Lecciones de la constituyente que no fue | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Julio de 2012

La polémica por el proyecto del senador Vélez, el presunto apoyo vicepresidencial, el desmentido presidencial y los daños colaterales.

 

1.   FANTASMA REELECCIONISTA. Más allá de cuál sea el temario que se proponga para cualquier convocatoria a una constituyente, lo cierto es que cada vez que este tema se plantea asoma el debate en torno a si a través de ella se podría estar colando la posibilidad de que el ex presidente Álvaro Uribe pueda habilitarse para postularse a un tercer periodo. Esa polémica se sobrepone a otros temas de fondo, como quedó en evidencia con la propuesta del senador Juan Carlos Vélez, que tuvo más eco que la del representante -también uribista- Miguel Gómez, que propone anular la reelección.

2.   COALICIÓN SANTISTA. La forma en que la mayoría de los partidos políticos de la Unidad Nacional fueron tomando posiciones frente a la posibilidad de una constituyente evidencia que el uribismo no tiene mayor eco en la coalición y que el santismo, por encima de los roces y fisuras que quedaron tras el escándalo de la reforma a la Justicia, continúa predominando. Ello tiene una gran implicación, puesto que era evidente que la constituyente es la única forma de viabilizar una candidatura de Uribe y frente a ello, sus antiguos aliados le cerraron paso a esa eventualidad automáticamente.

3.   LAS DUDAS DE LA U. Sorprendieron las declaraciones del saliente presidente de este partido senador Juan Lozano, en torno a que los dos proyectos de constituyente (originados en dos parlamentarios uribistas) deberán ser analizados por la colectividad. Para nadie es un secreto que Uribe ha proyectado a Lozano como eventual presidenciable en 2014. Sin embargo, el grueso de la bancada, con el presidente del Congreso a la cabeza, descartaron esa posibilidad e incluso se atrevieron a considerar que quien la apoyara estaría traicionando al Gobierno y alineándose con la disidencia anunciada por Uribe y su coalición de “Puro Centro Democrático”.

4.   REELECCIÓN EN DUDA. El hecho de que el grueso de la coalición de Unidad Nacional haya descartado la viabilidad de una constituyente, en modo alguno se puede interpretar como un espaldarazo automático a una posible candidatura reeleccionista de Santos. Todo lo contrario, se puede decir que conservadores, liberales, Cambio y los verdes dieron muestras esta semana de que las cartas para la sucesión en la Casa de Nariño en 2014 aún no están echadas y que, contrario a lo que pasaba meses atrás, la posibilidad de que se jueguen tempraneramente por Santos está cada día más lejana.

5.   GARZÓN, IMPREDECIBLE. Cada vez queda más claro que el papel del Vicepresidente es muy incierto y que ello genera un amplio margen de desconfianza al interior del Gobierno. Es obvio, entonces, que la posibilidad de que Garzón pueda llegar a ser el compañero de fórmula de Santos en caso de que éste busque repetir en la Casa de Nariño, se está complicando cada día más, y de ello parecen estar muy conscientes ambos. Aunque no hay claridad de qué tanto Garzón es cercano al uribismo o podría ser una carta presidenciable de éste, en el santismo genera mucha, mucha desconfianza.

6.   MAL CON TODOS. La intervención de Garzón en el tema de la constituyente, primero con la afirmación de Vélez de que aquel le había respaldado, y luego con el desmentido presidencial, terminó fatalmente. Al final en el santismo persiste la percepción de que el Vicepresidente estuvo al borde de la traición, y en el uribismo quedó la sensación de que Garzón se terminó echando para atrás al ver el tamaño de la reacción negativa de la coalición al tema de la constituyente. Incluso entre los independientes la figura de Garzón ha perdido mucho terreno.

7.   FIGURA BAJO LA LUPA. El principal daño colateral de todo el debate en torno a la constituyente terminó recayendo sobre la figura de la Vicepresidencia de la República. La posibilidad de que se piense seriamente en anular esta instancia y volver a la del Designado se abre cada vez más paso. El propio Santos la planteó semanas atrás, en el Congreso se escucharon muchas voces a favor de esa opción en estos días y, como si fuera poco, en la opinión pública es creciente el debate en torno a cuál es la utilidad de un cargo permanente que no tiene función específica distinta a la de reemplazar al Jefe de Estado en caso de una ausencia definitiva de éste.

8.   REFORMA A LA JUSTICIA. Es innegable que por más que se requiere un ajuste a esta Rama del Poder Público, la posibilidad de que se concrete es cada día más lejana, porque la opinión pública no confía en el Congreso para que la tramite, como tampoco parece dispuesta a dar paso a una constituyente con ese objetivo, pues teme que a su sombra se cuelen otros temas. Así las cosas, la única forma de ajustar, al menos parcialmente, la Rama Judicial termina siendo la vía señalada por la nueva Ministra del ramo: con mecanismos reglamentarios, más legales y menos constitucionales.