El expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, liberado el viernes de la cárcel, congregó el sábado a sus fieles en su bastión sindical cerca de Sao Paulo para enunciar "la locura" del gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que lo trató a su vez de "canalla".
Miles de personas vestidas de rojo, los colores del Partido de los Trabajadores (PT), esperaban al inicio de la tarde una intervención de Lula en el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, cuna política del exmandatario, donde pronunció su último discurso antes de entregarse a la justicia el 7 de abril de 2018.
Lula (2003-2010), de 74 años, purgaba desde entonces en Curitiba (sur) una pena de 8 años y 10 meses por corrupción pasiva y lavado de dinero; pero fue liberado después que la corte suprema prohibiera dar inicio al cumplimiento de sentencias mientras los acusados tuviesen recursos legales disponibles.
Apenas traspasó las rejas de la sede policial donde había pasado 580 días, Lula denunció las políticas económicas liberales de Bolsonaro y anunció que se lanzará pronto a "recorrer el país para discutir una salida con nuestro pueblo".
En un video de Twitter de este sábado, se dijo decidido a "ayudar a liberar a Brasil de esta locura que está ocurriendo".
"Tenemos que cuidar la educación, cuidar el empleo, el salario, la cultura, cuidar el placer y la alegría, porque la juventud no vive sin motivación", agregó.
- Bolsonaro pide unidad de la derecha -
Bolsonaro, un excapitán del Ejército, pidió el sábado a la derecha que se ponga en orden de batalla.
"Amantes de la libertad y del bien, somos mayoría. No podemos cometer errores. Sin norte ni mando, hasta la mejor tropa dispara para todas partes, inclusive contra los amigos. No den munición al canalla, que momentáneamente está libre, pero cargado de culpa", tuiteó.
Un comentario que llega en un momento de divisiones entre sus aliados, muchas veces por purgas lanzadas por los sectores más radicales el "bolsonarismo" contra ministros o jefes de la bancadas oficialistas en el Congreso.
Uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, dio igualmente un paso al frente: "Día triste para el Brasil honesto, pero (...) cuanto mayor sea el obstáculo, mayor la victoria. Brasil tiene solución, vamos adelante", escribió.
La organización Vem Pra Rua (VPR), muy activa en las movilizaciones que en 2016 condujeron a la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, convocó para este sábado por la tarde a marchas en todo el país para denunciar la decisión del tribunal supremo.
Lula fue condenado como beneficiario de un apartamento en el litoral de Sao Paulo, ofrecido por una constructora a cambio de contratos en la estatal Petrobras.
Pero el exmandatario, que enfrenta al menos otros seis procesos, niega los cargos y se considera víctima de una manipulación judicial para impedirle presentarse a los comicios presidenciales de 2018, en los que resultó elegido Bolsonaro.
- Energía juvenil... -
Bolsonaro, de 64 años, cultiva la imagen de un exmilitar que sabe cabalgar, nadar, andar en moto y tiene una fuerza vital que le permitió recuperarse de la puñalada en el abdomen que en septiembre de 2018 estuvo a punto de costarle vida.
En cuanto a Lula, una de sus primeras preocupaciones desde el viernes ha sido demostrar que sus 19 meses en una sala de 15 m2 no han afectado su vitalidad.
Ya en el mitin en Curitiba, confirmó su intención de casarse con la socióloga Rosángela da Silva, de 52 años según los medios, quien estaba a su lado y con quien se besó a pedido de la multitud.
Este sábado en el video de Twitter, declaró: "Tengo 74 años desde el punto de vista biológico, pero 30 años en energía y 20 años en tesón", escribió, usando una palabra (tesão) que en portugués tiene una fuerte connotación de deseo sexual.
- Golpe a Lava Jato -
La prohibición del encarcelamiento después de la segunda instancia priva a la operación anticorrupción Lava Jato de uno de sus instrumentos favoritos.
Esa operación, dirigida por el exjuez y actual ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, llevó a la cárcel a decenas de políticos y empresarios de primer plano, implicados en una trama de sobornos en Petrobras.
La decisión de la corte suprema obligará a revisar la situación de casi 5.000 presos, incluyendo un cuarentena de condenados por los jueces de Lava Jato.
Pero esa investigación se vio bajo sospecha cuando Moro aceptó ser ministro de Bolsonaro y por grabaciones que muestran una aparente connivencia entre Moro y los fiscales de Curitiba, reveladas por el portal The Intercept Brasil.
Lula exige que la corte suprema anule el juicio por el cual fue conenado, alegando la falta de imparcialidad de Moro. Esa decisión lo habilitaría para los comicios de 2022, dado que la ley brasileña determina que un condenado en segundainstancia no puede ser candidato hasta ocho años después de cumpli su sentencia.