Las autoridades rusas anunciaron este martes sanciones contra la UE por su respuesta al caso de envenenamiento del principal detractor del Kremlin, Alexéi Navalni, y calificaron de "delirio" las revelaciones de este opositor, que salpican a los servicios secretos rusos.
El ministerio ruso de Relaciones Exteriores indicó "haber ampliado la lista de representantes de países miembros de la Unión Europea a los que se les prohíbe el ingreso al territorio de la Federación Rusa", sin revelar nombres.
El ministerio explicó que se trata de una reacción a las sanciones adoptadas en octubre por los europeos respecto a seis personalidades rusas, incluido Alexander Bortnikov, jefe de los servicios secretos (FSB), "bajo pretexto de su presunta participación en el incidente que implica al ciudadano Navalni".
Estas contra-sanciones fueron anunciadas a los representantes de las embajadas de Francia, Alemania y Suecia, los tres países cuyos laboratorios identificaron un agente neurotóxico de uso militar del tipo Novichok en el organismo del opositor, que fuera hospitalizado en Berlín tras su presunto envenenamiento en Siberia, el 20 de agosto.
Rusia también acusa además a Berlín, pero también a París, Estocolmo y a la Organisation para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) de no facilitar sus archivos vinculados al Novichok, sustancia desarrollada con fines militares durante la época soviética.
"Manía persecutoria", eslip envenenado
Afirma que Navalni no tenía veneno en su organismo cuando fue hospitalizado en Siberia, y que por falta de cooperación por parte de los europeos no se pudo abrir investigación alguna en Rusia.
Tal vez azares del calendario, la reacción rusa a las sanciones europeas se produce después que Navalni publicara el día anterior, el video de una conversación telefónica en la que conversa, bajo una identidad falsa, con un tal Konstantin Kudriavsev, presentado como experto en armas químicas del FSB, sobre algunas circunstancias del intento de asesinato del que fue objeto.
Creyendo hablar con un funcionario de inteligencia, el individuo afirmó que había participado en la destrucción de las pruebas y que Navalni había sido envenenado por una sustancia introducida en el "bolsillo de su eslip".
"El enfermo sufre claramente de manía de persecución y (...) algunos síntomas de megalomanía", indicó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quien también juzgó como "freudiana" la referencia a la ropa interior.
Más sobrio, el FSB denunció el lunes de noche una "falsificación" y una "provocación", probablemente orquestada con ayuda de servicios extranjeros.
La organización de Navalni, el Fondo de lucha contra la corrupción, señaló a la AFP que había presentado una denuncia contra Kudriavsev ante el poderoso Comité de investigación de Rusia.
Tras la publicación, el 14 de diciembre, del informe de una primera investigación en el sitio inglés Bellingcat, en colaboración con Navalni y medios europeos, Vladimir Putin reconoció el jueves que el opositor estaba bajo vigilancia, pero enfatizó que estaría muerto si hubieran querido matarlo.
Regla de base
La prensa independiente y los detractores del gobierno ruso se mofaron de la aparente humillación al FSB, organización heredera de la KGB, élite de los servicios de seguridad que Putin dirigió en la década de 1990.
En el Novaya Gazeta, la editorialista Iulia Latinina compara el engaño de Navalni con "una trampa digna de (el detective) Hércules Poirot".
En las redes sociales abundan los memes y bromas denigrando al FSB, en tanto el video tuvo 12,5 millones de entradas en menos de 24 horas.
"Regla básica de la inteligencia: (...) nunca aceptar una llamada de alguien que no conoces. Aparentemente, eso no se enseña en la academia del FSB", tuiteó Wolfgang Ischinger, jefe de la Conferencia de seguridad de Múnich, ex embajador alemán especializado en tensiones entre Rusia y Occidente.
Los medios oficiales rusos brindaron una cobertura mínima al caso.