Ayer fue un día especial en Washington en el que se honró la memoria del pastor baptista y paladín del movimiento en favor de la igualdad racial, Martin Luther King. El presidente Obama participó con emotivas palabras en el acto, y a propósito dijo que su discurso no iba a ser tan bueno como el de hace medio siglo. Se recordó que hace 50 años Luther King, líder de la no violencia, encabezó la multitudinaria marcha por el trabajo y la libertad. Pronunció el histórico discurso en la capital estadounidense: “Tengo un sueño”. Es indudable que la capacidad oratoria, el poder de convicción y la justicia de su causa movieron la conciencia del país en una campaña que condujo a acabar con la discriminación racial.
En 1964 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz. Más que merecido galardón a este insigne apóstol de la lucha por la igualdad, quien logró extraordinario triunfo con la ley que terminó con la discriminación que durante tanto tiempo padeció la población de raza negra en Estados Unidos. Además es obvio que este hecho repercutió a escala universal para que en ningún país se marginara a la gente por el color de la piel.