“Llevando la vida fácil no se llega lejos" | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Junio de 2012

 

Alfonso Ocampo se llevó este año el premio al Mejor Empresario, y no es para menos.

Este caleño desde joven fue pilo y tenía un horizonte claro. "Cuando entré a estudiar Ingeniería Eléctrica a la Universidad del Valle siempre soñé con ser un Gerente General". Sueño que naturalmente cumplió pocos años después de graduarse y de realizar un Magíster en Administración en Massachussets School of Technology-MIT, de Boston, Estados Unidos. Especialización que extrañamente inició sin haberse graduado, como consecuencia del paro de las universidades públicas del país en el 70. "Me faltaba un semestre y arrancó la huelga. Pude demostrar en Boston que tenía más créditos de los que necesitaba y me recibieron". Un año después, ya sin paro, regresó para terminar su Ingeniería y continuar la Maestría.

Su primer trabajo fue en el mercado de los papeles. Propal lo recibió recién salido del horno académico para trabajar en el área financiera de la organización. Pero una empresa de flores en Bogotá le puso el ojo y se lo llevó como Vicepresidente Financiero. Del frío de la Capital volvió a la Sultana del Valle para ser, ahora sí, lo que había soñado: Gerente General de una multinacional dedicada a la producción de equipos eléctricos, en la que duró 13 años, tres de ellos en México. Sin embargo, como todo buen hijo vuelve a casa, regresó a su punto de partida. Propal le abrió nuevamente las puertas como Vicepresidente Financiero y Comercial. Y siete años después se convirtió en el Gerente General durante 12 años más. Allí pudo demostrar su gran desempeñó empresarial porque recibió “la empresa en su peor época de vacas flacas”. "La empresa tenía un endeudamiento altísimo y la gente estaba completamente desmoralizada. La consigna era el último que salga apaga la luz". Pero nadie la apagó, porque a los 5 años Propal ya había engordado las vaquitas como consecuencia de una reestructuración financiera que él desarrolló, haciendo el papel hasta de psicólogo y coach para subirle el ánimo a la gente y convencer a sus empleados de "que sí éramos capaces", dice.

 

Mejor Empresario de 2011

Actualmente, y desde hace tan solo año y medio, luego de dejar Propal, es el Gerente General del Ingenio Río Paila. En este cargo recibió el reconocimiento como Empresario del Año hace unos cuantos meses. Un reconocimiento que año tras año realiza la Universidad del Rosario. "Me llamaron a decirme que estaba entre los cinco finalistas y que una votación pública daría el nombre del ganador". Y así fue, semanas después lo llamaron nuevamente para decirle que había sido el elegido de una baraja de reyes empresariales. Sus competidores eran nadie más y nadie menos que Alfredo Carvajal, Gerente General de Carvajal S.A.; Harold Eder, Gerente de Manuelita, su competencia directa; Julián Jaramillo, Gerente de Alpina; y Darío Rey, Gerente de Productos Familia. Sin embargo, Alfonso Ocampo les ganó la partida y terminó como rey de copas. "Una de las cosas que me alegró es que de los postulados tres éramos vallecaucanos y este premio es el reconocimiento a toda una trayectoria empresarial", asegura.

Si de retos se trata, Ocampo se impone los más altos. No contento con endulzar la vida de los colombianos, ahora su meta es producir en el 2014 biocombustibles y energía. "Estamos desarrollando un plan para producir 400.000 litros diarios de etanol y estamos construyendo una planta de generación de energía", cuenta este empresario que, aunque ya está jubilado, dice que le queda energía y sobre todo ganas de trabajar unos cuantos años más. Un hombre que ya es abuelo de cinco nietos y que a sus empleados y equipos de trabajo les enseña una gran lección: "Hay que trabajar duro, porque llevando la vida fácil no se llega lejos”. Un empresario que está convencido de que lo mejor para su sector, con la firma del TLC con Estados Unidos, es la ampliación de la cuota de exportación sin aranceles de 25.000 toneladas a 75.000, eso sí sin olvidar que el jarabe de maíz a largo plazo podría ser un peligro inminente para su mercado.

Un bonachón, al que le gusta leer novelas y que la mejor empresa que ha gerenciado es la de su matrimonio de 36 años, cuya fórmula es "ser feliz y flexible", y un empresario que aunque produce azúcar, se toma el café sin dulce y no le gusta mucho el "azúcar" de Celia Cruz, porque prefiere las rancheras de Vicente Fernández.