La mesa de Quito y el medio ambiente | El Nuevo Siglo
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Sábado, 30 de Septiembre de 2017
Alvaro Sánchez
El problema más grave es el efecto destructor de las reservas naturales de agua dulce, generado por la contaminación irreversible del vital líquido

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Cuesta trabajo ser optimista en cuanto a los logros que se puedan obtener en materia ambiental en las negociaciones de paz que se están celebrando en Quito, cuesta trabajo por cuanto las acciones del ELN contra nuestros ecosistemas muestran una falta total de sensibilidad y de respeto por nuestros ecosistemas. Tengo, como la mayoría de los colombianos, altas expectativas con respecto a la paz y al desarrollo que esta podría generar en nuestro país, pero no obstante mantengo una gran preocupación por la ausencia del tema en la mesa de negociaciones con una de las guerrillas más destructoras de las riquezas naturales del planeta.

El fondo del problema no radica solamente en la extinción paulatina de la fauna, que está generando la actividad destructiva de este movimiento; el problema más grave es el efecto destructor de las reservas naturales de agua dulce, generado por la contaminación irreversible del agua, la deforestación masiva y la crisis social derivada de la necesidad de generar medios de vida adecuados  para un sinnúmero de personas que solo saben vivir en las selvas. El fondo del asunto está en generar medios de vida, en ese entorno, respetando las costumbres y sin afectar los ecosistemas ¿Será posible?

¿De qué daños ambientales estamos hablando? Desde el entendido de que la guerrilla está conformada a nivel raso por personas que tienen la costumbre de vivir en zonas selváticas, y que no tienen un nivel cultural promedio alto, y aun asumiendo que en ellas seguirán tratando de practicar negocios que hoy por hoy son su fuente de sustento tales como explotación maderera, la caza, la degradación de zonas boscosas para establecer diversos tipos de cultivos, la minería y el bio-comercio ilegal, entre otros.

Entonces surge la pregunta de ¿Qué debe hacer el gobierno nacional para evitar la continuidad del daño ecológico en un posible escenario de paz? Y la respuesta es; atacar las variables que nos hagan propensos a esta. Las principales variables son quizá las siguientes; se debería evitar generar cambios drásticos en el hábitat de las personas reinsertadas, se deberán establecer proyectos productivos y sustentables que les permitan vivir con dignidad y mantener adecuadamente a sus familias, por último se deben establecer proyectos específicos para cada zona y comunidad en general no pueden ser proyectos tipo por ser de difícil adaptación a los diferentes entornos.

Otro aspecto fundamental es la voluntad política, me refiero a la del gobierno, obviamente, pero también a la de la guerrilla, sin ella cualquier esfuerzo sería en balde. Se requiere establecer un programa serio de pago por servicios ambientales y por los servicios ecosistemicos, esto hará un negocio de la conservación de los ecosistemas y redundará en una tranquilidad de los mismos, de la sociedad y de los reinsertados. De esta forma podremos convertir al grupo alzado en armas que lucha contra el Estado en un grupo desarmado que combata a favor del planeta, así como cambiar un grupo depredador de los ecosistemas en uno protector de los mismos.

Creo sinceramente que este tema es tan o más importante que otros en el logro de una paz negociada para el país, que permita garantizar que en un escenario de posconflicto exista voluntad de reparación, control adecuado del Estado y recursos para la reparación. No dejará de partir cualquier esperanza al respecto de un acto de contrición del ELN en el que suprima los atentados criminales a la infraestructura petrolera y la depredación causada por la minería ilegal; cualquier otro acuerdo atentará directamente contra nuestra riqueza ambiental.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255

 

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