La Barcaha podido establecer que en los altos círculos del diario El País de Cali se está cocinando la salida del columnista Ramiro Bejarano Guzmán.
Fuentes enteradas le contaron al barquero que la cúpula del matutino caleño está recibiendo toda clase de presiones, exigiéndole despedir de la plantilla de colaboradores al columnista bugueño.
Las andanadas. Bejarano viene haciendo una serie de denuncias que comprometen la administración del gobernador Francisco Lourido, temas que han sido llevados a la Procuraduría, a la Fiscalía y a la Contraloría. Luego, el ex director del DAS se vino lanza en ristre contra del líder del notablato caleño Alfredo Carvajal Sinisterra, hecho que aumentó el voltaje de las presiones contra él, ante las directivas del Diario.
Ataques. Después vino una columna del jefe de redacción del periódico Diego Martínez Lloreda, respondiendo los comentarios de Bejarano, cuya réplica no se hizo esperar. El abogado lo recibió con el acero en alto, al recordarle su pasado y esa fue la gota que rebosó la copa. Ayer 9 de diciembre se decidía en El País la suerte del polémico colaborador que mantiene otra columna los domingos en El Espectador.
Antecedentes. Recordemos que por decisión de las directivas del diario El País salió en su momento el columnista Gustavo Álvarez Gardeazabal y un tiempo después, tras 40 años de escribir en ese mismo cotidiano, le fue colgada una columna al ex ministro Fernando Londoño Hoyos, quien se vio obligado a retirarse del influyente rotativo.
Petro, el contumaz. El alcalde electo, Gustavo Petro, insiste irresponsablemente en la fusión de las empresas que prestan servicios públicos en el Distrito Capital. Así lo aseguró en su nota editorial el martes 6 de diciembre el ex ministro Fernando Londoño desde su púlpito radial. El argumento es peregrino: afirmar que los ciudadanos que sufragaron por su nombre el 30 de octubre conocían de antemano la extravagante propuesta es simplemente una torpeza. Muy pocos fueron los bogotanos que conocieron su programa y por consiguiente la excusa es baladí. Lo cierto es que se ha producido, como consecuencia de sus declaraciones del domingo último, una pérdida de cerca de DOS BILLONES DE PESOS que afecta los bienes públicos y los intereses de muchos propietarios particulares. Estamos en presencia de un doble fenómeno jurídico: el pánico económico, causado por Petro, lo cual es un delito, y un detrimento patrimonial en la medida en que su irreflexiva declaración haya significado una pérdida patrimonial del Estado.
Al odio de ellas
La Fiscalque ha sido tan eficiente en otros casos, tendrá que examinar con presteza la verdadera dimensión del hecho para abrir o no de oficio una investigación por el supuesto hecho delictivo. Y la Contralora, tan acuciosa y diligente, deberá examinar los mismos hechos para saber si cabe la figura del detrimento patrimonial y proceder en consecuencia. Igualmente, debe ser tenida en cuenta la intervención de la Superfianciera para frenar la caída de las acciones de la Empresa de Energía de Bogotá como prueba de que se estaría configurando el tipo penal junto al del pánico financiero.