PESE AL ascenso del populismo, el primer ministro canadiense Justin Trudeau afirma sentirse "optimista", porque tiene fe en los ciudadanos. Su discurso, menos alarmista, contrasta con el de líderes europeos, como Emmanuel Macron o Ángela Merkel.
"Vemos un aumento del populismo, de la xenofobia", señaló Trudeau en una entrevista con la AFP en París.
"Pero creo pese a eso podemos ser optimistas, porque los ciudadanos" muestran "un cierto entusiasmo por el futuro", estimó el dirigente canadiense, que participó en las conmemoraciones del armisticio de la Primera Guerra Mundial en París.
Trudeau, de 46 años, encarna junto al presidente Emmanuel Macron y la canciller alemana Angola Merkel a esos líderes opuestos a la ofensiva contra el orden internacional multilateral lanzada por un número creciente de líderes populistas o nacionalistas, con Donald Trump a la cabeza.
Los líderes europeos han multiplicado las advertencias. Macron se refirió recientemente al riesgo de que el mundo "caiga en un nuevo desorden", mientras que Merkel ha dicho que la "paz está lejos de ser una evidencia". En cambio, Trudeau muestra cierta serenidad.
"Obviamente, estamos en un momento en el que 100 años después del armisticio debemos reflexionar sobre todas las lecciones que hemos aprendido durante el siglo XX", reconoce Trudeau en un salón de la Embajada de Canadá en París.
Pero el primer ministro canadiense tiene "altas expectativas" en los ciudadanos, en "su capacidad para entablar debates a veces difíciles o complejos" y "sacar las conclusiones correctas", y para no embarcarse en el camino del populismo, que "sólo tiene respuestas simplistas y erróneas" sobre la evolución del mundo, dijo.
Trudeau cree que es posible calmar la ira de la clase media occidental, que se ha visto debilitada por las consecuencias económicas y culturales de la globalización. "Necesitan sentir confianza", señaló el líder del Partido Liberal (centrista), que dirige desde finales de 2015 un país económicamente próspero.
La respuesta tiene que ser sobre todo económica, apuntó. "Estamos creando un modelo económico en el que todo el mundo tiene posibilidades reales de salir adelante", y "esto nos permite revertir un poco esta tendencia de cinismo respecto a nuestras instituciones y gobiernos", que es la base del nacionalismo.
Aunque el populismo ha ganado terreno en Canadá, este fenómeno es menor que en Europa. En el Viejo continente los líderes de los partidos opuestos al multilateralismo, a la integración europea o al libre comercio van viento en popa, con victorias en las urnas o acercándose a las puertas del poder.
"Tengo elecciones en menos de 12 meses (legislativas federales en octubre 2019, ndlr.) y estas mismas tendencias - populismo contra progresismo, confianza en los ciudadanos contra miedo y división - están presentes a nuestra manera en Canadá", apuntó no obstante Trudeau.
Por ejemplo, el nuevo primer ministro de Quebec, François Legault, elegido a principios de octubre, hizo campaña prometiendo reducir la inmigración en un 20%, a pesar de un contexto de pleno empleo y escasez de mano de obra.