En el segundo y último día de la histórica audiencia sobre el matrimonio homosexual, la Corte Suprema de Estados Unidos parecía escéptica este miércoles sobre si el matrimonio es una unión reservada únicamente a un hombre y a una mujer o también reconoce a las parejas homosexuales.
Al término de las casi dos horas de audiencia, cinco de los nueve jueces de la alta Corte parecían dispuestos a derogar la ley de 1996 que impide a los homosexuales legalmente casados en nueve de los 50 estados del país beneficiarse de los derechos federales previstos para las parejas heterosexuales casadas.
La juez progresista Ruth Ginsburg, de 80 años, estimó que esta ley creaba dos tipos de matrimonios los "matrimonios enteros" y los "matrimonios de leche descremada".
Para su par Elana Kagan, juez nombrada por el presidente Barack Obama, la ley está "infestada de animosidad, miedo y odio" con respecto a los homosexuales.
El juez conservador Anthony Kennedy, al que se dirigen todas las miradas, puesto que vota tanto a izquierda como a derecha y puede ser la persona que rompa el equilibrio entre los 9 jueces, parecía dispuesto a derogar la ley, afirmándose "preocupado" por la ofensa a los derechos de los estados que implica.
Pese a que la mayoría de los estadounidenses apoya el matrimonio entre homosexuales, sólo nueve estados y la capital, Washington, lo han aprobado. Pero aún en éstos, las parejas legalmente unidas no gozan de los mismos derechos federales que los heterosexuales casados.
La ley federal de Defensa del Matrimonio (DOMA) de 1996 lo prohíbe. Su sección 3 estipula que "el matrimonio significa únicamente la unión legal entre un hombre y una mujer, y que el término de esposo sólo se aplica a una persona de sexo opuesto, que tiene un marido o una esposa".
Edie Windsor conoce esta definición de memoria. Esta viuda homosexual de 83 años, que ha llevado el caso ante la Corte Suprema, vio cómo le reclamaban 363.000 dólares en derechos de sucesión cuando murió su esposa, con la que se casó legalmente. La DOMA no le reconoce las mismas políticas fiscales que a las parejas heterosexuales.
Cuando anuncie su decisión a finales de junio, la Corte -con mayoría conservadora- deberá dictar si esta prohibición viola el principio de igualdad que defiende la Constitución.
Pero, como parecía estar dispuesta a hacer en el caso de California, la Suprema Corte podría abstenerse de pronunciarse sobre el fondo del asunto, resolviendo que las demandas son admisibles.
Y es que la situación es cuando menos inédita: el gobierno de Obama pide la derogación de la ley impulsada por Bill Clinton tras haberla defendido en instancias judiciales inferiores. El abogado del gobierno, Donald Verrilli, consideró al respecto: "Es tiempo de que la Corte reconozca que se trata de discriminación".
"Igualdad"
Por segundo día consecutivo en esta sesión histórica de la Corte el miércoles, centenares de militantes mayoritariamente favorables a la causa homosexual se reunieron frente a las escaleras del imponente edificio que alberga la máxima instancia jurídica del país, repitiendo las escenas del martes, cuando la Corte dedicó la jornada a revisar la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo en California (suroeste). Hasta ahora la Corte Suprema no había ocultado sus reticencias a legalizar estas uniones a nivel nacional.
"Igualdad a través de Estados Unidos", se podía leer en una gran pancarta azul sostenida por una treintena de personas en frente al edificio. "¿Qué queremos nosotros?", pregunta un orador. "Igualdad", respondía la muchedumbre.
Brian Cain, procedente de Raleigh, en Carolina del Norte (sudeste) se casó con un mexicano, Juan, en septiembre. Pero Juan "no puede venir aquí a causa de" la ley federal; y "no lo puedo ayudar incluso siendo su esposo", explica Brian.
"Merecemos los mil y un derechos y responsabilidades que Estados Unidos vincula al matrimonio", se queja Fay Jacobs, periodista retirada de 64 años, quien se casó en Canadá hace 10 con Bonnie Quesinberoy, auxiliar de laboratorio de 63 años.
"Se trata pura y simplemente de discriminación", aseguró a la AFP la abogada de Windsor, James Esseks. "Tratar de forma distinta a dos parejas casadas no tiene ningún sentido en Estados Unidos. Es injusto, antiestadounidense y debe ser anticonstitucional" también.
Obama quiere la abrogación
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha manifestado su apoyo a la legalización a nivel federal del matrimonio homosexual, lo mismo que muchas personas conocidas del ámbito de la política, la economía, el espectáculo y el deporte.
En una situación inédita tras haber defendido ante la justicia esta ley, el gobierno de Obama reclama la abrogación de la sección 3 de la DOMA. El expresidente demócrata Bill Clinton (1992-2000), que promulgó dicha legislación, también lo ha pedido, al igual que su esposa, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
Sólo un grupo de republicanos de la Cámara de Representantes defenderá la DOMA (conocidos como BLAG), expondrá argumentos, basados en la opinión de la iglesia y organizaciones conservadoras y defenderá la sección 3.
Paul Clement, abogado del BLAG, sugiere que los homosexuales no son un colectivo discriminado, sino que forman "uno de los grupos más influyentes, mejor conectados y mejor organizados de la política moderna".
AFP.