A sus 43 años no ha pensado en el retiro, solo se preocupa por darle más triunfos e imagen a Colombia, es una ganadora por donde se le mire, es una imagen del país para mostrarle al resto del mundo.
Es una reina con o sin la bicicleta. Es considerada como la deportista más grande de Colombia en todos los tiempos, y eso no es mentira: María Luisa Calle Williams, quien nació el 30 de octubre de 1968 en la ciudad de Medellín, es una ganadora por donde se le mire, es una imagen del país para mostrarle al resto del mundo.
Una sonrisa tímida que fue incapaz de disimular sus primeras lágrimas dio paso a un rostro alegre en su ansiado reencuentro con el oro panamericano. “Me muero aquí pero con medalla”, señaló la ciclista, que tiene otro amor, además del de su esposo Andrés Jaramillo: el ‘caballito de acero’, con el cual goza pedaleando a mañana, tarde y noche.
Fueron 28 minutos y 4 segundos de pedalazos perfectos el domingo 12 de octubre en el otoñal de Guadalajara, que vio como esta experimentada corredora 43 años, que se resiste a desprenderse de la bicicleta, coronó una mañana radiante con una presea dorada en la contrarreloj individual femenina en el inicio del ciclismo en ruta.
“Esta es la primera vez que corro una contrarreloj en Juegos, me preparé muy bien para la prueba, sabía del tema de la altura y así lo hicimos en Colombia, soy campeona nacional en la especialidad y aquí están los resultados del trabajo que se hizo. Esto es lo más grande que he conseguido en contrarreloj”, dijo Calle aún con la voz fatigada tras cubrir los 20 kilómetros de la exigente prueba.
La ‘dama dorada’ del ciclismo colombiano alcanzó en la ‘Perla Tapatía’ su tercera presea de oro en Juegos Panamericanos -la primera en ruta- tras las ganadas en Santo Domingo-2003 y Río de Janeiro Brasil 2007 en pista -persecución individual y persecución individual 3.000 metros-.
Y no pudo llegar en mejor momento porque premió la titánica recuperación que puso en peligro su carrera, interrumpida por casi un año tras una violenta caída cuando competía en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez, Puerto Rico 2010, que desencadenaron en dos cirugías.
“Es que cuando a uno le pasan las cosas malas y vienen las buenas, uno se acuerda por lo que pasó. No fue fácil la recuperación, me acuerdo que salía a entrenar con el yeso, muy difícil para un ciclista, pero así me tocó”, comentó.
Sobre la prueba en las céntricas calles de Guadalajara (1.580 metros de altitud) indicó que los últimos 400 metros -una larga recta de ligero repecho antes del punto de meta- “fueron los más largos de mi vida”.
“Apenas arranqué se me hizo duro, quizás la primera vuelta fue la más dura, ya para la segunda me sentí mejor y en las siguientes ya estaba más caliente. Luego vino la última vuelta donde había que darlo todo y rematé bien. Me dije ‘me muero aquí pero con medalla’, y bueno, ahí está el resultado”, agregó.
María Luisa Calle no conoce el significado de la palabra desfallecer. Otra prueba de ello fue su coraje para limpiar su nombre cuando parecía que su carrera quedaría manchada por un caso de dopaje en los Juegos Olímpicos de Atenas, Grecia 2004, donde ganó una medalla de bronce en el ciclismo en pista.
Tras batallar durante 14 meses logró recuperar la presea que le había sido arrebatada por una acusación de positivo, luego desestimada por quienes la habían acusado, quienes le pidieron perdón por el insólito error.
El tiempo le dio la razón y tras apelar ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), el Comité Olímpico Internacional (COC) le restituyó la medalla a finales de año 2005, en un hecho que marcó un hito en la historia del olimpismo.
¿Y el retiro? “Tengo ganas de seguir compitiendo, no pienso en eso, estoy en una etapa de mi madurez que me da la experiencia para competir y darle triunfos al país, así que todavía pienso seguir”, contestó.
Calle respondió a las expectativas e hizo historia en los XVI Juegos Panamericanos de Guadalajara, México 2011. María Luisa les cumplió a los colombianos con un metal dorado, el cual era esperado casi automáticamente en la cronometrada, en la cual voló y seguirá volando, porque, como ella misma lo reconoce, hay María Luisa Calle para muchas competencias más, y el ciclismo mundial seguirá a sus pies, y ella dándole alegrías a su gente, pues donde quiera que compite siempre accede a lo más alto del podio.
Sus rivales la respetan, como persona y como deportista la consideran una modelo para las nuevas generaciones, es una atleta íntegra, que no admite términos medios, cuando se inclina sobre la bicicleta todo lo ve de oro. /EL NUEVO SIGLO-AFP