La constitución no es para ángeles, sostuvo el recién electo magistrado Luis Guillermo Guerrero.
“Yo no diría que es para ángeles, en la medida que se aluda con esa expresión a una Constitución abstracta, desconectada de la realidad”, precisó.
“Por el contrario”, agregó, “considero que la Constitución es un instrumento y un cauce para la vida colectiva y que de lo que se trata es de tener una base firme a partir de la cual los actores políticos y sociales puedan desarrollar el escenario que a cada quien le corresponda”.
De otra parte, Guerrero expresó que “la calificación de liberal o conservador, como concepción política o como orientación ideológica, no puede servir para calificar o descalificar a una persona en su compromiso con la Constitución”.
EL NUEVO SIGLO: ¿Soñó alguna vez con llegar al cargo de Magistrado de la Corte?
LUIS GUILLERMO GUERRERO:La verdad es que sí. Es una aspiración que quienes estamos en el Derecho Constitucional tenemos siempre latente. Es una posibilidad bastante difícil.
La Corte se integra por 9 magistrados y habiendo tantos abogados que se interesan por lo temas constitucionales no es fácil llegar a la Corte. Pero sí era una vocación que tenía yo por llegar a esta magistratura.
ENS: ¿Cuál es el concepto de familia que se tiene en la Corte?
LGG:Yo preferiría, sobre temas puntuales, no pronunciarme.
Fui muy cauto durante mi tiempo de aspiración y creo que debo serlo más ahora, porque son temas que están sobre la mesa en decisiones pendientes en la Corte Constitucional y prefiero no dar declaraciones distintas de aquellas que se den en el transcurso de los debates en la propia Corte.
ENS: ¿Pero usted defenderá lo que dice la Constitución?
LGG:Pues, digamos que participé de la Constitución desde el proceso mismo de su concepción. Estuve en la Asamblea Constituyente de 1991 y desde allí he venido vinculado siempre en temas de desarrollo de la Constitución en distintos frentes.
ENS: ¿Cuál es su posición frente al aborto?
LGG:Le repito: sobre todos esos temas hay pronunciamientos de la Corte que el país conoce y prefiero mantener prudencia, porque la principal virtud del juez es precisamente su neutralidad, imparcialidad frente a los temas y cualquier pronunciamiento que uno haga en un escenario distinto puede comprometer esa independencia y esa imparcialidad.
ENS: Pero usted participó en varias sentencias…
LGG:Yo he trabajado muchos temas tanto en sentencias de constitucionalidad, como en sentencias de tutela.
El trabajo de los magistrados auxiliares es de apoyo a los titulares y ese equipo trabaja y prepara las ponencias sobre muy variados temas.
Salió un tema de protección de parejas del mismo sexo, en temas patrimoniales, de participación, de consultas previas con las comunidades indígenas, en temas de la protección de la salud a ciertos sectores de la población.
Han sido muchos los escenarios. La Corte tiene una dinámica muy grande y por aquí transitan muchos temas.
ENS: Su elección dio lugar a una polémica sobre el carácter liberal o conservador de la Corte Constitucional. ¿Cree que existen tales bloques o tendencias en sus fallos y jurisprudencias?
LGG:Sobre eso yo he señalado dos cosas. La primera es que la calificación de liberal o conservador, como concepción política o como orientación ideológica, no puede servir para calificar o descalificar a una persona en su compromiso con la Constitución.
Sobre eso he dicho que la Constituyente de 1991, un escenario de diálogo de distintas tendencias políticas y sociales, pues ahí hubo presencia de liberales, de conservadores, personas de izquierda y de movimientos sociales, y todas esas personas de esas tendencias dialogaron en la construcción de un consenso, que es el que quedó recogido precisamente en la Constitución.
Por esa razón no se puede hablar que la defensa de la Constitución sea patrimonio de una fuerza política o de una orientación política, sino que es patrimonio de todos los colombianos. Y todos podemos concurrir a esa defensa de la Constitución.
He dicho también, al margen de ese origen que pueda tener uno desde el punto de vista político, que lo que importa es el compromiso que uno muestre con la Constitución y que ese compromiso en mi caso se muestra por medio de 20 años de servicio.
Entonces ahí se aprecian claros matices en la interpretación de la Constitución, pero sobre la base de los compromisos, los valores, los postulados en materia de derechos y la estructura del Estado que la Constitución ha fijado.
ENS: ¿Su llegada a la Corte cambiará el tono político-ideológico de la jurisprudencia o los fallos?
