Mucho más allá de un documento, de una hoja de ruta que se fue menguando tras decisiones políticas con el paso de los años, la reactivación del acuerdo nuclear, al que le ha venido metiendo la ficha la Unión Europea, acaba de atravesar una semana clave en la que, además, se demostró que incide sobre los precios del petróleo.
Para la muestra un botón: el pasado 9 de agosto los costos de este bien preciado oscilaron por el posible regreso del crudo iraní al mercado, ante el eventual hecho de que Teherán validara el texto final del acuerdo nuclear negociado en Austria. Ese día, vale referirlo, el barril de Brent del Mar del Norte para entrega en octubre cayó un 0,35% hasta los 96,31 dólares.
Unos días más tarde la Unión Europea dejó sobre la mesa un texto final para reactivar el acuerdo de 2015 (cuatro días después de que se reanudaron las negociaciones en Viena), y al finalizar la semana, de forma supremamente expedita, la Unión recibió una respuesta por parte de Teherán.
Paralelamente a este intercambio de propuestas, el petróleo siguió recuperándose en medio del escepticismo sobre el acuerdo con Irán, y el 18 de este mes, finalizada la semana pasada, los precios tuvieron una segunda sesión consecutiva de alzas por compras a bajo precio, buenas noticias sobre la demanda en Estados Unidos y escepticismo sobre un acuerdo con Irán por su programa nuclear.
El precio del barril de Brent del mar del Norte para entrega en octubre ganó 3,13% a 96,59 dólares en Londres.
Este fenómeno lo explicó Bart Melek, de TD Securities, de la siguiente manera: "El mercado había comenzado a integrar la posibilidad de un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, pero la falta de nuevas informaciones volvió a los operadores más escépticos", destacó en una nota el analista Melek, pero la explicación más clara de la semana la dio el financista Stephen Schork hace dos días:
"La próxima noticia sobre estas negociaciones dictará la dirección de los precios del petróleo", concluyó Schork, quien precisó que, de lograrse un acuerdo, si caen las sanciones al petróleo iraní, el mercado tendría a un importante productor de nuevo en el juego y aumentaría la oferta mundial de crudo.
El mundo en vilo
Ahora bien, el martes de esta semana que concluye hoy, la Unión Europea y sus socios comenzaron a estudiar la respuesta de Teherán a un "texto final" que elaboró Bruselas (y que le entregó a Irán el pasado 8 de agosto), que busca reactivar el acuerdo nuclear iraní de 2015, tras varios meses de negociaciones estancadas. ¿Por qué es tan importante que se reanude este acuerdo?
Sobre todo porque la reactivación del mismo garantizaría el carácter civil del programa nuclear de Irán, acusado de querer dotarse del arma atómica pese a sus reiterados desmentidos.
Adicionalmente, el compromiso "final" propuesto por la UE propicia el regreso de Estados Unidos al acuerdo, del que se retiró unilateralmente el país en el 2018 por iniciativa del entonces presidente Donald Trump y aspecto frente al cual Irán indicó claramente que "se alcanzará un acuerdo si Washington reacciona con realismo y flexibilidad", indicó la agencia oficial iraní, Irna.
De llegarse a un consenso, también permitiría levantar las sanciones impuestas por la Casa Blanca a Irán, a condición de que este país respete sus compromisos y deje de superar los límites prescritos de enriquecimiento de uranio y abandone y abandone otras actividades nucleares sensibles que hacen temer una dimensión militar.
Es vital y esta semana avanzó a pasos agigantados pero, ¿cómo llegó al mundo a tener que renegociar este acuerdo?
Un acuerdo histórico
Pues bien, en junio de 2013 Hasan Rohani, que representaba a Irán en las primeras negociaciones de 2003, fue elegido presidente, reemplazando al ultraconservador Mahmud Ahmadinejad, cuya gestión de ocho años se caracterizó por las tensiones con las potencias occidentales.
Rohani obtuvo el aval del guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, para desbloquear las discusiones, y a finales de noviembre de ese año las delegaciones alcanzaron un acuerdo por seis meses que limitaba algunas actividades nucleares sensibles a cambio de un levantamiento parcial de las sanciones.
