por Damián WROCLAWSKY en Brasilia y Javier TOVAR en Rio
Miles de personas indignadas por el megaescándalo de corrupción en Petrobras marcharon pacíficamente en Brasilia, Rio de Janeiro y otras ciudades brasileñas contra el gobierno de Dilma Rousseff, en el arranque de una jornada de protesta nacional convocada para este domingo.
Los organizadores esperan engrosar las filas a lo largo del día al sumarse protestas en más de 400 ciudades de Brasil. Pero por ahora la convocatoria parece ser menor que en la primera marcha del 15 de marzo, que reunió a más de un millón de personas.
En Brasilia marcharon unas 25.000 manifestantes en clima festivo y familiar, entre skaters y vendedores ambulantes con carros de comida humeante. La multitud es prácticamente la mitad que en la marcha anterior, dijo a la AFP la policía militar, aunque los organizadores aseguraron que eran unos 50.000.
En Rio de Janeiro, donde se congregaron más de 15.000 personas hace casi un mes, la multitud parecía ser menor. La policía de Rio y los organizadores se niegan a arriesgar una cifra, pero la prensa brasileña dio cuenta de unas 10.000 personas.
En todo el país han protestado en las calles unas 100.000 personas según la policía y 187.000 personas según los organizadores, indicó el portal de noticias G1 de Globo.
La manifestación en el centro de Sao Paulo, donde hubo más gente el 15 de marzo, aún no ha arrancado.
- Reunidos por la indignación -
"Vinimos por todo lo que está sucediendo en Brasil y este gobierno no está haciendo nada. El pueblo tiene que mostrar persistencia y manifestar su indignación, su insatisfacción", dijo a la AFP una de las manifestantes en Brasilia, Dianira Loubet, instructora de yoga de 75 años.
Como en la anterior protesta, muchos manifestantes visten la camiseta amarilla y verde de la selección brasileña y reclaman el 'impeachment' (juicio político) de la presidenta que comenzó su segundo mandato hace poco más de tres meses.
Un sondeo de Datafolha mostró el sábado que el 63% de los más de 2.800 consultados estaba a favor de abrir un juicio político contra la presidenta por el caso Petrobras, aunque también una mayoría (64%) cree que, aún en ese caso, Rousseff tampoco sería apartada de su cargo.
Los expertos jurídicos aseguran que no hay elementos que permitan la destitución de Rousseff y ningún partido político de peso está impulsando esa vía.
"Fuera Dilma", "Fuera PT", "La culpa es de las estrellas", "Gobierno de corruptos", rezan algunas de las pancartas. Un grupo reclama una intervención militar, tal como ocurrió en las protestas del 15 de marzo.
En Rio de Janeiro, donde miles protestan en este domingo soleado frente a la famosa playa de Copacabana, Thomaz Albuquerque, de 38 años, aseguró que "hay razones políticas y legales para pedir el impeachment de Dilma. Ella era presidenta del consejo de administración de Petrobras durante la peor etapa del 'Petrolão'. Eso ya es suficiente".
Ocho de cada 10 brasileños creen que Rousseff estaba al tanto de la corrupción en Petrobras, según Datafolha, aunque ella lo niega con vehemencia.
"No tenemos una estimación de cuántas personas hay. Lo que queremos es que todo Brasil salga a la calle, no estamos aquí para romper ningún récord", afirma en Rio Rizzia Arreiro, de 35 años e integrante de Vem Pra Rua (Ven a la calle), uno de los grupos que convocaron la marcha.
- Objetivo: fuera Dilma -
"El principal objetivo es obtener la destitución de Rousseff, o su renuncia", dijo el politólogo Fabio Ostermann, uno de los líderes del Movimiento Brasil Libre (MBL) que organiza las protestas, en una entrevista telefónica con la AFP.
"Su omisión con el escándalo en Petrobras la coloca en una situación de mucha irresponsabilidad", dijo Ostermann, de 30 años y residente en Porto Alegre (sur).
Trece senadores, 22 diputados, dos gobernadores, el tesorero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y exfuncionarios son investigados por la corrupción en Petrobras, que movió unos 4.000 millones de dólares en la última década.
Rousseff enfrenta asimismo dificultades tanto en los frentes político como económico, con una economía casi estancada y una inflación que alcanzó el 8,13%.
La mandataria recibe fuertes críticas tras conceder la semana pasada a su vicepresidente, Michel Temer -del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal aliado del PT en la coalición- el rol de articulador político entre el gobierno y el Congreso. Tanto el presidente de la Cámara de Diputados como del Senado pertenecen al PMDB, y ambos son investigados por corrupción en Petrobras/AFP.