VENEZUELA tiene a 65 por ciento de sus hogares sumidos en la pobreza, su perfil de nutrición e ingresos se compara con el de países africanos y es de lejos el peor de América del Sur, según mostró la versión 2020 de un estudio sobre su población conducido por universidades desde 2014.
En este país petrolero "nunca hubo niveles de pobreza como los actuales y en varios de sus indicadores se compara con los más pobres y desiguales de África, América Central o el Caribe. Ya no parecemos suramericanos", dijo el sociólogo Luis Pedro España al presentar esta semana los principales resultados del estudio.
La "Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020" (Encovi) fue realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, con una muestra de 16 000 hogares en 21 de los 23 estados y un distrito federal del país, aunque la cuarentena obligatoria por el Covid-19 truncó en marzo el trabajo de campo y solo se completaron 9.900 cuestionarios.
El estudio proyectó que la "pobreza multidimensional", que combina ingreso, acceso a servicios públicos, empleo, vivienda y calidad de vida, alcanzó en 2019 a 64,8 por ciento de los 6,5 millones de hogares, un salto de más de 24 puntos con respecto al 39,3 por ciento de hogares en situación de pobreza encontrados en 2014.
Si se atiende al criterio de ingresos que pauta el Banco Mundial, ubicando en pobreza a los habitantes con menos de 5,50 dólares diarios y en pobreza extrema a los de menos de 1,90 dólares, entonces Venezuela tiene 94 por ciento de su población en pobreza general y 76 por ciento de sus habitantes sobreviven en pobreza extrema.
Como dato referente, el ingreso mínimo en Venezuela, salario mínimo oficial más un bono por alimentos, equivalía al despuntar julio a cuatro dólares mensuales.
En la subregión, la pobreza alcanzaba en 2018 a 33 por ciento de la población en Bolivia, 30 por ciento en Colombia, 24 por ciento en Argentina y Ecuador, 19 por ciento en Brasil y Paraguay, 17 por ciento en Perú y tres por ciento en Uruguay, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
España dijo que "la gran responsable del escandaloso aumento de la pobreza ha sido la destrucción de la economía venezolana. No hay más desigualdad, sino que no hay riqueza para repartir ni bienestar para disfrutar".
La pobreza tiene rostro femenino porque en el quintil más pobre de la población, las mujeres están a cargo de 70 por ciento de los hogares en esa situación.
La situación es grave en el tema alimentos, ya que 79 por ciento de los venezolanos no tienen los ingresos necesarios para cubrir la canasta alimentaria, y solo siete por ciento de los encuestados dijeron no estar preocupados porque se agoten los alimentos disponibles en sus hogares.
Por ello, la demógrafa Anitza Freitez, copresentadora del informe, dijo que 68 por ciento de la población está en "pobreza biológica", al no consumir el mínimo de 2000 kilocalorías diarias internacionalmente indicado.
En el consumo de proteínas hay una diferencia de uno a cinco entre el quintil de menor ingreso y el de mayor, "lo que significa que los ricos comen cinco veces mejor que los pobres, pero aún si todos comiesen igual el promedio estaría bajo la línea de pobreza, menos de 50 gramos de proteínas por día", dijo España.
Freitez observó que hay 160.000 niños menores de cinco años, ocho por ciento del total, que presentan desnutrición crónica, y otro 21 por ciento en riesgo de caer en esa condición, con consecuencias antropométricas, pues 30 por ciento de los niños, 639 000, tienen menos peso, talla o estatura que la correspondiente a su edad.
En cuanto a mortalidad infantil, Freitez recordó que las proyecciones oficiales estimaban para este año una tasa de 12 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos, pero la encuesta registró una cifra de 26 por millar, "un retroceso de más de 30 años".
"Los nacidos entre 2015 y 2020 vivirán 3,7 años menos de lo previsto en las proyecciones oficiales", que llegaban a 74,6 años, agregó la experta.
El censo de 2011 proyectaba para 2020 una población venezolana de 32,6 millones de habitantes, pero en la actualidad se calcula en 28 millones, por la migración de unos cinco millones, pertenecientes a 1,6 millones de hogares, dijo Freitez.
Los mayores protagonistas del éxodo han sido jóvenes de 15 a 29 años, aunque crece el número de migrantes con edades entre 30 y 45. Hay un envejecimiento de la población, 12 por ciento este año en vez de 10 por ciento en 2018.
"Eso significa que perdemos el bono demográfico, la posibilidad de contar durante años con la mayor cantidad posible de población en edad joven y productiva para el desarrollo del país", dijo Freitez.
En cuanto a políticas y propuestas, España abogó por programas que atiendan en primer lugar a las mujeres cabeza de hogar y puso en duda que en el corto plazo pueda organizarse una transferencia directa y masiva de efectivo a la población que permita subsanar el cuadro de la pobreza extrema.
"Habría que transferir unos dos dólares diarios por habitante y eso requeriría unos 5.000 millones de dólares al año, lo que solo podría hacer un Estado económicamente poderosos, lo que no es el caso de Venezuela", señaló.
Freitez y España dijeron que, desde 2014 hasta ahora, el gobierno venezolano no ha mostrado interés en conocer o atender las consideraciones del estudio que presentaron.