¿Reino Unido intercede por Hong Kong? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 7 de Julio de 2019
Natalia Mariño*

Después de casi un mes, las protestas y el desconcierto continúan reinando en Hong Kong. El lunes 1 de julio, día en que se conmemora la entrega de Gran Bretaña a China del territorio de Hong Kong, miles de manifestantes salieron de nuevo a las calles, esta vez, con medios más violentos a diferencia de las marchas pasadas. Irrumpieron en las instalaciones del Parlamento afectando la fachada y pintando grafitis con la frase “Hong Kong no es China”.

Esta semana también llamaron la atención las palabras pronunciadas por el secretario de Estado del Reino Unido, Jeremy Hunt, y por el Embajador de China en ese país, que evidencian tensión y enfriamiento en las relaciones bilaterales entre estos dos países por las diferentes posiciones frente a la situación en Hong Kong. ¿Cuál es el futuro de las protestas y de las relaciones entre China y el Reino Unido?

2 situaciones, 1 problema

El domingo 9 de junio fue la primera gran marcha convocada por el Frente de Derechos Civiles y Humanos de Hong Kong. Las protestas comenzaron con el propósito de pedirle al gobierno de Carrie Lam, Jefa Ejecutiva del territorio autónomo, retirar el proyecto de ley de extradición.

Los hongkoneses temen que su autonomía frente a China esté en peligro, tal como se pactó entre Reino Unido y China en 1984, año en que se ratificó la Declaración Conjunta Sino-británica, negociada entre la primera ministra, Margaret Thatcher, y su homólogo, Zhao Ziyang. Este acuerdo contiene la decisión sobre el estatus de Hong Kong a partir del 1 de julio de 1997, fecha en la cual se cumplieron los 99 años en que dicho territorio perteneció a Gran Bretaña y que fue cedido por los chinos después de la Primera Guerra del Opio.

La declaración contiene que Hong Kong volvería a ser parte de China bajo el concepto de “un país, dos sistemas”, haciendo referencia a que mantendría su economía capitalista, un sistema político parcialmente democrático durante 50 años después de la entrega y derechos y libertades no existentes en China.

La ley de extradición que permitiría a los hongkoneses ser juzgados en China, fue el detonante de un descontento generalizado de la población, especialmente joven, en Hong Kong. La marcha del 16 de junio, a la que asistieron alrededor de 2 millones de personas, la más concurrida de los últimos años, tenía como propósito protestar por “el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía contra los manifestantes; contra los irresponsables representantes del gobierno; en oposición a la ley de extradición; preocupación del estado de “Un País, Dos Sistemas”; por el déficit democrático en Hong Kong”, dijo a EL NUEVO SIGLO Iverson Ng, oriundo de Hong Kong y estudiante de la maestría en estudios UE-Rusia de la Universidad de Tartu, Estonia.

Ng explicó también que una protesta pacífica es lo “usual” para mostrar el descontento al gobierno, pero no la más efectiva ante lo intransigente que se ha mostrado el gobierno de Hong Kong por las presiones de Beijing. Así que la violencia utilizada en la irrupción al Parlamento en días pasados, tenía como fin generar más presión por parte de la población y manifestar el inconformismo hacia el Parlamento en representar a su población.

Hunt condenó cualquier uso de violencia, pero ante la utilización de la fuerza pública hacia los manifestantes, le pidió a China evitar la represión en las protestas y no vulnerar su estatus de autonomía, como tener su propio sistema judicial, tal como está contenido en la Declaración Conjunta.

En respuesta a estas declaraciones, el embajador de China en Reino Unido, Lui Xiaoming, dijo que las relaciones entre ambas partes han sido “perjudicadas” por los comentarios del señor Hunt y que quienes “ocuparon ilegalmente el edificio del Consejo Legislativo y alzaron la bandera de la era colonial británica deben ser condenados como transgresores de la ley”, comenta la BBC. Añade Xiaoming, que las denuncias del Reino Unido son hipócritas, pues durante la época colonial no había democracia ni derechos humanos en Hong Kong.

Así las cosas, las relaciones bilaterales entre China y Reino Unido no pasan por un buen momento y Hong Kong se ha vuelto un asunto de disputa. Sin embargo, más allá de las declaraciones, el temor es que las relaciones puedan afectarse en otros frentes. “Gran Bretaña necesita el mercado chino debido al Brexit y a sus negociaciones con la Unión Europea, por lo que fue amigable con China por defecto. Pero ahora que China viola el tratado internacional legalmente vinculante firmado entre ellos en 1984, significa que Gran Bretaña será más conflictiva contra China para asegurar su estatus internacional después del Brexit”, explicó Iverson Ng.

En este sentido, a partir de las protestas en Hong Kong, surgen dos situaciones: internamente con relación a la defensa de la autonomía del territorio, y a nivel externo, las diferencias entre los dos gobiernos en el manejo de la situación en Hong Kong. Por el momento no se percibe ningún cambio, pues ni el Reino Unido, ni China, ni los manifestantes, ni el gobierno de Hong Kong con gran influencia de Beijing, parecen ceder.

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(*)@nataliamarinop