El Congreso de Estados Unidos reconoció formalmente este jueves como genocidio la muerte de hasta 1,5 millones de armenios entre 1915 y 1917.
El Senado aprobó una resolución varias veces estancada, que fue inmediatamente rechazada por el gobierno de Turquía, que niega asesinatos masivos e insiste en que los armenios murieron en el contexto de la Primera Guerra Mundial.
La resolución, que ya había tenido el visto bueno de la Cámara de Representantes y fue impulsada en la Cámara alta por el demócrata Robert Menéndez, había sido bloqueada varias veces por aliados del presidente Donald Trump, quien ha buscado una relación cercana con el gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan.
La resolución declara que es una determinación de Estados Unidos "conmemorar el Genocidio Armenio a través del reconocimiento y el recuerdo oficiales".
Así, Estados Unidos se unió a otros 30 países que reconocen el reclamo armenio, que tuvo lugar en los últimos años del Imperio Otomano.
En la resolución también se determinó "rechazar los esfuerzos para involucrar, comprometer o asociar al gobierno de Estados Unidos con la negación del Genocidio Armenio o cualquier otro genocidio".
El presidente armenio, Nikol Pashinyan, calificó la decisión en Estados Unidos como "una victoria de la justicia y la verdad".
"Esto es un tributo a la memoria de 1,5 millones de víctimas del primer #Genocidio del siglo XX y un paso audaz en la promoción de la agenda de prevención", tuiteó.
Pero Ankara condenó la medida y advirtió que afectará los lazos entre Estados Unidos y Turquía: "El comportamiento de ciertos miembros del Congreso estadounidense perjudica las relaciones turco-estadounidenses (...). La resolución estadounidense que fue aprobada en el Senado pone en peligro el futuro de nuestras relaciones bilaterales", escribió en Twitter el director de Comunicación de la presidencia turca, Fahrettin Altun.
Los representantes que votaron tal resolución "aparecerán en la Historia como los responsables de haber inflingido daños duraderos (a las relaciones) entre nuestras dos naciones", añadió.
No obstante, el congresista Menéndez dijo, conteniendo las lágrimas, que "es adecuado y apropiado que el Senado esté del lado correcto de la historia".
"Estoy agradecido de que esta resolución haya sido aprobada en un momento en que todavía hay sobrevivientes del genocidio que podrán ver que el Senado reconoce lo que pasó", añadió.
Enojo turco
En los últimos meses, Trump ha buscado acercamientos con Erdogan para prevenir ataques en el norte de Siria, para tener seguridad en la zona mientras Estados Unidos retiraba sus tropas.
Trump ha luchado también con el aumento de la frustración de la OTAN y el Pentágono con Erdogan por su decisión de comprar un sistema de defensa antimisiles S-400 de fabricación rusa que podría amenazar la seguridad de los aliados.
Durante una visita de Erdogan a Washington en noviembre, uno de los aliados de Trump en el Senado, Lindsey Graham, había frenado la resolución para reconocer el genocidio armenio.
Graham dijo entonces que su objeción no era por "endulzar la historia o tratar de reescribirla, sino por lidiar con el presente". Pero el Congreso en general ha sido menos complaciente con Turquía que Trump.
Erdogan dijo en esa ocasión, junto a Trump, que "algunos hechos históricos y acusaciones" eran usados para "dinamitar" la relación bilateral.
Bajo presión
En una señal de una mayor tensión en la relación, el Comité de Asuntos Exteriores del Senado adoptó el miércoles un proyecto de ley bipartidista que establece severas sanciones contra Turquía y sus líderes por su ofensiva en Siria y la compra del sistema de misiles ruso.
El proyecto de ley podría poner a Trump en una situación comprometedora si esa norma llega a su escritorio para la firma.
"Esto es lo que sucede cuando Estados Unidos abandona la diplomacia de principios", dijo Brett McGurk, exenviado especial de Estados Unidos para el conflicto en Siria e Irak.
"La relación de Trump con Erdogan ha socavado cualquier esfuerzo serio para empujar a Turquía en una dirección más constructiva. Como en la mayoría de las otras áreas de la política exterior en este momento solo está empeorando", añadió.
Los legisladores desafiaron a Trump a dar su respaldo a la resolución del genocidio, a pesar de que formalmente no requiere su firma.
"El Congreso ahora está unido para decir la verdad sobre el genocidio. Es hora de que el presidente se una a nosotros", dijo Adam Schiff, el demócrata que impulsó la medida en la Cámara baja.