Podría haber presiones sobre la decisión que tome la Fiscalía General de Colombia frente al caso de corrupción y malos manejos de fondos de donaciones y contribuciones monetarias a militares venezolanos refugiados en territorio nacional, dijo el hoy exembajador de Venezuela en Colombia, Humberto Calderón Berti, durante una rueda de prensa desde Bogotá, asegurando además que su relación con el presidente interino Juan Guaidó “no existe”.
Sobre el hecho de corrupción por el cual se presume salió de la Embajada, Berti explicó que 128 militares activos venezolanos que llegaron al país (más de 1.300 en total) no recibieron apoyo de instituciones colombianas ni internacional, no obstante “esa gente fue colocada en unos hoteles, se encargaron de ellos personas designadas por el presiente Guaidó, de su entorno, y esa gente manejó unos recursos que yo nunca supe de dónde venían, que nunca supe cuánto fue, que nunca supe cómo se gastaron hasta el día de hoy”.
“Pero de inicio de ese proceso, yo empecé a recibir rumores por las redes y personalmente de que había un mal manejo de aquellas cosas y que tenía que prestarle atención a lo que estaba ocurriendo, hasta que las autoridades colombianas -que no lo inventé yo- me dieron la alerta y me mostraron documentos donde se hablaba de prostitutas, de licor, de cosas indebidas, de mal manejo de recursos (…) Me llegó más información”, reiteró el diplomático.
Acto seguido aclaró: “Yo no tenía por qué condenar a nadie. Frente a las evidencias esto se llevó hasta la Fiscalía General de Colombia. Ellos están estudiando el caso. No ha sido mi responsabilidad que haya tomado tanto tiempo. Ellos sabrán (…) Estemos atentos a lo que pase. Lo que decida la Fiscalía yo lo voy a aceptar, pero también hay que estar atento a las presiones y manipulaciones que puedan hacer. Yo estoy seguro que la decisión no la van a aceptar”.
La filtración
Asimismo durante su intervención, a la que asistió EL NUEVO SIGLO, se refirió a la filtración que dio pie a la polémica, misma que fue publicada por el portal Panam Post “el viernes antes de que yo enviara el sábado el informe de auditoría a Caracas”, indicó Calderón. “¿Quién vio esa información? Gente entendida en esto, en primer lugar desde la propia Embajada, colaboradores míos que me hablaron de las irregularidades. Aquí hay doble facturación, facturación ficticia y una serie de manejos extraños (…) ¿Qué me correspondía hacer a mí como Embajador? Mandar a hacer una auditoría. Yo no soy policía. Yo no soy fiscal ni juez para juzgar a nadie. Yo mandé a hacer una auditoría y esa auditoría la sabían en Caracas”.
“Debo decir responsablemente frente a los venezolanos que yo no tuve nada que ver con la filtración. Ese no es mi estilo, mi forma ni mi manera (…) Pero ese no fue el hecho. El hecho fue que ocurrió el manejo impropio de esos recursos (…) La prensa tiene que decir lo que está pasando, es su derecho y su obligación (…) Lo triste de todo esto no es que se haya sabido, sino que haya ocurrido y eso había que sancionarlo”, agregó.
El concierto fallido
El Embajador fue insistente en admitir sobre el concierto de Cúcuta que, según se había dicho a los medios, la intensión del mismo era recaudar fondos para ayuda humanitaria, no sabía lo que el presidente Guaidó ni su canciller Julio Borges le habían dicho o prometido a los jefes de Estado de la región.
En este sentido dijo que fue a Cúcuta “el 23 de febrero junto a parlamentarios, junto al canciller Borges y el presidente Guaidó. ¿Qué se le dijo al presidente Duque, qué se le dijo a Piñera, al Presidente de Paraguay, al Secretario General de la OEA y a tanta gente importante que asistió ese día? Nunca lo supe y continúo sin saberlo. Y al pueblo venezolano tampoco se le dijo lo que se pretendía hacer. ¿Pasar la comida solamente? Eso no era todo… Están en deuda con el país. Le deben decir por qué ocurrió aquello ¿Que fue una catástrofe? Sí lo fue, pero no fue culpa de Guaidó, fue culpa de la tiranía venezolana que no permitió que pasaran los alimentos y las medicinas”.
Para cerrar su rueda de prensa dijo estar seguro que el país vecino se levantará y “ahí estaremos como piezas fundamentales para ayudar a su reconstrucción (…) pero si la transición se hace mal, no habrá democracia más nunca en Venezuela”.