POR considerar que hubo “negligencia” en la “catastrófica retirada” de las tropas estadounidenses del territorio de Afganistán, 86 oficiales de alto rango retirados de ese país exigieron la renuncia del secretario de Defensa, Lloyd Austin y del jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley.
En carta pública, los militares retirados agrupados en Flag Officers For America, (Oficiales de bandera jubilados) consideran que hubo negligencia de los dos altos funcionarios en el desempeño de sus funciones en “la apresurada retirada que ha dejado, según estimaciones iniciales, 1.500 estadounidenses varados en áreas peligrosas controladas por un enemigo brutal, junto con 25.000 ciudadanos afganos que apoyaron a las fuerzas americanas”.
A renglón seguido indican que no solo era su deber analizar las implicaciones de retirar rápidamente las fuerzas, así como la entrega de la base de Bagram, sino presentar planes para llevar a cabo toda la prevista operación de manera ordenada.
“Como principales asesores militares del Presidente ellos (Austin y Milley) debieron haber hecho alertado, en los términos más enérgicos posibles, sobre esta peligrosa retirada”. Agregan que “si no hicieron todo cuanto estaba en su poder para detener esa apresurada retirada deben dimitir” y que si en caso contrario, cumplieron con ese deber “para persuadir al presidente de EE.UU., para que no saliera apresuradamente de ese país sin garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y afganos leales a Estados Unidos, entonces debieron haber renunciado en señal pública de protesta”.
Este nutrido grupo de altos oficiales retirados también expresa su preocupación por el impacto que tendrá la actuación estadounidense en Afganistán. “Las consecuencias de este desastre son enormes y repercutirán durante décadas, comenzando con el la seguridad de los estadounidenses y afganos que no pueden trasladarse con seguridad a los puntos de evacuación, convirtiéndose, por lo tanto, en rehenes de facto de los talibanes”.
Sostienen así mismo que “la muerte y tortura de afganos ha comenzado y dará lugar a una tragedia humana de grandes proporciones” y advierten sobre “la pérdida de varios miles de millones de dólares que en equipos y municiones dejó el ejército”.
Finalmente alertan sobre el “indescriptible daño a la reputación de Estados Unidos”, porque sostienen que “ahora nos ven y nos verán por muchos años como un socio poco fiable en cualquier acuerdo u operación multinacional”.
Y, en ese marco advierten que ante “la debilidad que ha demostrado el país norteamericano en Afganistán, nuestros adversarios se sentirán envalentonados para actuar en nuestra contra”, al tiempo que sostienen que “los terroristas de todo el mundo pueden ingresar libremente a nuestro país a través de la frontera abierta con México”.
Finalizan la carta los 86 oficiales retirados insisten en que “nuestro ejército existe para luchar y ganar guerras…ese debe ser el único enfoque de nuestros principales líderes militares”.
Es por ello que, ante lo ocurrido en Afganistán, insisten en que tanto el Secretario de Defensa como el jefe del Estado Mayor Conjunto deben renunciar, reforzando sus argumentos con que “el principio fundamental de nuestras Fuerzas Armadas es responsabilizar y rendir cuentas a los responsables de acciones o inacciones. Debe haber responsabilidad a todos los niveles por esta trágica y evitable debate”.