LGG:En eso yo he dicho también que no me gusta hacer calificaciones a priori de lo que pueda ser mi papel en la Corte.
Yo creo que esa es una función que deben cumplir quienes analizan los temas constitucionales desde afuera, quienes miran a la Corte, quienes hacen el seguimiento de sus decisiones, quienes evalúan un poco la conducta y la línea de los magistrados, que son quienes hacen esos análisis un poco científicos, digamos de ciencias políticas, un poco sobre le constitución de la Corte, los equilibrios que se presenten en ella, las alteraciones que se den en esos balances.
Se trata ciertamente de procesos dinámicos y hay, por supuesto, matices, pero insisto: la calificación la deben hacer desde afuera, un poco sobre la base de la conducta de los magistrados.
ENS: En los análisis sobre los 20 años de la Carta salió a relucir la eterna frase de que la Constitución colombiana es “para ángeles”. ¿Está de acuerdo?
LGG:Yo no diría que es para ángeles, en la medida que se aluda con esa expresión a una Constitución abstracta, desconectada de la realidad.
Por el contrario, considero que la Constitución es un instrumento y un cauce para la vida colectiva y que de lo que se trata es de tener una base firme a partir de la cual los actores políticos y sociales puedan desarrollar el escenario que a cada quien le corresponda.
Entonces yo no creería que sea una Constitución para ángeles. Creo que ha tenido muchas bondades y muchos impactos positivos en temas como apertura democrática, en temas como reconocimiento de derechos, en temas como avances en sectores tradicionalmente marginados.
Creo que es una Constitución que sí le ha dado respuestas al país y de ahí el compromiso, reitero, frente a esa Carta Política.
ENS: ¿A 21 años de la vigencia de la Carta, cuáles cree que son sus principales avances y cuáles de sus mandatos están a medio camino?
LGG:Yo creo que en Colombia el tema de la desigualdad y el tema de la pobreza son temas todavía angustiantes y hay circunstancias de la vida nacional que, abonadas a los fenómenos de violencia y al tema del desplazamiento, realmente requieren una convocatoria de todas las fuerzas sociales para que esa promesa de reconciliación y de paz, en la que consiste la Constitución, pueda materializarse.
Yo creo que ahí hay esfuerzos que se están haciendo y que hay que seguir haciendo. Los colombianos tenemos, todos, la esperanza de que nuestra Carta fundamental sirva para aclimatar definitivamente la paz en Colombia y que se cimiente sobre la superación de la pobreza y de las desigualdades.
ENS: ¿Qué responde a quienes insisten en que la Carta tiene todavía muchos derechos en el papel pero que en la práctica siguen incumpliéndose?
LGG:Yo creo que el hecho mismo de incorporar en la Constitución los derechos es ya un avance, porque señala un camino.
Hay cierto tipo de derechos que por su naturaleza tienen una eficacia más inmediata a partir de la Constitución y hay otros derechos que marcan la necesidad de un compromiso social, porque significa destinación de recursos, la creación de una infraestructura para la prestación de un servicio y que en eso la Corte Constitucional ha sido muy enfática en señalar la necesidad de que el Estado actúe para dar respuesta y para llenar de contenido a esos derechos económicos, sociales y culturales, derechos como la salud, la vivienda, que implican gastos, que implican destinación de recursos, pero que a su vez responde a necesidades vitales de las personas y, por consiguiente, requieren atención urgente.
ENS: Los autos de la Corte sobre las obligaciones del Estado para solucionar algunas problemáticas puntuales de la ciudadanía han tenido, según algunos críticos, un cumplimiento lento y medio. ¿Cómo hacer para que el cumplimiento sea más rápido y eficaz?
LGG:En eso insisto: la Constitución es un escenario para la actuación de distintos actores sociales y políticos. Y creo que los órganos de configuración política, el Gobierno y el Congreso, tienen que adelantar las medidas que sean necesarias para darles contenido y hacer efectivos esos derechos.
La Corte Constitucional ha obrado en el ámbito de sus competencias, cuando sea necesario, para impulsar esos procesos, para hacer conocimientos concretos de derecho cuando haya afectación de los mismos, pero creo que la determinación y la actividad más grande está en esos órganos de configuración política y en la propia sociedad que debe ser consciente de la necesidad de avanzar rápidamente en la satisfacción de esos derechos para logar esa aclimatación de la paz en Colombia.
