La Constituyente chavista está a punto de celebrarse, pero la oposición se niega a la “cubanización de Venezuela”. Rodríguez Zapatero ha insinuado que existe cierta voluntad de diálogo entre las partes. Pero no ha habido ningún acercamiento confirmado, por ahora
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A cinco días de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en Venezuela los medios locales reportan cómo la gente llena sus despensas de comida ante un eventual brote de violencia. Mientras, Nicolás Maduro insiste en que el domingo 30 de julio celebrará las elecciones a la Asamblea, aunque ha insinuado que está abierto a un diálogo con la oposición, quien, de momento, dice que no ha existido ningún acercamiento.
Con poca fuerza, la Constituyente de Maduro se va quedando sin aliados. No sólo ha perdido apoyo por su ilegítima convocatoria, sino que el chavismo además no ha sido capaz de explicar de manera uniforme que busca con su celebración.
Maduro dice que la Constituyente se hace, especialmente, para traer paz y beneficios sociales. Pero los que le siguen en la jerarquía oficialista –que, en realidad, mandan más que él- reiteran que la ANC, como explicó Diosdado Cabello, busca reorganizar el Ministerio Público –Fiscalía-, clausurar la Asamblea Nacional (como en Cuba) y, en sus propias palabras, hacer “indevolvible” el proyecto de Hugo Chávez.
En medio de la confusión chavista, la oposición califica la Constituyente de una manera simple: la cubanización de Venezuela. Dice que es la puerta para que el régimen desconozca, con constitución en mano, todas las garantías democráticas y económicas, eliminando, por ejemplo, la propiedad privada.
Pese a insinuar una posible cancelación, Maduro ha dicho en su última aparición en público que “la Constituyente va llueve, truene o relampaguee”. En contravía, la oposición, al mejor estilo de los promotores del No en el Referendo contra Augusto Pinochet en Chile, han hecho énfasis en el “no va”.
El Gobierno, que no cuenta con el apoyo popular esperado para este tipo de consultas, ha lanzado la “maquinaria 4x4”. Esta busca incentivar –obligar- a cada miembro de las bases comunitaria del chavismo a que lleve el menos 10 votantes a las urnas el próximo domingo. Como parte de esta estrategia, también hay un censo para la distribución de alimentos y un proceso de carnetización para verificar quien vota y, en caso de no hacerlo, perder beneficios.
Frías negociaciones
El lunes, en un encuentro en la casa de Leopoldo López, quien cumple una pena por supuesta instigación pública en 2014, el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero se reunió con el líder político y el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Fredy Guevara.
Zapatero, uno de los voceros que intentó fallidamente liderar el proceso de diálogo entre oposición y oficialismo en 2015, dijo que han existido pequeños acercamientos con las partes para iniciar una negociación. Pero su declaración quedó allí. “No hay una alternativa al diálogo y a la búsqueda del consenso. Cualquier alternativa es un conflicto grave, muy grave”, dijo el exmandatario.
El punto más complejo para negociar sería la celebración de elecciones generales previstas en diciembre de 2018. ¿Aceptaría el chavismo adelantar la elección?
Se especula que el chavismo es el más interesado en negociar con la oposición ante la inestabilidad política y social que enfrenta el país. Al cierre de la reunión en la casa de López, el diputado Guevara explicó que hasta el momento no ha habido ningún tipo de conversación con Maduro, pero reiteró que “ojalá que el régimen tenga la sensatez” de no celebrar la Constituyente. Lo que, para algunos, dejó la puerta abierta a un eventual diálogo siempre y cuando se cancele la misma.
A este punto la negociación parece la única salida en Venezuela. Analistas como Luis Vicente León, uno de los más renombrados del país, definen la situación de la siguiente manera: “una negociación imperfecta será infinitamente mejor que una guerra civil y un país bloqueado”.
Las horas pasan y el miedo se apodera de los venezolanos, tanto de oficialistas como de opositores. Ninguna de las partes ha tomado la iniciativa, de momento. Pese a la coyuntura, la agenda, si se llegan a sentar, debe ser viable y efectiva.
Por los hechos de los últimos días, la iniciativa, al parecer, está en manos del chavismo. Si este echa para atrás la Constituyente daría el primer paso para rescatar la voluntad opositor de buscar una salida negociada. Este escenario, de momento, no se ha presentado, pero dentro de la baraja del oficialismo es una opción más que necesaria.
La oposición, por su parte, debe ser consciente que en una negociación las peticiones expuestas sobre la mesa deben ser viables. En la dirigencia opositora, como contó este Diario el domingo pasado, existe una tendencia que exige que Maduro deje del poder de inmediato y se instaure un gobierno transitorio de inmediato.
Ante un eventual diálogo, este tipo de exigencias, según los expertos, pueden dañar la débil negociación. ¿Qué pediría la oposición, entonces? Eventualmente podría exigir el cumplimiento del calendario fijado en las negociaciones fallidas: liberación de todos los presos políticos, apertura de un canal humanitario y cumplimiento del calendario electoral.
Pero, de ser aceptada esta agenda, el punto más complejo para negociar sería la celebración de elecciones generales previstas por calendario para diciembre de 2018. La oposición muy seguramente no aceptaría que Maduro se mantenga en el poder un año y medio más. ¿Aceptaría el chavismo adelantar la elección?
Este escenario, sin embargo, siguen siendo especulativo y la Constituyente “va” por intención del chavismo. Ante su inminente celebración –por ahora-, cerca de 25.000 venezolanos han cruzado la frontera por día, según Christian Krüger, director de Migración Colombia, en una especia de “migración circular”: entran, se abastecen de alimentos y víveres y retornan a su país. Nuevamente, Maduro atacó al presidente Juan Manuel Santos ayer. “Es una sanguijuela”, le dijo.
Hoy la oposición ha citado a una huelga general que empezará a las 9 AM y culminará el viernes a la misma hora (48 horas). Ese mismo día está prevista “la toma de Caracas”, una suerte de gran marcha en los que todos los sectores del país están invitados a la capital del país. Venezuela está paralizada. ¿Llegó el momento del diálogo?
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