El crecimiento económico de Japón fue de apenas 1,5% en 2013 a pesar de la aplicación de "abenomics", el plan de reactivación del primer ministro conservador Shinzo Abe que había empezado dando buenos resultados.
El gobierno publicó los datos económicos revisados de la tercera economía mundial, correspondientes al cuarto trimestre de 2013 y al año en su conjunto.
El crecimiento de Japón sólo fue de 0,2% entre octubre y diciembre de 2013, en lugar de 3% como estimaban los especialistas. Los factores que más influyeron en esta caída fueron el consumo y una menor inversión que la prevista por parte de las empresas.
En todo el año 2013 el PIB creció 1,5%, un poco menos de lo que se esperaba (1,6%).
Aunque este resultado sea mejor que el de 2012 (+1,4%) y también el mejor desde 2010, constituye no obstante una decepción para el ejecutivo de Abe, que desde su llegada al poder a finales de 2012 ha convertido en prioridad la reactivación económica del país.
La "abenomics" permitió a Japón comenzar el año de forma espectacular en el plano macroeconómico, generando interés y una cierta envidia entre los europeos, sometidos a una cura de austeridad.
Rápidamente, el gobierno de Abe puso la maquinaria en marcha para despertar a la economía, enferma tras 15 años consecutivos de deflación.
Durante 2013 el país realizó gastos públicos para sostener la actividad del orden de 70.000 millones de euros, y otros 35.000 suplementarios al comienzo de 2014.
Al mismo tiempo el Banco de Japón (BoJ) flexibilizó su política monetaria, lo que provocó la caída del yen, para gran alegría de los empresas exportadoras japonesas.
Pero en el último trimestre de 2013 vino el escaso crecimiento del consumo y de las inversiones, y la menor contribución de las inversiones públicas, a medida que se agotaban los fondos del primer plan de reactivación de Abe.
La actividad del archipiélago se ha visto asimismo frenada por el déficit de la balanza comercial. "El frágil crecimiento económico mundial lastra las exportaciones, mientras que las importaciones aumentan debido a una mayor demanda antes de que suba el impuesto sobre el consumo", explicó Marcel Thieliant, del centro de investigaciones Capital Economics.
Este impuesto, equivalente al IVA, aumentará 3 puntos el 1 de abril, lo que incita a las familias a adquirir ahora productos que habrían comprado más tarde.
Además Japón necesita importantes suministros de hidrocarburos para cubrir su consumo energético, consecuencia del parón de sus reactores nucleares después del accidente de Fukushima, del que este martes se cumplen tres años.
El desequilibrio de las cuentas exteriores se ha agravado incluso a principio de este año, con un déficit corriente récord equivalente a 11.000 millones de euros, según revelaron otras estadísticas divulgadas este lunes.
Para los próximos meses, la principal incertidumbre reside en la manera en que la economía japonesa soportará la subida de la presión fiscal, destinada a colmar la colosal deuda pública, cada vez mayor.
La reactivación podría depender entonces de la decisión que tomen las empresas de conceder o no las alzas salariales exigidas por los sindicatos. Tres cuartas partes de los japoneses aseguran no sentir los beneficios de la "abenomics", según un reciente sondeo.
En este contexto, la bolsa de Tokio cerró este lunes con una caída del 1%.