Teniendo en cuenta que hasta hace poco resultaba imposible creer que las Farc aceptaran que el poder legislativo y judicial fueran legítimos, “pero hoy aceptan que estos acuerdos –que respetan la institucionalidad nacional– pasen por el Congreso y que la Corte Constitucional los controle”, para el ministro de Justicia, Jorge Eduardo Londoño, “este es un tiempo de perdón, de no resistirse a la reconciliación a través del diálogo”.
“Debemos atrevernos a dar el paso hacia la paz”, agregó Londoño al instalar en auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango, de Bogotá, la cuarta y última jornada de Derecho Procesal ‘Código General del Proceso’.
Londoño recordó que hoy el principal tema de reflexión de la sociedad colombiana es el de la justicia, y que el reto más grande que se viene para el país en los próximos meses es el de la firma de los acuerdos de La Habana.
Ante más de 800 personas -entre magistrados, jueces, fiscales, otros funcionarios de la Rama Judicial, abogados litigantes y estudiantes de derecho- el ministro Londoño, al asegurar que si la justicia no funciona la democracia tampoco puede desarrollarse como parte del imaginario colectivo, evocó que como senador tuvo oportunidad de ser ponente de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, lo que le permitió escuchar a las víctimas en la provincia hablando de violencia y muerte.
“El 90 por ciento de esas personas perdonaba. Decían que habían sido víctimas y que no querían que las futuras generaciones lo fueran. Irónicamente, los que no perdonan son los que no han estado enfrentados a la violencia”, sostuvo.
El ministro Londoño manifestó que no quiere que sus hijos sigan hablándole a las generaciones venideras sobre la guerra y sus horrores, tal como sucedió con su abuelo, con su padre y con él mismo.
En cuanto al Código General del Proceso, Londoño dijo que este ha permeado y cambiado para bien la costumbre jurídica del país.
“Ha sido importante porque nos ha enseñado a reflexionar y a entender que la práctica oral es pertinente en una sociedad tan compleja como la que hoy tenemos. Pero su implementación necesita de un cambio de actitud y de mentalidad por parte de nuestra sociedad, que aún es muy conservadora y apegada a la tradición”, advirtió.
El alto funcionario finalizó diciendo que se hace necesario entender que estamos ante una realidad diferente, en la que el juez, más que una persona encumbrada y respaldada por el poder que le otorga el Estado, debe ser un prestador de un servicio, “alguien sencillo y humilde que entiende que la justicia es el principal valor social”.
Y confirmó que la idea es descentralizar este tipo de capacitaciones, llevarlas próximamente a las regiones con el fin de que los jueces de zonas alejadas pueden acceder a estas posibilidades de conocimiento. En Bogotá las cuatro jornadas que organizaron el Ministerio de Justicia y el Instituto Colombiano de Derecho Procesal fueron un verdadero éxito, al registrar más de 2.000 participantes.