Aunque es la crónica de una elección ganada sin realizarse y pese a que Rusia Unida, el partido del ‘eterno’ mandatario es muy impopular, las elecciones legislativas que arrancan hoy tienen una gran diferencia con la anteriores: la oposición silenciada.
De Rusia Unida, ese país no tiene sino el nombre del partido del presidente Vladimir Putin, que pese a su creciente rechazo ciudadano volverá a dominar la elección que concluye el domingo. Aunque despierta interés saber cuánta votación alcanzará ya que ha venido en sostenido descenso. A hoy. Solo el 26.4% de los rusos está dispuesto a votar por éste, 17 puntos porcentuales menos que hace cinco años (43.3%).
Ante este notorio declive, Putin se involucró en la campaña con dos estrategias claras: reprimir los movimientos contra el Kremlin, llevando a la cárcel al más destacado opositor Alexander Navalni y entregando incentivos monetarios, definidos como bonificaciones extras a algunos sectores poblacionales como policías y militares.
Así, tras ocho meses de abierta persecución y silenciamiento a la oposición, son tan pocos como pequeños los movimientos que participan en la elección de los diputados de la Duma, 12 jefes de entidades federadas, 23 parlamentos regionales y 11 ayuntamientos de capitales de entidades federadas.
El caso más emblemático del “prohibido disentir” emprendido por Putin fue el arresto a comienzos de año de Navalni a su regreso a Moscú, tras haber sido víctima de un envenenamiento del que acusó al Kremlin. Fue condenado a la cárcel por “violar repetidamente los términos de una sentencia” que por supuesto fraude se le emitió en 2014 y que tuvo el beneficio de libertad condicional. En junio, su movimiento fue prohibido por "extremismo".
Otro caso similar es el de Andrei Pivovarov, quien fue sacado de un avión con destino a Varsovia en San Petersburgo para ser arrestado por ‘incitar a la violencia’ y recluido en una cárcel de Krasnodar, desde donde lanzó su postulación a la duma. Ha realizado su campaña vía cartas que entrega a los pocos que pueden visitarlo y en las que con la firma de “candidato esposado” insta a votar por él y su partido, el liberal Yabloko.
"Quiero que las personas que se enteren de mi campaña comprendan que ha llegado el momento en que los que dicen la verdad son encarcelados solo por sus palabras", escribió recientemente Pivovarov, quien era objetivo del Kremlin desde que en 2017 trabajó en el exilio con el también crítico del régimen ruso, Mijael Jorodkovski y que ahora paga seis años de cárcel por una fuerte crítica que hizo en su página de Facebook.
Pivovarov es el único candidato de la oposición que aún se postula entre los al menos siete que planearon presentarse, pero fueron arrestados.
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Aunque no tiene posibilidad alguna de ser elegido, ya que su partido nunca ha logrado más del 2% del voto en Krasnodar, bastión de Rusia Unida, su candidatura simbólica busca aupar el descontento de miles de miles de ciudadanos.
Es en esa línea que opositores como Navalni y analistas políticos señalan que si bien “estas legislativas no tienen nada que ver con unas elecciones”, se debería votar por partidos diferentes al oficialismo no para lograr un contrapeso político, sino para capitalizar el creciente descontento hacia Putin y su partido.
Las encuestas sobre intención de voto, como reseñamos, las lidera obviamente el oficialista Rusia Unida con 26.4%, seguida del Partido Comunista con 17.2%, que de confirmarse desplazaría al ultranacionalista Partido Liberal Democrático (9%) como segunda fuerza. Entre tanto, en cuarto lugar está el bloque Rusia Justa-Patriotas de Rusia-Por la Verdad, con el 6,7 %.
Aunque se da por descontado el dominio de Rusia Unida en la Duma y en la mayoría de las representaciones locales y regionales, lo importante es medir cuán desgastado está por los múltiples escándalos de corrupción y un estilo de vida de sus miembros que contrasta con la caída de los ingresos reales de los rusos, que se ha agravado con la pandemia.
"Hay una casta de ciudadanos, altos funcionarios y diputados, que llevan una vida completamente diferente", afirma Nikolai Ribakov, líder del pequeño partido liberal Yabloko, tolerado por el Kremlin.
