A NO romper la confianza del pueblo británico organizando otro referendo sobre el Brexit, porque además causaría un “daño irreparable” a la legitimidad política, llamó la primera ministra británica Theresa May a los diputados en la Cámara de los Comunes durante una comparecencia destinada a informar del resultado de la cumbre europea de la semana pasada.
Una nueva consulta popular "provocaría un daño irreparable a la integridad de nuestra política" y "diría a los millones de personas que confiaron en la democracia que la democracia no cumple", aseguró.
Esta es la respuesta de May al creciente impulso que está ganando la idea de una segunda consulta popular, ante el amplio rechazo parlamentario al acuerdo que selló con Bruselas en noviembre.
Después de que un 52% de británicos votase por salir de la Unión Europea en el referéndum de 2016, el país debe abandonar el bloque el 29 de marzo.
La Cámara de los Comunes tenía que votar el 11 de diciembre el texto alcanzado tras 17 meses de difíciles negociaciones. Pero ante la evidencia de que sería rechazado, May decidió aplazar la sesión hasta enero y volver a discutir con los líderes europeos.
En la cumbre de la semana pasada en Bruselas, sus homólogos le reiteraron la imposibilidad de reabrir la negociación. Sin embargo, la primera ministra afirmó el lunes que "las discusiones continúan" en busca de garantías para tranquilizar al parlamento, principalmente sobre la aplicación del controvertido mecanismo ideado para evitar instaurar una frontera dura en la isla de Irlanda.
"Dividiría aún más"
"La cámara tiene que proseguir con el voto", afirmó el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, asegurando que May sabe que no obtendrá nada más de sus socios europeos y solo está perdiendo tiempo para obligar a los diputados a aprobar su propuesta ante el peligro de un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias.
"No puede haber más retrasos", lanzó, pidiendo, como muchos otros diputados, incluida la conservadora Justine Greening, que la ratificación se convoque antes de la recesión navideña del jueves.
May se limitó a anunciar que el debate se reanudará la semana del 7 de enero y la votación tendrá lugar la semana posterior, dando a entender que puede aún prolongar los contactos con Bruselas sobre su impopular acuerdo.
Los defensores del Brexit temen que este mantenga a Reino Unido indefinidamente atrapado en las redes europeas, mientras los proeuropeos defienden que sus condiciones son peores que las que tiene actualmente el país como miembro de la UE.
En este contexto, cada vez más voces abogan por un segundo referéndum que permita a la población votar conociendo ahora las condiciones y consecuencias de abandonar la UE.
Según la prensa británica, varios miembros del gobierno, entre ellos el número 2 de Downing Street, David Lidington, están moviendo hilos en este sentido entre bastidores.
Por su parte, el ex primer ministro laborista Tony Blair (1997-2007) afirmó que si los diputados "no pueden ponerse de acuerdo, lo lógico es volver a dar la voz al pueblo".
Este comentario fue muy mal recibido por la jefa del gobierno, quien el lunes subrayó ante los parlamentarios que una segunda consulta "dividiría aún más a nuestro país, precisamente en un momento en el que nosotros trabajamos para unirlo".
Sin embargo, el simple hecho de que en su comparecencia hiciese hincapié en rechazar la organización de un nuevo referéndum fue interpretado por algunos como la confirmación de que esta idea, hasta hace poco considerada imposible, gana fuerza en un país al borde del caos.