LA BARCA DE CALDERÓN | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Septiembre de 2013

Los temibles arroyos de Barranquilla. Para hablarnos de los impresionantes arroyos de Barranquilla, su ciudad amada, don Antonio Guihur hace una pausa en su pertinaz cruzada en defensa de los sufridos pensionados del país.

Cuenta que por información que ha tenido de importantes arquitectos e ingenieros del Atlántico, parece ser casi imposible la solución de este problema desatado de las fuerzas de la naturaleza. .

El meollo. Explica que la ciudad está construida sobre un plano inclinado, cuya parte más baja termina a orillas del río Magdalena y ésta es una de las razones por las cuales no se podría construir el alcantarillado pluvial, porque las tuberías de ese alcantarillado terminarían por debajo del río y sería el agua del río la que entre a las tuberías. Y no existiendo este alcantarillado pluvial para recolectar las aguas lluvias, éstas corren sobre las calles y carreras de la ciudad, siempre con dirección al río que es la parte más baja.

Estudios onerosos. Se han hecho muchos estudios costosísimos, pero sin ninguna solución aparente. La situación de estos peligrosos arroyos crece más cada año porque como se sigue construyendo en la parte alta de la ciudad, en ese plano inclinado, el agua por gravedad se desplaza hacia abajo buscando el río Magdalena.

El volumen y fuerza de los arroyos han crecido tanto que ya se desbordan y “sacan” a los vehículos parqueados en las aceras donde hay lugar de estacionamiento. Una situación de mucho peligro es que a veces no está lloviendo en la parte media o baja de la ciudad, pero sí llueve en la parte alta, quienes transitan en las partes bajas o media, son sorprendidos por los caudalosos arroyos y en estos casos prácticamente no hay oportunidad de escapar de las fuertes y torrenciales corrientes.

El sistema de alarmas. Don Antonio concluye que hace varios años la Alcaldía de Barranquilla prometió, sin cumplir, que se instalaría un sistema de alarmas en las partes altas para que éstas se accionen automáticamente cuando llueva (en las partes altas) y produzcan un sonido de alarma mediante sirenas puestas en postes o sitios estratégicos en las partes bajas y medias para cuando comience a llover en las partes altas y la ciudadanía pueda prevenirse. Pero, como siempre, los políticos prometen y no cumplen y lamentablemente todos los años en la época invernal, son arrastradas personas (que se ahogan y son encontradas en el río Magdalena) y vehículos que quedan totalmente destruidos por el ímpetu de las aguas, unas veces por imprudencia y otras veces porque son sorprendidos por los arroyos.

Solidario. Su amigo Gilberto Jaramillo le expresó su solidaridad a las gentes de la capital del Atlántico:

“Me sobrecoge ver los arroyos y sus consecuencias sobre una parte de Barranquilla.  Hace años la prensa daba cuenta de estos desastres,  pero ahora los podemos ver en directo. ¿Son inevitables las consecuencias desastrosas de los arroyos?    ¿Imposible hacer obras civiles  para evitar los daños?”