Para el analista y opositor en el exilio, Leonid Vólkov, “Todo el mundo ha sido excluido de la carrera, (...) todo se ha hecho para que Rusia Unida tenga una mayoría aplastante". Sin embargo, cree que es posible "presionar a Putin" gracias a la estrategia del "voto inteligente", que consiste en apoyar en cada circunscripción al candidato con más posibilidades de vencer al del Kremlin.
Entre tanto, el sentimiento generalizado de una ciudadanía golpeada duramente por la pandemia y la situación económica es que nada va a cambiar porque en Rusia es imposible disentir.
Grigory Matveyev, un técnico de iluminación de un teatro de Moscú resume en esta frase la desilusión de muchos que como él no ven un mejor futuro: “No tenemos ninguna opción real. Todos lo sabemos, todos lo vemos. Es imposible ver estas elecciones de forma positiva (...) es solo una farsa”.
Conscientes de que se contará el apoyo al partido de Putin, se ha impulsado la participación con carteles que animan a votar electrónicamente desde el sofá. Y, si lo hacen, participan en una lotería para ganar una casa o un coche.
En las cuestiones de fondo, la campaña para elegir a los 450 diputados es casi inexistente, salvo algunos carteles y debates televisivos.
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Variopinta de candidatos
Y más allá de su militancia política, en esta cita electoral hay candidatos desde encarcelados -como reseñamos- pasando por una conocida exagente de inteligencia, opositores moderados y, obviamente, incondicionales al presidente Putin.
Estos son cinco tipos de candidatos en estos comicios:
Los renovadores. El Kremlin sabe que Rusia Unida es impopular y necesita inyectar sangre nueva con candidaturas renovadoras. La más notable es la de Denis Protsenko, jefe de un gran hospital de Moscú, que dio una imagen tranquilizadora, franca y competente en la lucha contra el covid-19. Inicialmente se negó a ser candidato, pero finalmente lo llamó el propio Putin. El médico obedeció y lanzó su candidatura.
Otro rostro nuevo es el de María Bútina. Detenida en julio de 2018 en Estados Unidos, pasó 18 meses en prisión por intentar infiltrar a los republicanos cercanos al entonces presidente Donald Trump por cuenta de la inteligencia rusa. Tras su liberación y su regreso a Rusia, obtuvo un programa en la televisión estatal RT, en el que hizo cosas como filmar el rostro del opositor Alexéi Navalni cuando estaba en huelga de hambre durante su detención.
Opositores acosados. Tras la eliminación del movimiento de Navalni, los pocos candidatos contra el poder autorizados son los que se enfrentan a más limitaciones. Al caso de Pivovarov que citamos se suma Daria Artemova, de 19 años y candidata independiente "por el cambio" en su municipio de Berdsk, Siberia, cuenta en Instagram las numerosas amenazas que ha recibido, como una corona fúnebre enviada a sus padres.
Las cortinas de humo. En cada elección rusa aparecen candidaturas destinadas a perturbar al electorado de oposición. El ejemplo más notable se encuentra esta vez en San Petersburgo, donde el opositor Boris Vichnevski, candidato al consejo municipal, se enfrenta a otros dos Boris Vichnevski, quienes además de tener el mismo nombre, lucen la misma barba y calvicie. En el centro de Moscú, donde está el Kremlin, el Parlamento, los servicios secretos y muchos ministerios, el partido de gobierno es tan impopular que ni siquiera tiene oficialmente un candidato. Pero según la oposición moscovita, Rusia Unida se esconde detrás de la candidatura independiente de Oleg Leonov, una personalidad respetada que dirige una asociación de búsqueda de personas desaparecidas.
Estrellas del poder. Figuras clave del sistema de Putin, como Serguéi Lavrov y Serguéi Shoigú, respectivamente ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, son candidatos a diputado por el oficialismo. Su misión es atraer a los votantes tradicionales del poder, que podrían sentirse tentados por la abstención.
Oposición pro-Putin. Desde hace 20 años, el Kremlin acepta a tres partidos en la oposición parlamentaria, normalmente dóciles: los comunistas, los nacionalistas del LDPR y el partido centrista Rusia justa. Estos partidos dieron su apoyo a la reforma constitucional que autoriza a Putin seguir en el poder hasta 2036, e incluso a la ley que permite excluir a los partidarios de Navalni de las elecciones.
Sus jefes históricos, Guennadi Ziugánov de 77 años, Vladimir Jirinovski de 75, y Serguéi Mirónov de 68, son candidatos a la reelección.