La preocupación por la rápida extensión del virus del Zika es de tal magnitud que ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a estudiar la posibilidad de declarar una emergencia de salud pública internacional.
Esa eventualidad fue evaluada en Ginebra en una conferencia telefónica entre ocho expertos, altos responsables de la OMS y 12 representantes de los Estados miembros, entre ellos Brasil, el país más afectado, y Argentina.
Ya la semana pasada la directora general de la OMS, Margaret Chan, había indicado que aunque todavía no se ha establecido una relación causal entre el virus del Zika y las malformaciones congénitas y síndromes neurológicos, había fuertes motivos para sospechar su existencia.
Chan se refería al síndrome de Guillain-Barré, una afección en la que el sistema inmunitario ataca el sistema nervioso, llegando a producir parálisis en algunos casos.
Con más de 1,5 millones de personas contagiadas desde abril, Brasil es el país más afectado por el virus, seguido de Colombia, que el sábado reportó más de 20.000 casos, 2.000 de ellos en mujeres embarazadas.
La alarma cundió en Europa y Estados Unidos, donde se detectó el virus en decenas de personas que habían viajado al extranjero. El domingo, un instituto de investigación en Indonesia anunció un caso positivo en la Isla de Sumatra y anunció que el virus circula "desde hace alguno tiempo" en el país.