El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el lunes por unanimidad nuevas sanciones contra Corea del Norte por su sexto ensayo nuclear, que prohíben las exportaciones textiles y restringen su suministro en petróleo y gas.
El órgano de Naciones Unidas avaló la resolución --impulsada por Estados Unidos-- con el apoyo de China y Rusia, un mes después de adoptar otra que vetaba las exportaciones norcoreanas de carbón, hierro y marisco tras el lanzamiento a mediados de agosto de un misil de medio alcance que sobrevoló Japón.
Estados Unidos tuvo que sacar de su propuesta ciertas medidas para lograr el aval de Pekín y Moscú, como un embargo total petrolero o el congelamiento de los bienes del líder norcoreano, Kim Jong-Un.
"No buscamos una guerra", aseguró la embajadora estadounidense Nikki Haley tras la votación.
La resolución prohíbe las exportaciones textiles, envíos de gas natural y limita las entregas de productos derivados de petróleo refinado.
Asimismo, restringe a los países miembro de Naciones Unidas conceder nuevos permisos de trabajo a ciudadanos norcoreanos. Unos 93.000 connacionales trabajan en el extranjero, convirtiéndose en una importante fuente de ingresos para financiar el programa de armamento de Pyongyang, según una fuente estadounidense.
Por otro lado, habilita a inspeccionar embarcaciones sospechosas de transportar a Corea del Norte cargas afectadas por las sanciones, aunque con la autorización del país bajo cuya bandera estén registrados.
El proyecto de resolución inicial permitía examinarlos por la fuerza.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia, entre otros países, coincidieron en que la nueva resolución es "muy sólida", equilibrada" y manifiesta la "unidad" y "determinación" de la institución internacional para abordar el problema.
En busca de la estabilidad duradera
Con este nuevo paquete de sanciones --el octavo desde 2006--, la ONU quiere presionar a Corea del Norte para que negocie su programa de armamento, que considera amenaza la estabilidad mundial.
La resolución limita la entrega de productos derivados del petróleo a 500.000 barriles durante tres meses a partir del 1 de octubre y a dos millones de barriles a partir del 1 de enero de 2018 durante 12 meses.
Eso significará un recorte del 10% de estos productos, según el Departamento de Energía de Estados Unidos, que calcula que Corea del Norte importa unos 2,2 millones de barriles al año.
El régimen importa gasolina y diésel principalmente de China, vitales para garantizar el funcionamiento de los sectores agrícola, militar y de transporte.
Pekín --el aliado más importante de Pyongyang-- se negó a avalar al embargo total petrolero que proponía Washington, al temer que haría añicos la economía norcoreana.
La resolución establece que Corea del Norte seguirá recibiendo los cuatro millones de barriles de crudo anuales procedentes de China.
La sanción sobre las exportaciones textiles privará al régimen de unos 726 millones de dólares al año, según una fuente estadounidense.
El documento manifiesta de todas formas las preocupaciones de las autoridades rusas y chinas, que apoyan el diálogo, y subraya la necesidad de "garantizar una estabilidad duradera en el noreste de Asia" y "resolver la situación a través de canales pacíficos, diplomáticos y políticos".
Moscú y Pekín impulsan el establecimiento de negociaciones con Pyongyang, pero su propuesta de detener las pruebas nucleares y lanzamientos de misiles a cambio de la suspensión de los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl fue rechazada por Estados Unidos.
La Casa Blanca ha asegurado que la acción militar es una de sus opciones para abordar la crisis norcoreana y ha amenazado con cortar sus lazos económicos con los países que siguen comercializando con Corea del Norte --el 90% de su comercio exterior es con China--.
El régimen de Kim avisó el lunes por la mañana que no aceptará ningún castigo por sus programas nuclear y balístico. Alega que son vitales para garantizar su seguridad ante la amenaza que supone Estados Unidos.
El Ministerio de Exteriores prometió, según un comunicado difundido por la agenda estatal KCNA, que "Estados Unidos pagará el precio" si se aprobaba una nueva "resolución ilegal".