Un prólogo. Para el director de EL NUEVO SIGLO, Alberto Abello, “no resulta nada fácil para Carlos Arboleda González escribir una biografía objetiva y tomar distancia de una personalidad de la política tan controvertida como Omar Yepes Alzate”. Dice Abello que “llama vivamente la atención que, conociendo buena parte de su trayectoria pública, investiga una y otra vez, emplea una metodología cuidadosa, la que compara con la serie casi interminable de recuerdos y observaciones que sobre el pasado político y el suyo propio tiene que decir y suele manifestar en la charla cotidiana el político conservador"
Nostalgias. El biógrafo del jefe conservador, sin hacerse el de la oreja mocha, nos relata las vicisitudes que vivió la familia Yepes, en el Quindío, el día de El Bogotazo: “En la finca La Mina la familia Yepes padeció los desórdenes originados en el país, el viernes 9 de abril de 1948, por el asesinato de Gaitán. La violencia política que se desató fue tremenda. Don Floro (el taita de la prole), reconocido líder conservador, temió que los liberales de Pijao atacaran la finca. Ese enfrentamiento entre liberales y conservadores empezó a desangrar el país. Don Floro, consciente del riesgo que corría su vida, decidió irse para Pijao a averiguar si era cierto que lo iban a matar. Omarcito tenía once años cuando vio partir solo a su papá. En su mente quedó para siempre el recuerdo porque vio la angustia de doña Elvia (su mamá) al no ser capaz de convencerlo para que desistiera del viaje. Temía su madre por los hechos violentos registrados en ese municipio. Siendo Pijao un pueblo de mayoría conservadora, aquel día los liberales mataron al alcalde y a varios policías”. (A don Floro lo asesinaron muchos años después en una calle del barrio Estrella, de Manizales).
Faltó. Al prolífico Arboleda, quien tiene serias aspiraciones a la gobernación de Caldas, en caso de que se caiga la elección de Guido Echeverri, le faltó este episodio que contó en La Barbería (ahora porTelepacífico) el exsenador Juan Manuel Ospina: Tirofijo se encontró y saludó de mano, en el Caguán, a la plana mayor del conservatismo. Al llegar a Yepes, le preguntó en su lenguaje campechano: ¿”Vusté es de los Yepes del Quindío”? … ¿”De dónde es vusté”?. De Génova, le respondió. “Antonces, vusté es hijo de Floro, el que me sacó como volador sin palo y me tiene por aquí, y además me dejó sin gallinitas y sin marranitos. Vea, pues… 50 años después me vuelvo a encontrar con vustedes”, concluyó el jefe de las Farc.
Otro olvido. Recuerda Marco Aurelio Giraldo, pariente de Arboleda, que su padre, el exalcalde liberal manizaleño Marco Giraldo Sanín, hizo llamar a Omar Yepes a su lecho de enfermo y le dijo a manera de despedida: “Yo ya me voy a morir. A usted lo considero mi jefe, doctor Omar, porque en estas circunstancias, como están las cosas, es mejor que se muera un godo a que se muera un liberal”.