Las inversiones de las empresas colombianas en el exterior y la internacionalización fomentan la salida de dólares hacia países extranjeros. En los primeros siete meses del año, este rubro alcanzó 2.385 millones de dólares frente a 666 millones de dólares para igual periodo de 2010.
Esta situación demuestra el creciente interés de las firmas nacionales en incrementar su expansión de negocios en otros países, aprovechando oportunidades y ofertas.
De acuerdo a los analistas de Interbolsa, las medidas por parte de países emergentes para contrarrestar una apreciación excesiva, son numerosas. Sin embargo, algunas generan externalidades negativas en las que puede ser peor la cura que la enfermedad.
Señalan que uno de los posibles caminos es no hacer nada y dejar la tasa de cambio que flote. Esta medida tiene a favor que gracias a la estructura de una tasa de cambio libre, Colombia pudo sortear la crisis internacional sin entrar en problemas de liquidez y desbalances en su cuenta corriente.
Una de las razones de la revaluación actual puede ser que la tasa de cambio está buscando un nuevo nivel de equilibrio. Debido a la situación actual de la economía, junto con un entorno externo difícil, es razonable que ciertos capitales busquen las economías que presentan buenos fundamentales.
Por lo tanto, querer reversar el proceso puede llegar a ser una política macroeconómica errada.
Sin embargo, los expertos de Interbolsa señalan que están en contra las altas volatilidades que se pueden presentar al dejar el tipo de cambio flotar y lo que podría generar incertidumbre, lo que lleva a desestabilizaciones financieras y excesiva especulación. Lo anterior no es saludable macroeconómicamente.
De todos modos, no todas las apreciaciones se dan por razones fundamentales. En ciertos momentos del tiempo, la reducción excesiva al riesgo lleva a los inversionistas a sobredimensionar el potencial de un país emergente, llevando inversión de corto plazo e incrementando la volatilidad de la tasa de cambio.
La discusión de un control de capitales va más allá de si es blanco o negro, pues existen distintos tipos de control de capitales. Sin embargo, una acción en contra del libre movimiento de capitales puede traer más perjuicios que beneficios. Al incrementar el costo de la financiación de proyectos de inversión, éstos pueden reducir su rentabilidad esperada a tal punto que no se realiza la transacción, perdiendo crecimiento económico.