Tras 20 años de haber sido promulgada, la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación es evaluada en el seminario permanente que comenzó el fin de semana en la Faculta de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional sede Bogotá.
Directivos, educadores, investigadores y estudiantes comenzaron un análisis a profundidad sobre la calidad, cobertura, evaluación, financiación, entre otros aspectos.
Sobre los logros de la Ley y los retos de esta, catedráticos consultados por este Diario coincidieron en afirmar que esta caducó y es necesaria una reforma.
Para Isaac Torres, historiador e investigador de la Universidad Nacional, los estudiantes del siglo XXI son instruidos con estructuras del siglo pasado.
“La Ley fue pensada para el siglo XX. Eso muestra que no solo por transformaciones sino por tiempo, la Ley debe ser otra. Hemos encontrado demasiadas falencias en el modelo de educación. Lo que se pensó frente a que inicialmente podría ser un marco reformador a esta fecha caducó y nos obliga a repensarnos sobre los nuevos modelos de aprendizaje”, explicó Torres.
El investigador dijo que lo primero que debe hacer el sistema educativo es actualizarse en nuevas tecnologías porque los jóvenes de hoy aprenden de una manera diferente a las generaciones de hace dos o tres décadas.
“Aunque suene extraño lo primero que tenemos que hacer es alfabetizar nuestros docentes con las nuevas tecnologías, estas son el reemplazo de la tiza y el acrílico. El concepto de aprendizaje de los muchachos de ahora, con la aparición de las nuevas tecnologías, van mucho más allá del viejo esquema del aula", precisó.
Evaluación
La evaluación de los estudiantes es otro tema en el que los especialistas consideraron que existen graves falencias.
En este punto Rafael Rodríguez, decano de Ciencias de la Educación de la Universidad Libre, señaló que los contenidos que se enseñan y los que se evalúan deben relacionarse con las realidades de la sociedad.
“Independiente de que nos vaya bien o mal, debemos trabajar las pruebas como un sistema, preguntarnos ¿cuál es la coherencia?, ¿a qué necesidades de la sociedad responde toda esa condición formativa? El sistema debe ser consistente, todos los elementos que lo componen deben relacionarse. Hasta dónde el sistema es pertinente”, anotó Rodríguez.
Ante los malos resultados de los bachilleres colombianos en las pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), Augusto Carrillo Sabogal, secretario académico de Facultad de Ciencias Sociales Humanas de la Universidad Nacional, consideró que si no hay una mejora simultánea de las condiciones de estudiantes, profesores y planteles, no mejorarán los resultados.
“La cuestión es que para que haya calidad realmente debe haber un verdadero sistema, la ley debe funcionar, las condiciones de estudiantes, las condiciones de los profesores y de las instalaciones educativas deben adecuarse.Hay preocupación por la cobertura, pero no por la calidad. De meterle calidad, se afectaría la cobertura si las condiciones de las instituciones y de los profesores no cambian”, señaló.
En este tema el Decano Rodríguez reconoció que la Ley 115 fue acertada cuando integró las evaluaciones sistemáticas.
“Todo lo que implicó la mirada global al sistema de evaluación tocó tres tipos de evaluación: la institucional, la evaluación regular y la particular. Estos trabajos de sistematizar evaluaciones periódicas en las instituciones es un buen avance”, señaló.
No obstante, dijo que “surgieron pequeños sobresaltos como normas que son expedidas luego de la Ley 115. Ahí hay un proceso de mirada de la evaluación que todavía estamos en mora de hacer”.
Flexibilización
Por su parte, Torres dijo que los profesores también deben flexibilizarse a la hora de ser evaluados.
“Por qué el temor de los docentes y de las instituciones a ser evaluados cuando su naturaleza ha sido evaluar. Ahí toca hacer una estructuración muy fuerte, que el docente esté evaluando y autoevaluando constantemente y que se le esté capacitando. En eso nos hemos quedado cortos”, enfatizó el catedrático.
Lo anterior está relacionado con la reforma al Magisterio donde Carrillo cuestionó que los educadores siguen siendo reticentes a actualizarse.
“Más allá de lo sindical y de lo laboral, el profesorado que está saliendo tiene una resistencia a adaptarse a las exigencias de hoy, a las pedagogías. Las facultades de educación están formando para hace 30 años y no para dentro de 20. Eso es muy grave. Eso hace que no avancemos”, puntualizó.
Educación media
Sobre otros temas como la reforma a la educación, el Secretario Académico de la Facultad de Ciencias Sociales Humanas de la Universidad Nacional señaló que uno de los obstáculos son los mismos profesores.
“La Ley consolidó un proceso de las iniciativas de los profesores de los años ochenta. En esa época los profesores querían cambiar la educación pero las normas no los dejaban. Mi interpretación es que hoy en día la situación se ha vuelto un poco a la inversa. La norma se adecuó en gran medida a esos requerimientos de los profesores, se hizo más flexible, más amplia, y sin embargo ahora son los profesores quienes no quieren modificar sus prácticas”, explicó.
En relación a la educación media se advirtió que sigue habiendo un vacío que no ha sido posible solucionar.
“El vacío de la educación media. No ha sido claro el papel que juega la educación media. Hemos buscado políticas de acercamiento entre los estudiantes de noveno, décimo y once con la universidad. Desde la gran reforma del 68 del presidente Lleras con los institutos nacionales de educación media, no se ha vuelto a tocar”, concluyó Rodríguez.
Frente al Estatuto docente, los especialistas coincidieron en decir que es urgente definir un solo código.