Loteros, ¿un oficio en extinción? | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Febrero de 2013

Petra cotes, quien en la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez era la que realizaba las rifas en Macondo, seguramente tuvo ‘herederos’ que siguieron sus caminos para conseguir el diario vivir en distintas poblaciones de la Costa Atlántica.

 

Mucho ha cambiado desde que Petra hacía las rifas con un talonario escrito a mano. Hoy los juegos de suerte y azar son muy distintos por cuenta no sólo del avance tecnológico, sino del cambio de estilos de vida, oficios… en fin, del mundo.

Para no pocos los ‘herederos’ de la Petra macondiana han sido por muchas décadas los vendedores de lotería, pero no aquellos que hoy trabajan con computadores portátiles que imprimen los boletos, sino aquellos tradicionales, enseñados a recorrer las calles a pie buscando en cada esquina, en cada establecimiento, en cada lugar a sus acostumbrados clientes. Sin embargo, con el pasar de los años parece que ese lotero tradicional está empezando a verse menos.

 

Por ejemplo, en Colombia hace diez años había 20.000 vendedores, hoy quedan 15.0000. En la capital del país hace una década eran 5.000 familias las que vivían en torno a los juegos de azar, pero hoy quedan menos de 3.500.

¿Qué pasa? Aunque décadas atrás este era un oficio que se heredaba de padre a hijo, hoy por hoy los jóvenes no ven futuro en el negocio, pues sus progenitores no ganan lo suficiente, venden con muchas dificultades por la competencia desleal, hay muchos billetes falsos, la inseguridad creciente y, sobre todo, porque es un negocio que empieza a ser desplazado por otro tipo de juegos que, debido a que pueden acumular premios sorteo tras sorteo, terminan superando a las loterías en cuantía ofrecida a los suertudos ganadores.

 

 

Esperanzas

El subgerente de la Lotería de Bogotá. Roberto Conde Romero, explicó que mientras se trabaja para que la ley autorice acumular los premios, se realiza un proceso de cambio cultural en el mercadeo de los proyectos, Por ejemplo, los loteros después de un proceso se llamarán “Representantes de Venta de Juegos de Suerte y Azar”.

“Se disminuye la fuerza de venta, no sólo en la Lotería de Bogotá, sino a nivel nacional, en virtud a que un lotero puede vender el mismo producto de diferentes regiones. Se observa el descenso de la fuerza de venta en virtud a que los hijos de los loteros buscan otras expectativas de carácter profesional, descuidando el oficio desarrollado durante varias décadas por sus padres“, explicó el directivo.

 

Gerardo Muñoz Prieto, experto lotero con 40 años de experiencia, en diálogo con EL NUEVO SIGLO, desde su tradicional sitio en la calle 18 con carrera 9, en pleno centro de la ciudad, dijo que en los últimos diez años hay cerca de un 30 por ciento menos de loteros porque han cambiado de actividad o han fallecido.

“La crisis es porque el Gobierno nos tiene limitados, mientras Baloto hace lo que se le da la gana. Si el Gobierno deja trabajar como Baloto, las loterías volverían a renacer como hace 50 años”, indicó Muñoz Prieto, quien desde hace 8 años labora con su padre en la legendaria profesión.

Por lo mismo le toca a las loterías cuidar su recurso humano más valioso: los vendedores. En la de Bogotá, por ejemplo, se trabaja con tecnología de vanguardia para incentivar a los “Representantes de Ventas de Juego de Suerte y Azar” a seguir el oficio. Entre los incentivos están dar la posibilidad de crédito para vivienda y educación, visitas a la red comercial, capacitaciones promocionales de alto impacto, entre otros.

Los loteros son una profesión que se niega a morir y, por lo mismo, quienes viven de este oficio sólo esperan a que las condiciones legales sean, según ellos, más equitativas para poder ejercer su tarea y, logrado ello, sería posible ver en poco tiempo a personas jóvenes recorriendo calles y sitios tratando de venderle a sus clientes un golpe de suerte.