El histórico paro en la salud. Recordamos las pretéritas jornadas del llamado “Mandato Claro” del entonces presidente Alfonso López Michelsen, hace 37 años, cuando los médicos del otrora vigoroso Instituto Colombiano de Seguros Sociales (ICSS) hicieron rodar la cabeza de la ministra de Trabajo, María Helena Jiménez de Crovo, una de las figuras más destacadas del viejo Movimiento Revolucionario Liberal (MRL).
La protesta de las batas blancas. La ministra de Crovo, que no tenía acceso al encopetado Club Unión, de Medellín, se vio forzada a renunciar a su cargo como titular de la cartera de asuntos laborales como consecuencia de un dilatado paro médico que duró 50 días con sus noches. El cese de actividades, convocado por la Asociación Médica Sindical (Asmedas), sacudió los cimientos del Establecimiento. La huelga de los galenos -sin antecedentes en Colombia- paralizó el país. El Gobierno depuso su prepotencia y terminó dándoles la razón a los discípulos de Hipócrates, en corta alocución presidencial.
La venganza del presidente López. Restablecida la normalidad en la salud pública, el doctor López (todo un experto en sacarse clavos de los más grandes) procedió a pasarles cuenta de cobro, por ventanilla, a los osados facultativos que lo pusieron contra la pared: autorizó mediante decreto la apertura de facultades de Medicina en cuanto garaje desocupado existiera en el territorio nacional. Por aquellas calendas las academias de Medicina se podían contar en los dedos de una mano y sobraban falanges. Con la maquiavélica jugada multiplicó a los hombres de blanco, hasta convertirlos en supernumerarios de las droguerías de turno, muchas veces hasta en bicicletas mensajeras, masificando esa noble profesión.
Siete lustros después. Ahora, el conglomerado médico sale a las calles, con nuevos sectores encabezados por la Asociación Nacional de Internos y Residentes, Consejos de las Facultades de Medicina y Enfermería de las universidades colombianas, con el respaldo de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) y organizaciones cívicas y populares, que se unen a las manifestaciones contra la reforma impulsada por el gobierno Santos, quien aceitando los congresistas con primas extras salariales que llegan a los ocho millones de pesos, pretende consolidar los beneficios económicos de los intermediarios financieros que han saqueado el sector de la salud, mientras los médicos son explotados y sostenidos con salarios de hambre.
Mayor celeridad. Mientras las EPS les deben a los hospitales 350 mil millones de pesos, las gentes de a pie hacen interminables colas buscando ser atendidas por la misericordia de Dios. Otras se mueren a las puertas de los hospitales, puestos de salud, en centros médicos sin camas; el ‘paseo de la muerte’ haciendo de las suyas; el Gobierno respondiendo que no dispone de recursos para seguir amparando los hospitales, pero (eso sí) exigiéndole al Congreso de la Republica mayor celeridad en el trámite de la reforma a pesar de los impedimentos, pues muchos reciben aportes para sus campañas, de las empresas de la salud.