Diez mil muertos, cadáveres aplastados por los blindados y manifestantes rematados con bayonetas por el ejército chino, es el relato macabro revelado veintiocho años después por un archivo británico sobre la represión de Tiananmen en junio de 1989 en Pekín. "La estimación mínima de los civiles muertos es de 10.000", concluye un telegrama secreto enviado el 5 de junio de 1989 por Alan Donald, embajador de Reino Unido en Pekín.
"La estimación mínima de los civiles muertos es de 10.000", concluye un telegrama secreto enviado el 5 de junio de 1989 por Alan Donald, embajador de Reino Unido en Pekín, a su gobierno al día siguiente de la sangrienta represión de siete semanas de manifestaciones por la democracia en China.
Este documento de los Archivos Nacionales británicos, publicado más de 28 años después de los hechos, pudo ser consultado por la AFP.
La estimación es casi diez veces más elevada que los balances que circulaban entonces y que situaban la cantidad de víctimas entre varios cientos y unos mil muertos.
El gobierno chino, que impone un férreo tabú sobre este periodo, afirmó por su parte en junio de 1989 que la represión de los "disturbios contrarrevolucionarios" había dejado 200 muertos entre los civiles y "varias decenas" entre las fuerzas de seguridad.
El testimonio de Alan Donald proyecta un escenario terrorífico de la violencia que se desencadenó en la noche del 3 al 4 de junio, cuando el ejército inició su avance hacia la gigantesca plaza de Tiananmen, corazón simbólico del poder comunista ocupada por los manifestantes.
"Los blindados que transportaban tropas del 27º Ejército abrieron fuego contra la multitud (...) antes de pasarles por encima", escribe el embajador. Alan Donald cita como fuente a una persona cuya identidad está oculta pero que obtuvo la información de un "amigo cercano, actualmente miembro del Consejo de Estado", gobierno chino.
Cuando los militares llegaron a la plaza de Tiananmen "los estudiantes comprendieron que tenían una hora para evacuar, pero después de solo cinco minutos, los blindados atacaron", informa Alan Donald. Los manifestantes "fueron hechos pedazos".
Los tanques "pasaron por encima de los cuerpos varias veces, haciendo como una 'masa' antes de que los restos fuesen recogidos por una excavadora. Restos incinerados y arrojados con un chorro de agua por las alcantarillas", relata en un lenguaje telegráfico.
Calificados de primitivos
"Cuatro estudiantes heridas que suplicaban por sus vidas recibieron golpes de bayoneta", añade el embajador, antes de detallar que ambulancias militares "sufrieron disparos cuando intentaban intervenir".
Estos abusos son atribuidos principalmente al 27º Ejército, compuesto por soldados de la provincia de Shanxi (norte) "analfabetos en un 60% y calificados de primitivos" y que estaba dirigido por Yang Zhenhua, sobrino de Yang Shangkun, entonces presidente de la República Popular (un puesto honorífico).
Según el documento, la represión provocó tensiones en el ejército. El comandante militar de la región de Pekín negaba comida y cuarteles a los soldados provenientes de las provincias para restablecer el orden.
"Algunos miembros del gobierno consideran que la guerra civil es inminente", afirma el embajador.
En cuanto al balance de muertos, "creo que es fiable", declara a la AFP el exlíder estudiantil Xiong Yan, ahora nacionalizado estadounidense.
Igualmente es considerada creíble por el experto en China Jean-Pierre Cabestan, quien recuerda que documentos desclasificados estos últimos años en Estados Unidos dieron las mismas estimaciones. "Esto hace que dos fuentes bastante independientes digan lo mismo".
Este balance "no es tan sorprendente teniendo en cuenta la cantidad de gente que había en Pekín, el número de gente movilizada" contra el gobierno chino, señala el sinólogo de la Universidad Bautista de Hong Kong, que se encontraba en la capital china en los días anteriores a la represión.
El régimen "había perdido el control de Pekín", recuerda, con numerosos puestos de control ocupados por protestantes en toda la ciudad. "Los pekineses lucharon, hubo seguramente muchas más batallas de lo que se piensa".
El exlíder estudiantil Feng Congde, establecido en Estados Unidos, menciona no obstante otro telegrama enviado tres semanas más tarde por el embajador Donald que reduce el número de muertos entre 2.700 y 3.400.
Feng considera esta estimación "bastante fiable" y revela que coincide con la que dio en ese momento la Cruz Roja china (2.700 muertos) y los comités de estudiantes junto a los hospitales.
Los disidentes
De otra parte, China se ha convertido "en uno de los basureros más grandes del mundo" por su desigualdad social, dijo el escritor disidente chino Liao Yiwu, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en el oeste de México.
"Existe en China una riqueza que sólo le pertenece a la clase política poderosa, esta es la verdad, y es una riqueza sucia, por eso creo que China se ha vuelto uno de los basureros más grandes del mundo", dijo Liao Yiwu en conferencia de prensa.
Para el autor, nacido en 1957 y refugiado en Alemania, "ha habido muchos cambios en China; ha establecido relaciones comerciales con Occidente, y esto ha provocado un desarrollo económico, pero no ha repercutido en lo absoluto con el pueblo".
Ejemplificó esa afirmación con un reciente ejercicio matemático que hizo sobre la venta de apartamentos de un edificio nuevo construido en su natal Sichuan, provincia del suroeste de China.
"Para que una persona común y corriente pueda comprar tan sólo el baño de uno de esos departamentos de ese edificio, tendría que haber comenzado a trabajar desde hace 100 años", expuso.
Por "El imperio de los bajos fondos", que describe con una serie de semblanzas a los excluidos de una China en plena transformación, Liao Yiwu recibió en 2011 una advertencia de Pekín por publicar su obra en el extranjero, pero buscó refugio en Alemania para escapar a la censura.
En la conferencia, a la que asistió escoltado por guardias de la alcaldía local, Liao Yiwu dijo que el gobierno de su país pidió a los organizadores de la feria de Guadalajara retirarle la invitación, como también lo solicitó, sin éxito, a las autoridades del último festival de libros de Frankfurt, Alemania.
Esas peticiones, consideró el poeta, "es una especie de amenaza: 'si no haces lo que te pido no voy a hacer negocios contigo'".
Liao Yiwu amplió y profundizó las críticas que ha hecho sobre el Premio Nobel de Literatura entregado este año a su compatriota Mo Yan, y recordó que tuvo una conversación al respecto con la rumana Herta Müller, Premio Nobel 2009.
Ambos llegaron a la conclusión de que premiar a Mo Yan "es uno de los errores más grandes que ha cometido el jurado del Premio Nobel por más de 100 años (porque) es en realidad un alto político chino. Fue un desastre haberle dado este premio", dijo.
El autor, que a pesar de vivir en un país en el que dice sentirse libre habla poco a los medios de comunicación, dijo que aunque tiene algunos textos periodísticos, se considera más escritor.
"Los reporteros se interesan por las noticias, los acontecimientos nuevos, yo en realidad me intereso más por el pasado, por las cosas y las personas del pasado", dijo.
Sus temas de mayor interés, añadió, son "los abandonados de la sociedad, por la China que yo llamo la China de abajo, esa China que no se ve constituida por personas que se mueven como ratones por debajo del piso y que nadie ve".
Los temas más prohibidos en China son pornografía, política y sus obras, dijo Yiwu, para quien la palabra poesía "evoca pesadillas" en su mente.
El autor escribió el poema "Masacre" durante los días de la represión de la Plaza de Tiananmen en 1989, lo que provocó que el gobierno de China lo encarcelara en 1990 durante cuatro años.