La muerte el año pasado de nuestro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, no sólo produjo hondo pesar a nivel nacional e internacional, sino que lo confirmó como el colombiano más universal de todos los tiempos.
Guardadas las obvias proporciones entre un escritor que llegó a ser considerado como el segundo más importante de la lengua castellana después de Miguel de Cervantes Saavedra, y un deportista, cuya trascendencia efímera está atada a circunstancias como la edad, el equipo, sus competidores y hasta la suerte, lo cierto es que James Rodríguez es quizá de los pocos compatriotas que hoy puede decir, con orgullo, que podría llegar a ser otro de esos colombianos universales, así sea de manera temporal.
Si bien antes del Mundial de Brasil ya este joven futbolista tenía un amplio recorrido por las canchas de Colombia, Argentina, Portugal y Francia, además de haber sido la figura clave de las eliminatorias, fue en el torneo orbital en donde su calidad se dejó ver en todo su esplendor, siendo no sólo el timonel del seleccionado de nuestro país que logró un histórico quinto lugar, sino consolidándose como el goleador del campeonato y, por si fuera poco, autor del mejor tanto.
A partir de allí, en cuestión de semanas, James pasó de ser el armador del Mónaco francés a vestir la camiseta número 10 del Real Madrid, que compite con el Barcelona por ser el mejor equipo del mundo. Tras un poco menos de un año en el club merengue, a donde muchos buenos jugadores han llegado pero pasado sin pena ni gloria, el colombiano se convirtió en titular fijo, con más de una veintena de anotaciones y otro tanto de asistencias. Aunque esta temporada el Real se fue en blanco en materia de títulos, pues su rival se quedó con el triplete (Liga, copa y Champions), James fue de los mejor calificados por la afición blanca y la prensa especializada española y europea.
Todo lo anterior confirma por qué James Rodríguez figura ahora como una de las tres estrellas rutilantes de la Copa América que arrancó el jueves en Chile y que tendrá hoy el debut de Colombia frente a Venezuela. Un podio de talentos superlativos en el que están el argentino Messi y el brasileño Neymar, los dos puntales principales del Barcelona.
De allí que el debut hoy del 10 colombiano haya generado tanta expectativa en todo el continente y el mundo del fútbol, pues ya no llega como una sorpresa o un buen prospecto, sino convertido en una realidad que lo ubica entre los mejores diez jugadores del planeta.
Obviamente todo campeonato es distinto y la historia y los antecedentes más recientes apenas cuentan hasta antes de que se escuche el pitazo inicial del partido, pues de ahí en adelante todo puede pasar. Sin embargo, lo demostrado por James en el último año es carta de garantía de que bajo su liderazgo y el aporte no menos valioso del resto de jugadores de la selección, algunos de los cuales también han tenido una temporada 2014-2015 espectacular, Colombia tiene con qué dar la pelea para conquistar un título que no alcanza desde que lo obtuvo como local en 2011. No será nada fácil, pues argentinos, brasileños y chilenos vienen con lo mejor de sus nóminas, pero el combinado cafetero ya ha dado muestras de que cuando está inspirado todo puede pasar. A jugar, pues.