ONU y sus Agencias: más burocracia que efectividad | El Nuevo Siglo
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Domingo, 28 de Junio de 2020
Redacción internacional

EL pasado viernes (26 de junio) se cumplió el aniversario número 75 de la firma de la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas. Tras la Segunda Guerra Mundial, representantes de cincuenta Estados (entre ellos Colombia), se dieron cita en San Francisco para suscribir el documento que los compromete a mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar las relaciones de amistad entre las naciones y promover el progreso social y los Derechos Humanos. La Carta entraría en vigor en octubre de ese año con su ratificación e inauguración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En la actualidad, el trascendental texto ha sido acogido por 193 Estados que hacen parte de la Organización que conmemora, su aniversario en medio de enormes retos globales y la clara necesidad establecer canales de cooperación para superar la crisis sanitaria mundial.

Con motivo de la celebración, la ONU ha propiciado una conversación global, amplia e inclusiva, sobre el papel de la cooperación internacional en la construcción del futuro y para definir conjuntamente las prioridades globales que deben atender. Esta iniciativa, invita a reflexionar sobre el papel que ha jugado la Organización desde su creación y a plantear algunas situaciones a superar.

El proceso

Catorce días antes de que se diera por terminada oficialmente la Segunda Guerra Mundial, el 8 de mayo de 1945, delegados de 51 países iniciaron conversaciones para establecer un mecanismo que previniera, de manera efectiva, la aparición de conflictos internacionales como el que se acaba de vivir o que los resolviera de manera pacífica.

La Carta revestía especial importancia en consideración a que la ONU debía superar las críticas que su predecesora, la Sociedad de las Naciones, creada al terminar la Primera Guerra Mundial con el mismo propósito, pero que fue completamente incapaz de evitar la nueva confrontación.

La Carta tiene la particularidad de haber sido desarrollada de manera participativa y en su elaboración no sólo participaron legisladores y políticos, sino que el presidente Truman hizo partícipes a sectores empresariales, agrícolas, trabajadores y escuelas.

La ONU puede tomar medidas sobre los problemas que enfrenta la humanidad actualmente, como la paz y la seguridad, el cambio climático, los Derechos Humanos, el desarme, el terrorismo, las emergencias humanitarias, la igualdad y la producción de alimentos, entre muchos otros temas fundamentales para el desarrollo sostenible. La Organización se erige como un mecanismo para que los gobiernos puedan encontrar ámbitos de acuerdo y resolver problemas juntos.

Críticas

Estos loables objetivos en ocasiones no se compadecen con la realidad y no son pocos los señalamientos que ponen en entredicho la efectividad del gigantesco organismo multilateral.

Desde la suscripción de la Carta de las Naciones Unidas y la definición de su propósito principal de “mantener la paz y la seguridad”, en el mundo han estallado al menos 90 conflictos internos o internacionales de importancia, y aunque es imposible saber cuántos más se han evitado, no es una cifra muy alentadora.

Asimismo el hecho de que Consejo de Seguridad (máximo órgano de decisión de la Organización), cuente con 5 miembros permanentes, con capacidad de veto y que son además los países con un mayor poderío militar, pone en tela de juicio el principio de igualdad que defiende la Carta.

Por otra parte existen agencias que son blanco de críticas como las que ha recibido, desde comienzos de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS), responsable en materia de sanidad internacional y que ha sido fuertemente cuestionada por el manejo que ha dado a la pandemia del Covid-19. Inclusive hay quienes la califican como agencia de burocrática, errática y poco transparente.

De hecho, países como Estados Unidos y Brasil han amenazado con cancelar su membresía por los constantes reversazos en asuntos como la efectividad de la hidroxcloroquína como tratamiento contra el coronavirus, frente a la posibilidad de que los contagiados asintomáticos trasmitían menos la enfermedad (afirmación que tuvo que ser desmentida) y los enormes cuestionamientos y reservas que giran alrededor de una posible ‘complicidad’ con el gobierno chino para ocultar información sobre el origen del coronavirus, al igual que presuntamente haberse dejado presionar por China para que no alertara, oportunamente, al mundo sobre la gravedad del coronavirus.

La situación no es mejor en otros frentes. La cifra de refugiados, ofrecida por Acnur en días pasados, según la cual en el mundo hay cerca de 2 millones de personas que han abandonado su lugar de origen a causa de la guerra y que es una cifra record desde la creación de la Agencia, señalan que es inverosímil.

Por su parte la Unicef es cuestionada por su falta de acción ante los múltiples problemas de la infancia en el mundo. Dicho organismo ha reconocido que pese a los enormes avances globales, en el mundo muere un niño cada 4 segundos, mucho de ellos por causas prevenibles. Tan escandalosa como inaceptable cifra podría evitarse si Unicef, con los medios y recursos con los que cuenta toma acciones decididas.

Entre tanto, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha sido incapaz de controlar la proliferación de armas nucleares e informar con precisión al mundo sobre la capacidad atómica de países como Corea del Norte e Irán.

A pesar de los recursos invertidos en agencias como la FAO para para la Alimentación y la Agricultura y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), en los últimos años los índices de destruición van en aumento y se calcula que más de 800 millones de personas en el mundo pasan hambre y tres veces más están subalimentadas.

Finalmente el 10% de la población del planeta vive en situación de extrema pobreza y organismos como Undoc (contra la droga y el delito) han evidenciado un bajo margen de acción a la hora de poner fin a este multimillonario y trasnacional negocio.

Así las cosas, el aniversario 75 de la suscripción de la Carta de las Naciones Unidas más que una ocasión para celebrar debe ser para replantear la manera como esta organización y sus agencias abordan las principales problemáticas globales. Es importante buscar alternativas a situaciones difíciles y que van en aumento, para determinar de qué manera el sistema de la ONU puede ofrecer soluciones efectivas y de esta forma cumplir con sus principios fundacionales.