Portugal se despertó con un nuevo banco nacido de la parte sana del Banco Espírito Santo, rescatado por el Estado portugués y sus competidores, mientras los activos tóxicos han quedado en manos de sus accionistas.
Bautizada "Novo Banco", la nueva entidad ha recibido un inyección de capital de 4.900 millones de euros, de ellos 4.400 procedentes del fondo de 12.000 millones concedido para recapitalizar a los bancos en el marco de la ayuda concedida a Portugal en mayo de 2011 por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Los 500 millones restantes los ha aportado el Fondo de Resolución alimentado por los bancos portugueses creado en 2012 a demanda de la troika UE-BCE (Banco Central Europeo)-FMI para hacer frente a la crisis.
Esta solución estaba siendo bien recibida por los mercados. Mientras las acciones del Banco Espírito Santo estaban suspendidas de cotización, la Bolsa de Lisboa subía 1,54% a primeras horas de la tarde y los intereses del bono de deuda portugués a diez años caían a 3,627% contra el 3,701% del viernes.
"El plan de ayuda es positivo porque hay un verdadero reparto entre los accionistas y los tenedores de deuda subordinada por un lado, y el Estado que recurre a una parte de sus reservas para recapitalizar el nuevo banco", comentó a la AFP Alan Lemangnen, economista de Natixis.
- Nuevas reglas europeas -
Mientras llega la Unión Bancaria, las reglas europeas ya prevén que accionistas y acreedores no prioritarios contribuyan al rescate de un banco antes de que se recurra a la ayuda del Estado.
Por ello, no es de sorprender que los pequeños accionistas del BES estén furiosos. "Están indignados y se sienten impotentes. Han perdido la confianza en el sistema financiero", dijo a la AFP el presidente de la Asociación de Inversores del Mercado de Capitales Octavio Viana.
El banco francés Crédit Agricole, segundo accionista tras la familia Espírito Santo, no ha reaccionado tras haber aprovechado el último aumento de capital realizado en mayo para reducir su participación del 20,1% al 14,6%.
Con el apoyo del gobierno y de las autoridades europeas, el Banco de Portugal anunció el domingo por la noche que el nuevo banco que agrupa los activos sanos del BES será propiedad del Fondo de Resolución de Bancos, que tendrá que reembolsar al Estado el préstamo de 4.400 millones de euros cuando venda la entidad.
Se trata del primer banco privado del país que ha sido dividido en dos entidades para permitir aislar los "activos problemáticos" en el seno de una estructura que se encargará de deshacerse de ellos.
- 'Financiación fraudulenta' -
Entre los activos tóxicos figuran la deuda de alto riesgo de los tres principales holdings de la familia Espírito Santo, que presentaron concurso de acreedores ante las autoridades de Luxemburgo, y las partes de la filial del BES en Angola.
El desmoronamiento de este imperio familiar presente también en el sector de los seguros, el inmobiliario, el turismo y la salud, fue provocado al descubrirse que operaba un "mecanismo de financiación fraudulento en el seno de las sociedades del grupo", denunció el gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa.
"Era urgente adoptar una solución para garantizar la protección de los depósitos y la estabilidad del sistema bancario", explicó al referirse al "riesgo de suspensión de pagos" del BES, lo que "habría puesto en peligro el sistema financiero nacional".
"Se han disipado las incertidumbres que amenazaban a la institución en los últimos tiempos", dijo en un comunicado el presidente del "Novo Banco", Vitor Bento.
Este reputado economista asumió las riendas del BES a mediados de julio tras la destitución de Ricardo Salgado, acusado de blanqueo de dinero y evasión fiscal.
Desde entonces, el banco anunció una pérdida trimestral récord de 3.570 millones de euros por su exposición a la deuda del resto del grupo Espírito Santo, obligando a las autoridades a intervenir