La famosa Sala Administrativa. En los más encumbrados estrados judiciales también se dan los distanciamientos, especialmente en la tan controvertida y cuestionada Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, la misma que se salvó de ser eliminada al colapsar la desastrosa reforma a la justicia que le tocó abortar al gobierno del presidente Santos.
Un bloque de la Jurisdicción. En la citada Sala se ha creado el llamado “bloque de la jurisdicción”, que está integrado por los nuevos magistrados o, mejor, consejeros, por cuanto no tienen funciones de falladores, los cuales fueron designados por la Corte Suprema de Justicia. Son ellos Pedro Munar, Francisco Ricaurte y Ricardo Monroy, quienes imponen sus posiciones a bordo de la sala, en donde el consejero Néstor Raúl Correa ejerce la triste condición de “convidado de piedra”, al verse arrinconado por sus colegas, posiblemente por su demasiado protagonismo e ingenuidad en algunos de sus planteamientos a través de los medios.
Una discriminación. De igual manera surge un descontento por las incoherencias de la sala, por el sistema que se viene adoptando en la elaboración de las listas para proveer vacantes en el Consejo de Estado y la Corte Suprema, hasta el punto de imponer vetos a quienes siendo funcionarios de dicha sala aspiran como magistrados, por considerar que no sería bien visto que ellos, como superiores, los incluyan en lista, olvidando que la que elige es otra corporación, desconociendo así un derecho constitucional. Pero lo censurable es que esa posición no sea general, y la apliquen para unos y no para otros, en casos recientes, como el de la jurista Sandra González Velasco, a quien vimos por la TV en una inteligente alocución.
La apetecida dirección ejecutiva. La expectativa se centra en la actuación de esta sala en la escogencia del nuevo Director Ejecutivo de la Rama Judicial, de una terna enviada por la Comisión interinstitucional, interinidad que data desde hace más de tres años, por las inconsistencias y errores en la elaboración de las ternas, con personas que no reunían los requisitos de ley. Llama la atención una convocatoria de última hora para completar la terna, cuando se pudo acudir a otros aspirantes inscritos de tiempo atrás.
Unos interrogantes. En el Palacio de Justicia alguna gente se pregunta si sería que se quería una inscripción de última hora. También se pregunta en el ámbito jurídico si habrá algún tipo de impedimento, teniendo en cuenta que la persona con la que se completó la terna cumplirá próximamente los 65 años, edad de retiro forzoso de la Rama Judicial.
Todo lo anterior se pone de presente porque la justicia en Colombia tocó fondo y su crisis innegable es estructural. O si no que lo digan los estudiosos del derecho, tratadistas, académicos litigantes de prestigio, si estarían dispuestos o interesados en formar parte de una de las altas Cortes de Colombia tan desacreditadas como aparecen en todos los sondeos de opinión.