas típicas y prendas de vestir. Empezaron en junio de 1991 por una convocatoria de la alcaldesa de Usaquén para una zona de aspecto cultural. Artesanos, pintores, músicos, anticuarios y hasta los cocineros respondieron al llamado y fue así como fundaron el mercado con el nombre de Arte Usaquén, pero con el tiempo éste fue cambiado a San Pelayo.
Hoy en día son más o menos 120 y están agrupados en la Asociación de Expositores Toldos de San Pelayo, organización sin ánimo de lucro que promueve la cultura, el arte, el deporte, la conservación del patrimonio cultural y el buen uso del espacio público en Usaquén.
La zona colonial de Usaquén siempre ha sido uno de los lugares favoritos en la Capital, especialmente los domingos cuando está el Mercado de las Pulgas. Además, es una zona con muchos y muy buenos restaurantes y una plaza amplia y linda.
Usaquén ha visto de todo. Desde el grupo indígena Chibcha que poblaba la zona originalmente, hasta los españoles que en 1539 dieron comienzo a la fundación de la población de Usaquén. Allí se construyeron grandes haciendas como Santa Ana y Santa Bárbara – hoy en día convertidas en centros comerciales y urbanizaciones-. Se libraron sangrientas batallas y sobre este terreno acamparon varias tropas. A finales del siglo XIX la zona se había convertido en un lugar de recreo y paseo de los bogotanos. En 1954 Usaquén fue constituido en un barrio de Bogotá y en 1987 fue declarado Monumento Nacional.
De interés cultural
Hace ochos años, por iniciativa de la entonces concejal María Isabel Nieto, fue aprobado el Acuerdo 154 de 2005 que declara actividad de interés cultural los "mercados de las pulgas" que se realizan en Bogotá con base en que durante los últimos veinticinco años se viene realizando en la ciudad una actividad de carácter cultural y turística de gran tradición con una multitudinaria participación de ciudadanos y de gran atractivo para los visitantes.
Asimismo, plantea que es deber del Estado y de las entidades territoriales impulsar y estimular los procesos, proyectos y actividades culturales en un marco de reconocimiento y respeto por la diversidad y variedad cultural de la Nación colombiana.
En el artículo primero determina que la declaración de interés cultural es para la Asociación Mercados San alejo y Asociación de Expositores Toldos de San Pelayo.
En el artículo segundo establece que el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT) y las demás entidades distritales y locales pertinentes, velarán, apoyarán, conforme a sus competencias y disponibilidad presupuestal, por la conservación, estímulo y divulgación de la actividad cultural y económica de estos "mercados de las pulgas" teniendo en cuenta la normatividad vigente.
San Alejo, 29 años de reubicaciones
La Asociación Mercado de Pulgas San Alejo cuenta que los 29 años de existencia han estado llenos de sinsabores con el argumento que su historia es similar a la de un pueblo gitano... “siempre en la continua búsqueda de un lugar para desarrollar nuestra actividad”.
Esta aventura tiene sus comienzos en los años 80. Un grupo de amigos aficionados a las antigüedades exhibían sus mercancías en el piso de la popular Plaza del Chorro de Quevedo todos los sábados después del medio día. En marzo de 1983, por orden del alcalde Augusto Ramírez Ocampo, la Policía realizó un operativo en el centro de la ciudad para la recuperación del espacio público. Fueron reubicados en el separador de la carrera 3 entre las calles 19 y 22, y los 40 expositores fueron bautizados como el "Mercado San Alejo", que tuvo tanto auge que se extendió hasta la calle 26.
Todos los domingos en la madrugaba iniciaba la romería para obtener un puesto de 9 metros cuadrados con improvisados plásticos que protegían la mercancía de la lluvia. Con el tiempo el mercado se convirtió en sitio ideal para algunos jóvenes ajenos al gremio que tomaban chicha revuelta con cerveza y consumían sustancias alucinógenas.