ENS: Usted fue protagonista en el nacimiento de la acción de tutela, incluso en el cambio de la propuesta inicial de recurso de amparo. Hoy la tutelitis genera gran congestión en los despachos: ¿Cree necesarias reformas a este mecanismo? ¿Cómo frenar la tutelitis?
LGG:Yo respeto los órganos de configuración política. Son los cuerpos políticos quienes deciden impulsar o no reformas.
Pero, en principio, yo creo que la tutela fue concebida por un escenario ampliamente garantista y de ahí la apertura de que toda persona pueda acudir ante cualquier juez a plantear una protección de los derechos fundamentales.
En ese diseño se tuvo en cuenta también el riesgo y el peligro de que se desborde la actuación y por eso se contempló la vía de la revisión eventual de la Corte Constitucional.
Creo que fundamentalmente esa vía, es decir la actuación de la Corte Constitucional, es la que puede fijar el cauce de la acción de la tutela, evitar un desbordamiento, evitar que la tutela se utilice para fines que no fueron los que le dieron origen y que señalen un derrotero para la conducta de los jueces en la protección de los derechos.
ENS:Algunos teóricos del Derecho sostienen que la jurisprudencia de la Corte debería tener un mayor alcance normativo y mandatorio para jueces, fiscales y funcionarios públicos. Su opinión…
LGG:Es un tema complejo, porque está de por medio por un lado el valor de la jurisprudencia que la Corte Constitucional ha firmado e impulsado, fundamentalmente a partir de la perspectiva del derecho de la igualdad, o sea la idea de que todos los colombianos que acudan ante el juez con una demanda de justicia reciban una respuesta equivalente en términos jurídicos. Y eso hace que cuando haya decisiones de unificación de los órganos superiores de cada una de las jurisdicciones, esas directrices deban servir de guía para los demás jueces, de tal manera que haya uniformidad en la respuesta del ordenamiento jurídico.
Pero por el otro lado está el valor de la autonomía judicial, es decir que implica que cada juez debe tomar las decisiones a la luz de los elementos que se presenten y de la interpretación que haga.
Allí hay la necesidad de armonizar esos dos extremos y la Corte ha señalado que en gran medida eso se logra si se vuelve obligatorio para los jueces tener en cuenta y hacer una referencia a la jurisprudencia aplicable en cada caso.
Pero lo que sí parece no aceptable es que se prescinda de la consideración de la jurisprudencia.
ENS:La discusión en torno a si la Constitucional es la Corte de cierre de todas las jurisdicciones, al menos por la vía de revisión de acciones de tutela o de fallos de otros altos tribunales, es de nunca acabar. ¿Cuál es su postura al respecto?
LGG:Digamos que yo soy respetuoso de las competencias que la propia Constitución señala para los distintos órganos del Estado y entre ellos los órganos judiciales, pero al mismo tiempo respeto la jurisprudencia de la Corte, que ha señalado que hay escenarios en los cuales la actividad judicial puede dar lugar a afectación de los derechos fundamentales y que en esos eventos cabe una revisión constitucional, donde la decisión final está en la Corte.
ENS: En otros países llegar al máximo tribunal es considerado como el grado más alto y último de un jurista. Sin embargo, los magistrados de la Corte en Colombia cada vez son más jóvenes y, por lo tanto, su paso por el tribunal máximo no es el último escalón en su carrera. ¿Qué opina?
LGG:En eso respeto el diseño institucional, pero en mi caso personal yo consideré que es preferible llegar a la Corte en un estadio más maduro de la carrera profesional, de tal manera que uno pueda aportar su trabajo en la Corte con la experiencia del servicio en defensa de la Constitución. Yo llego a la Corte a los 53 años.
ENS: ¿Cuál es su opinión acerca de los actos legislativos?
LGG:Ahí me atengo a la jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre la existencia de control a los actos legislativos, que implica que la Corte puede revisar aquellos actos legislativos en los cuales el Congreso, más que hacer una reforma, incurre en la sustitución de la Constitución. Creo que es una tesis que tiene vigencia en Colombia.
ENS: ¿Qué fue lo más complicado de la campaña que hizo en el Congreso?
LGG:Fue una campaña intensa, corta pero para uno larga, en la medida en que fue un ejercicio permanente de diálogo, con la cautela que se requiere para la posición a que quería llegar.
ENS: ¿Le quedó gustando la política?
LGG:Es un ejercicio que hice esta vez afortunadamente con éxito, pero ahora aspiro a dedicarme de lleno a la Corte Constitucional
ENS: ¿Es la primera vez que hace una campaña?
LGG:Sí, es la primera vez que hago una campaña.