El acuerdo definitivo se alcanzó en Viena el 14 de julio de 2015, después de 12 años de crisis y 21 meses de intensas discusiones entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) más Alemania.
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El acuerdo entró en vigor el 16 de enero de 2016, abriendo la vía a un levantamiento parcial de las sanciones internacionales contra Irán, país que se comprometió a reducir sus capacidades nucleares (centrifugadoras, reservas de uranio enriquecido...).
El objetivo, palabras más palabras menos, era impedir que fabricara una bomba atómica, garantizándole el derecho a desarrollar una actividad nuclear civil, bajo estricto control del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Retirada de Estados Unidos
Pero el 8 de mayo de 2018, el entonces presidente republicano, Donald Trump, anunció que Estados Unidos se retiraría del acuerdo, como efectivamente lo hizo, y que volvería a imponer sanciones económicas contra Irán, lo que dejó el acuerdo moribundo.
Washington restableció en los meses siguientes unilateralmente duras sanciones que apuntaron en particular a los sectores petrolero y financiero iraníes, y por tal motivo varias empresas internacionales pusieron fin a sus actividades o a sus proyectos en Irán.
Reducción de los compromisos
Un año más tarde, a la altura del 8 de mayo de 2019, Irán empezó, en represalia, a incumplir algunas de sus obligaciones, esperando presionar de ese modo a los demás miembros del acuerdo para ayudarlo a esquivar las sanciones estadounidenses. Trump, por su lado, impuso nuevas restricciones.
Irán superó los niveles de enriquecimiento y la cantidad de agua pesada autorizada y en enero de 2020 anunció que ya no estaba dispuesto a respetar ningún límite "sobre el número de centrifugadoras". Un año más tarde, y por esta línea, reveló que empezó a producir uranio enriquecido al 60%.
Discusiones en Viena
Ahora, para llegar al último capítulo de este periplo, en abril del 2021 se reanudaron nuevas discusiones en Viena (Austria), en donde se invitó a Estados Unidos a participar en ellas de forma indirecta tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, que se dijo favorable a reintegrar el pacto.
El 5 de agosto el nuevo presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisi, también se manifestó dispuesto a apoyar "cualquier plan diplomático" que permitiese el levantamiento de las sanciones estadounidenses, y finalmente en febrero de 2022 unas declaraciones optimistas dejaron presagiar un acuerdo.
No obstante, la invasión rusa de Ucrania ralentizó las discusiones y en marzo, cuando todo parecía bien encaminado, Estados Unidos e Irán se acusaron mutuamente de bloquear la negociación.
Posteriormente, el 30 de marzo Estados Unidos impuso sanciones financieras a los proveedores del programa de misiles balísticos de Irán, que calificó la medida de prueba como "mala voluntad" de Washington.
Nuevas sanciones
El 8 de junio, el OIEA adoptó, a instancias de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, una resolución que criticó la falta de cooperación de Irán, y en respuesta la República Islámica desconectó cámaras de seguridad del OIEA en sus instalaciones nucleares.
El 16 de junio, Washington anunció nuevamente un paquete de sanciones contra grupos petroquímicos iraníes, y el 28 de junio se iniciaron discusiones indirectas entre estadounidenses e iraníes en Catar, que se interrumpieron al cabo de dos sesiones, sin resultados visibles.
De regreso a Viena
El 26 de julio, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, entregó un proyecto de acuerdo y pidió a las partes aceptarlo para evitar una "peligrosa crisis".
El 4 de agosto, las partes (Irán, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) se reunieron en Viena con la participación indirecta de Estados Unidos, y tres días después Teherán pidió al OIEA que sepulte una investigación sobre sitios nucleares no declarados, donde se encontraron trazas de uranio enriquecido.
Pasado todo este rosario de reuniones, sanciones y acercamientos, ante un tema clave para las relaciones oriente-occidente, en estos momentos el "texto final" está siendo estudiado por la comunidad europea, en una etapa de “consulta con sus socios", y el mundo está en vilo por saber cuál será su desenlace.