En junio de 1993, los hoteles del sector instauraron una acción de tutela por los desórdenes y a esto se sumaron numerosas querellas que obligaron a la Alcaldía Menor de Santa Fe a determinar la reubicación del mercado, inicio de muchas otras reubicaciones.
En junio de 1994 fueron ubicados en la calle de la Quinta de Bolívar por tres fines de semana. Luego, junto a la estatua de La Pola entre las calles 17 y 20, sobre la Avenida Jiménez, hasta el 24 de agosto. En septiembre de 1995, la organización presenta un proyecto sobre el uso del espacio para la exposición a las autoridades competentes. Entonces deciden suscribir un acta de compromiso, autorizando a la Asociación a trabajar en el parqueadero de la Carrera 7ª No 24-70, como solución transitoria, bajo el amparo de un contrato de arrendamiento que aún se encuentra vigente.
Cada reubicación ha sido demoledora económicamente para las familias. La experiencia en el parqueadero fue un reto porque duraron tres años para lograr establecer un nivel de ventas aceptable, pero generó resistencia en los clientes, hasta el punto que un grupo de expositores migró a Usaquén donde la Alcaldía local los acogió, reubicándolos en la Plaza Central bajo el nombre de “Toldos de San Pelayo”.
El Fondo de Desarrollo Local de Santa Fe y la Universidad INCCA de Colombia los capacitaron en principios de contabilidad, administración financiera, distribución del espacio y exhibición.
En los últimos años el mercado se ha convertido en un espacio cultural, con artistas y eventos gratuitos para sus más de 40 mil visitantes cada domingo. Cada año se realiza el Festival de las Artes, el Encuentro Boyacense, Feria turística y la Subasta de antigüedades.
En 2005 el Concejo de Bogotá declaró los mercados de las Pulgas San Alejo y Pelayo como Patrimonio de Interés Cultural y Turístico de la ciudad por su tradición y atractivo para los visitantes. En 2009 el proyecto de la Asociación Mercado de Pulgas San Alejo “Recuerdos Inolvidables que construyen Historia” fue adscrito al Programa de Vigías de Patrimonio del Ministerio de Cultura Nacional. “Necesitamos desarrollar competencias a partir de nuestra caracterización cultural, entendiendo que esta actividad agrupa a famiempresas y pequeños productores que conjugan la restauración, reparación y mantenimiento de objetos con la recuperación del valor intangible de estos”, indica el gremio.
Para completar los 29 años como gitanos, el predio de la Calle 26 con Carrera Séptima está confiscado por la Dirección Nacional de Estupefacientes y administrado por el Museo de Arte Moderno.
Las Aguas, seis años
Más de 370 vendedores informales de artesanías, antigüedades, imágenes religiosas y cachivaches, quienes trabajaban desde hace 6 años en el Parque de los Periodistas, fueron reubicados por el Instituto para la Economía Social (IPES) en un parqueadero privado acondicionado y organizado exclusivamente para ellos.
El Pulguero "Las Aguas" funciona todos los domingos y los lunes festivos con artículos de colección, vitrolas, ‘baúles de la abuela', libros, música, joyas, juguetes, antigüedades y presentaciones artísticas, entre otras curiosidades.
Los vendedores tienen un lugar más cómodo y seguro para exhibir sus artículos organizadamente y los compradores disfrutan en familia de este mercado que pretende convertirse en patrimonio cultural y turístico de Bogotá.
Los comerciantes ya iniciaron sus talleres de formación y capacitación empresarial, brindados por el IPES, que les permitirán consolidar sus ideas de negocio y agruparse para que a corto plazo puedan, ellos mismos, administrar y apropiarse de este punto comercial, y por ende realizar su proceso de transición de la informalidad a la formalidad.
Desde el 2008 el IPES ha apoyado a 24.071 personas en la consolidación de alternativas comerciales, superando la meta prevista en el Plan de Desarrollo del cuatrienio.