Turquía vota este domingo en unas elecciones legislativas que serán una prueba para el partido en el poder del presidente islamo conservador Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde 2002, que si gana los comicios quiere aprobar una nueva constitución.

El Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) tiene asegurada la victoria en los comicios del 7 de junio pero su popularidad está en declive a causa del freno de la economía y de las críticas por su actitud cada vez más autoritaria.

La mayoría de los sondeos dan al AKP entre un 40% y un 42% de intención de voto, un retroceso en relación al 50% de las legislativas de 2011.

Erdogan, que fue primer ministro durante once años, fue elegido jefe del Estado el pasado mes agosto y le sucedió en el cargo Ahmet Davutoglu, exministro de Relaciones Exteriores.

A pesar de que la constitución le atribuye un papel "por encima de los partidos", Erdogan quiere llevar a Turquía a un régimen presidencialista y ha convertido las elecciones del 7 de junio en un referéndum sobre sus ambiciones.

El régimen actual es "un obstáculo para el cambio" y convierte a Turquía en "un automóvil que renquea porque su depósito está vacío", dijo Erdogan en un discurso, recalcando que "hay que dar 400 diputados al partido que defiende el sistema presidencial".

Si el AKP consigue los dos tercios (367) de los 550 escaños, podrá votar en solitario la reforma para reforzar los poderes del jefe del Estado. Si sólo obtiene 330 diputados, podrá someterla a referéndum.

 - La llave, en manos de los kurdos -

En este contexto, la entrada del principal movimiento kurdo, el Partido Democrático del Pueblo (HDP), en el parlamento podría ser determinante para los planes de Erdogan. Para entrar en la asamblea, los partidos necesitan obtener más del 10% de los votos a nivel nacional.

"Si el HDP franquea la barrera, al partido en el poder le será imposible obtener 330 escaños y cambiar la constitución. Si no pasa, sus votos serán redistribuidos y el AKP acabará con una gran mayoría", resume Soli Özel, profesor de ciencias políticas en la universidad Kadir Has de Estambul.

La minoría kurda, que reúne al 20% de la población del país, ha sido hasta ahora fuente de votos para el AKP pero esta vez podría inclinarse por el HDP, según los analistas.

Los otros dos grandes partidos de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP, de derechas), incidieron en su campaña en la desaceleración de la economía.

El desempleo está a su nivel más alto en cinco años, la inflación es elevada, la moneda está debilitada y el crecimiento de menos del 3% queda muy lejos del de los años en que era superior al 8%.

Erdogan ha contraatacado con un discurso sobre el orgullo nacional y la religión, aunque la personalización de las elecciones no convence a todo el mundo dentro de su partido y algunos militantes han lamentado su "arrogancia".

"El 8 de junio, Turquía podría despertarse con un gobierno de coalición", consideró el columnista Abdulkadir Selvi en el diario Yeni Safak.