Crónica de Mabel Kremer
Hace casi cinco años, la concejal Martha Ordóñez cambió los micrófonos de los medios de comunicación por los del Concejo de Bogotá.
Pero 22 años atrás se había dedicado a cubrir una fuente que ella jamás habría imaginado. “Empecé cubriendo judiciales y orden público en Radio Santafé y un día Edgar Artunduaga, quien era mi jefe, me dijo: a partir del lunes cubres entretenimiento y cultura”.
La noticia le cayó como un balde de agua fría. Su reacción fue de rechazo inmediato, pero la orden era inminente. “Para inaugurar la sección de farándula, tu primera invitada debe ser Amparo Grisales”, le dijo Artunduaga, actualmente director de Todelar.
Tenía un fin de semana para convencer a la diva de divas, primero de que le concediera una entrevista y segundo de madrugar un lunes, pero no para salir por teléfono, sino para ir hasta la cabina del noticiero.
La respuesta de Amparo Grisales fue contundente. “No hay el menor riesgo de que madrugue y menos para ir hasta allá. Pero la respuesta de Martha Ordoñez también lo fue. “Amparito si me dices que no, me toca renunciar. Es un reto y tengo que arrancar contigo”.
Pues el lunes siguiente, con toda la “buena onda”, la diva llegó hasta las instalaciones de la emisora muy puntual y Martha Ordóñez abrió con broche de oro lo que de allí en adelante sería su carrera como directora de secciones de entretenimiento.
El primero en llamarla fue Yamid Amat. “Tuve el honor de hacer Los secretos de Viena Ruiz, la primera sección de farándula que existió en la televisión”.
Fue tal el éxito, que los demás medios se copiaron el formato y Martha terminó dirigiendo más de una sección de entretenimiento en los canales privados. Es más, el primer programa netamente de chismes que existió en Colombia fue estructurado por ella. “Se llamaba Oh Lalá y lo presentaba Lucero Cortés”, dice la concejal, que últimamente guarda algo de nostalgia y sueña con regresar a los micrófonos de la radio, ya no para hablar de farándula y cultura, sino de política.
La concejal de los niños
Desde el 2002 Martha Ordóñez comienza a investigar el tema de maltrato y violencia sexual contra los niños y las niñas, publicando el libro La Infancia Rota, que la llevó a convertirse en una de las principales activistas de los derechos de los infantes en la Capital. Por eso terminó metida en política.
“Me hicieron varias invitaciones para lanzarme al Concejo y la tercera fue la vencida. Me dijeron que no trabajara más con las uñas por la infancia, que era momento de poner en la agenda política el tema”. Y aunque en la agenda de su vida no estaba anotado ser política, se lanzó por el Partido de La U y empezó a dar resultados concretos.
“Me decían que era imposible llegar al Concejo a hablar de violencia sexual contra los niños y niñas y lo logré”. Y tan lo logró, que su primer aporte fue crear el RUDPA. “El acuerdo caracteriza el delito de violencia sexual en la ciudad. Es decir, identifica aquellos sitios y horas donde se presenta y así logra un mapa de riesgo para que las autoridades puedan actuar”, asegura la concejal.
Las cifras de violencia contra niños y niñas en Bogotá son escandalosas. Se reciben anualmente más de 18.000 denuncias de maltrato contra infantes, de las cuales 3.700 son por violencia sexual. Por eso para Martha Ordóñez hacer una pausa y reflexionar sobre el tema es fundamental. “Desde hace 4 años logramos institucionalizar la semana del buen trato, del 19 al 25 de noviembre. En ese periodo se hace un trabajo muy fuerte de sensibilización frente a la violencia sexual hacia los niños, niñas y adolescentes y a la violencia contra la mujer”, dice.
Pero eso no es todo. Uno de los datos más desalentadores que entrega la concejal tienen que ver con los agresores. “Hasta hace pocos años la lista de violadores contra los infantes la encabezaban los padrastros. Ahora en primer lugar están los papás”, asegura Ordóñez, quien logró desde el Concejo extender a 24 horas, los siete días de la semana, la línea 106 que atiende con sicólogos y de manera gratuita a niños que están en peligro.
Concejal de los controles políticos
Una de las cosas que más le gusta hacer a Martha Ordóñez es control político. “Cuando lo hago, saco mi vena de periodista”. Y no es para menos, porque llega armada hasta los dientes, con videos, testimonios y pruebas contundentes. Recuerda su primer control político. “Todos se quedaron callados y concentrados. Cuando terminé me decían: sentimos que estábamos viendo un programa de Séptimo Día”, cuenta entre risas la concejal que llevó al cabildo un nuevo estilo de presentar denuncias. Estilo que muchos de sus compañeros imitan.
Pero el Concejo de Bogotá no solo ha sido como una maestría en periodismo político. Allí encontró nuevamente el amor. “Luego de mi divorcio, me entregué por completo a mis hijos durante cinco años”, asegura la productora de radio y televisión. Pero el concejal Celio Nieves la conquistó. “El quedó muy sorprendido con una de mis ponencias en el tema de infancia y eso hizo que pusiera sus ojos en mi”. Y donde puso el ojo, puso la bala, porque cual Cupido llego directo al corazón.
Un amor que logró unir a la izquierda con la derecha, porque él es del Polo Democrático y ella de La U. Por eso casi nunca votan igual en el Concejo de Bogotá. “Todos dicen que cómo hacemos para ponernos de acuerdo en lo personal, porque en los debates si el vota ‘sí’, yo voto ‘no’ o al contrario”, cuenta ella jocosamente. Y la fórmula es clara: por fuera del Concejo no se habla de política ni de partidos.
Lo cierto es que mientras él trabaja más en temas de educación, ella continua en su lucha contra la violencia sexual hacia los niños. Con un punto en común: los infantes y adolescentes que, como Martha Ordóñez dice, son seres que llegan limpios a este mundo, donde los cavernícolas somos algunos adultos.