Las manifestaciones, espontáneas o convocadas por los sindicatos, así como las amenazas de huelga se suceden en España contra el nuevo plan de austeridad que impondrá grandes sacrificios a los ciudadanos, con un aumento del IVA y un duro golpe a los funcionarios públicos, privados de su paga doble de Navidad.
Sin esperar el día oficial, el jueves, de la convocatoria de los sindicatos, miles de funcionarios, en pequeños grupos, se lanzaron a la calle de día como de noche, tras el anuncio hecho el 11 de julio de un plan gubernamental destinado a economizar 65.000 millones de euros, para expresar el malestar de todo el país.
"Estas medidas van a arruinar a España. No estamos consumiendo, ya no compramos. Tenemos que salir a la calle, no podemos quedarnos sentados", dijo Ángeles Carrasco, una funcionaria regional de 57 años, que se manifestó este lunes por la mañana en Madrid.
Entre ellos, la imagen insólita de algunos oficios habitualmente silenciosos como policías, sin insignia, que se manifestaron ante los cordones de los antidisturbios, o bomberos, con su casco, estrellas del desfile inesperado que recorrió Madrid el domingo por la noche al grito de "manos arriba, esto es un atraco".
Junto a ellos, enfermeros, maestros, empleados de las administraciones o ciudadanos anónimos que expresan su simpatía, sin carteles, detrás de una pancarta blanca que reza: "Juntos podemos", responden a la convocatoria lanzada a través de las redes sociales.
Por su lado, Ignacio Fernández Toxo, secretario general del sindicato CCOO, agitó este lunes la amenaza de una nueva huelga general, "inevitable", dijo, si el gobierno mantiene las medidas de rigor.
La palabra clave que causa furor desde el domingo en España, en Twitter, se llama #graciasfuncionarios, desatando una lluvia de mensajes de apoyo como "graciasfuncionarios, por educar, enseñar, curar, defender, ayudar, limpiar, conducir, SERVIR".
Después de abandonar a altas horas de la noche los escalones del Congreso de los Diputados, transformado en fortaleza detrás de barreras policiales, un millar aproximadamente de manifestantes volvieron, el lunes, frente al Parlamento.
"Es intolerable. Los problemas del Estado español no provienen de los trabajadores públicos. Es muy injusto y vergonzoso", se indigna Miguel Contreras, enfermero de 28 años proveniente de Castilla la Mancha, centro de España.
"Hay hospitales que están vacíos. Hay plantas que no se utilizan porque despiden y eliminan servicios... La esperanza es pequeña, pero quedarte sentado en casa es como facilitar que sigan haciendo lo que quieren", añadió.
En ese momento, durante la pausa del café, los funcionarios de las administraciones del centro de Madrid eran convocados, por los sindicatos, a aprovechar su media hora de libertad para ocupar las aceras.
Tras una reducción de los salarios de un 5% decidida en 2010 por el gobierno socialista, la función pública fue nuevamente duramente castigada por el gobierno de derecha al ser privados de la doble paga de Navidad, una bocanada de oxígeno equivalente a un sueldo, muy bienvenida a fin de año en los hogares españoles. Su supresión significa bajar un 7% el salario anual.
La medida se suma al aumento del IVA, que llegará al 21%, y a una reducción de las prestaciones de desempleo de 60% a 50% al cabo de seis meses. El objetivo: responder a las exigencias de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional (FMI), y reducir el déficit de España a un 6,3% este año, a un 4,5% en 2013 y a un 2,8% en 2014.
Pero con esta vuelta de tuerca, los españoles verán aún más disminuido su poder de compra y ven alejarse cualquier esperanza de una salida del túnel, en un momento en el que el país, en recesión, alcanzó un desempleo récord de casi un 25%.