¿Qué pasaría si en Colombia un medio publica fotos o un video de una ministra en topless o de un ministro ligero de ropas en sitios públicos o no públicos? La pregunta surge a propósito del escándalo por las instantáneas que presentó una revista francesa, de la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, en topless.
En nuestro país no es común que los medios se ocupen de la vida privada de los personajes de la política, a diferencia de naciones europeas como Inglaterra, Francia, Italia, España o, para no ir más lejos, Perú.
El caso de la Duquesa de Cambridge se reavivó ayer por la demanda que ella y su esposo, el príncipe Guillermo, presentaron ante el tribunal francés de Nanterre, cerca de París, contra la revista de farándula Closer por violación de la vida privada, luego de que publicara fotos de Kate Middleton en topless.
Estas fotos que han sido reproducidas por diferentes medios del mundo causaron un gran escándalo por tratarse de la realeza británica, la cual siempre ha estado en la mira de paparazzis ávidos de una instantánea de uno de sus miembros para vender a medios sensacionalistas.
Sin embargo, estas fotos también han dado para un debate en materia de legislación de prensa, en el sentido de si el medio que las publicó violó la ética o sí tenía el derecho de informar, aunque hay que anotar que fueron tomadas por un intrépido paparazzi cuando los futuros reyes de Inglaterra se encontraban en una playa privada de Francia.
En tanto que la revista italiana Chi, perteneciente al grupo Mondadori del exprimer ministro Silvio Berlusconi, defendió el derecho que considera tiene de publicar también estas fotos de la Duquesa de Cambridge en topless.
“El hecho de que se trate de los futuros reyes de Inglaterra lo vuelve ciertamente más interesante y actual y en línea con una concepción moderna de la monarquía. En síntesis, es una bella imagen común de una pareja fuera de lo común”, dijo el director de Chi, Alfonso Signorini.
En Italia la prensa publicó hace un par de años, fotos del entonces primer ministro Silvio Berlusconi, tomando el sol en su mansión de Cerdeña, rodeado de jóvenes desnudas; en Paraguay la prensa no dio respiro al entonces presidente Fernando Lugo por los hijos no reconocidos que le atribuían diferentes mujeres; en tanto que en Costa Rica hace pocas semanas fue destituida la viceministra de Juventud, Karina Bolaños, después de que se conoció un video en que aparecía en ropa interior.
En Colombia la vida privada de nuestros dirigentes y políticos hasta el momento, salvadas excepciones, no ha sido el principal interés de la prensa sino más bien su quehacer en la política. En este último caso ha sido implacable en denunciar hechos de corrupción y faltas a la ética.
En este sentido el analista de medios Germán Yances dijo que en “Colombia, aunque existe, no es tan prominente la cultura del escándalo, que es muy común en Europa, España, en Estados Unidos y en Inglaterra”.
Agregó que a diferencia de los políticos o dirigentes, las celebridades del espectáculo “venden sistemáticamente su vida privada a los medios, y lo venden como parte de su negocio. Entonces las actrices, los actores venden cuando se embarazan, cuando se divorcian”.
Sin embargo Yances advirtió que cuando una celebridad le abre su intimidad a la prensa, no la puede volver a cerrar. “El personaje no puede utilizar a su antojo a la prensa, a los medios”.
Dijo también que hay montado un negocio de los medios “que fabrican y venden este tipo de escándalos, y hay un público consumidor. La vida privada de los personajes públicos convertida en mercancía para hacer un negocio de comunicación”.
Sin embargo anotó que la prensa colombiana en términos generales ha sido respetuosa de la vida privada de los personajes públicos nacionales.
Yances puso como ejemplo el caso del senador Eduardo Merlano, quien fue sorprendido por la Policía conduciendo en estado de alicoramiento. “El escándalo de Merlano se abordó y se le hizo mucho ruido pero era un tema jurídico, ético, legal, pero no mezclando la vida privada”.
El analista de medios consideró que el público no está ávido de este tipo de información, “de saber si la Señorita Colombia se emborrachó, pero si los medios se lo muestran, le despiertan la curiosidad. Un poco de lo que sucede también en estos realities que vemos en televisión. Es acceder a vidas privadas de personajes que están encerrados en un estudio, que suceden cosas y uno como espectador se vuelve un poco voyerista de lo que está sucediendo allí”, dijo.
Empero Yances concluyó que “yo no creo que haya una cultura de consumo de medios en Colombia, que busque ese tipo de contenidos, ese tipo de información. Yo creo que la gran responsabilidad de los medios está en que Colombia puede existir demasiados problemas que tienen que ser resueltos para desviar la atención de la opinión pública”.
El aspecto legal
El derecho a la información y el derecho a la intimidad son los dos aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de publicar una información que tiene que ver con la vida privada de las personas, señaló Elker Buitrago, académico y experto en legislación de prensa.
Explicó que “son dos superderechos porque al fin y al cabo son dos derechos fundamentales. Sin embargo puede existir choque de trenes entres esos dos derechos. ¿Cuál es la regla? En caso de duda va a predominar el derecho a la intimidad, sin embargo, no hay derechos absolutos, y dentro de ese marco de excepciones hay momentos en donde va a predominar el derecho a la información”.
El tratadista explicó que en estos casos para que predomine el derecho a la información se requieren cuatro causales: uno, que sea un personaje público o funcionario y en última instancia, cualquier persona; segundo, que sea en un lugar público, en eventos públicos o en cualquier escenario que se pueda catalogar como de carácter público; tercero, que se considere una conducta desviada “tanto desde el punto de vista ético como desde el punto de vista legal”; y cuarto, que sea de interés público.
Buitrago agregó que el derecho a la información siempre “estará encuadrado como una obligación que tiene el periodista de informar de lo bueno, lo malo y lo feo”.
Añadió que si la vida privada de un político puede estar afectando sus decisiones de tipo político, “hay que publicarlo porque son personas que tienen en sus manos una cantidad de decisiones que son trascendentes, y si esta situación es de notoriedad hay que publicarlo. Si no lo hace puede ser por incumbencia e intereses que tiene el propio medio de comunicación dentro de ese marco político”.
Añadió que afortunadamente hay pluralidad de medios, hay medios que están más independientes de otros, y esos medios sí cuentan los que otros no lo hacen.
Finalmente, Buitrago consideró que a diferencia de otros países el periodista colombiano se ocupa poco de la vida íntima de los políticos porque “de pronto es por un poquito de compromiso de su actividad profesional y de compromiso y temor ante censura respecto al mismo medio porque, muchas veces, el periodista trata de publicarlo, pero la noticia se le cuelga por indicación del jefe de redacción o del director del medio”.
Finalmente, el abogado penalista Jaime Lombana opinó frente al eventual caso de que un medio colombiano publicara una ministra en topless, que “sería un delito de injuria de hecho, agravado por ser un medio de comunicación”, sin importar si esa fotos se obtienen en un sitio privado o público, porque en esta último caso la persona no está posando ni ha autorizado la publicación de este material.