La doble tarea de Laschet: unir la derecha y ganar legislativas | El Nuevo Siglo
ARMIN LASCHET, el candidato conservador para gobernar Alemania
foto archivo AFP
Sábado, 24 de Abril de 2021
Redacción internacional

CONVERTIRSE en el heredero de la línea moderada y proeuropea de Ángela Merkel es el objetivo de Armin Laschet, el candidato a sucederla no solo al frente del partido conservador sino convertirse en canciller, lo que sin duda será un gran desafío por el alto listón que deja esta mujer tras 16 años al mando de Alemania.

Pero para ello, este líder regional afable y con una característica sonrisa tímida tendrá que superar dos grandes obstáculos: convencer a la opinión pública y reparar las relaciones con Merkel, afectadas por sus visiones diferentes sobre cómo hacer frente a la pandemia del coronavirus.

De 60 años, a menudo subestimado y dado por derrotado, ha logrado hasta ahora sobreponerse y seguir en primera línea de la carrera.



El pasado martes, Laschet, que preside desde enero la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Merkel, logró imponerse a Markus Söder, líder de la pequeña formación bávara CSU, después de una dura guerra interna. Y a propósito de ella dijo que “no nos pusimos las cosas fáciles porque definitivamente la de septiembre se trata de una decisión histórica para el futuro de nuestro país".

De igual forma recordó la importancia de la CDU-CSU porque "La CDU no ganará las elecciones sin la CSU y viceversa", al tiempo que prometió que de alcanzar el triunfo Söder desempeñará un rol central.

Así, Laschet representa las esperanzas de los conservadores alemanes en las elecciones del 26 de septiembre, donde tiene grandes posibilidades de convertirse en canciller, aunque de momento las intenciones de voto por su partido hayan bajado.

"Armin el turco"

Laschet es considerado un heredero natural de Merkel, que es claramente su modelo político. Este padre de tres hijos es un "europeísta entusiasta" y fue uno de los pocos que apoyó sin reservas a la canciller en su decisión de acoger a cientos de miles de migrantes de Siria y Afganistán en 2015.

Sus convicciones sobre este tema vienen de hace tiempo. Su amplia política de integración cuando era ministro regional en 2005 le valió el apodo de "Armin el turco" dentro de la CDU.

La diversidad étnica no es "una amenaza, sino un reto y una oportunidad", declaró en 2009.

Armin Laschet nació en febrero de 1961 en el seno de una familia modesta de Aquisgrán, en la región de Renania del Norte-Westfalia, que dirige desde 2017.

Su padre era minero y logró convertirse en profesor. "Me mostró que trabajar vale la pena, que el ascenso social es posible", dijo en una autobiografía.



Ferviente católico, Laschet conoció a su esposa en la coral de la parroquia, estudió Derecho y trabajó como periodista antes de lanzarse a la política.

Tras cinco años en el Bundestag, ejerció como eurodiputado, entre 1999 y 2005, especializado en política internacional y cuestiones de seguridad.

Aunque a menudo sobresalen sus cualidades de conciliador, su imagen de responsable "indeciso" y que actúa a veces "sin reflexionar", le pasa factura, según la prensa alemana.

En la primera ola de la pandemia, en marzo de 2020, Laschet rechazó las medidas estrictas, pero luego cambió de parecer e impuso el primer confinamiento local del país, tras detectarse un gran foco de contagios en un matadero.

Y prácticamente actuó de la misma manera un año después, cuando Alemania entró en la tercera ola.

Era pos-Merkel

Tras cuatro mandatos de Ángela Merkel que devolvió protagonismo mundial a Alemania y lo convirtió en un factor clave en la geopolítica europea, las elecciones de septiembre despiertan gran incertidumbre por estar acostumbrados a tener la imagen de un país estable y fuerte.

A medida que se acerca el fin de su mandato, el paisaje político de Alemania se descompone poco a poco y crecen las dudas. De allí que los más recientes sondeos muestran un ascenso de los Verdes y una baja de los conservadores.

La encuesta de RTL-ntev cayó como una bomba al señalar que, por primera vez, los Verdes lideran las intenciones de voto, con un 28%, por delante de la Unión conservadora CDU-CSU (21%).

El viento a favor que parece soplar para los "Grünen", los Verdes, se intensificó con el nombramiento de Annalena Baerbock, de 40 años, como candidata para reemplazar a Angela Merkel.

Esta excampeona de salto de trampolín sin experiencia gubernamental representa un "nuevo punto de partida", según el semanario Der Spiegel.

Sin ocultar sus ambiciones, la nueva líder de los Verdes afirmó recientemente que quería "dirigir el gobierno" tras las elecciones.

Al decidir, sin luchas intestinas, entre sus dos copresidentes, Baerbock y Robert Habeck, los ecologistas alemanes dieron una lección de madurez y quieren aprovechar el momento político creyendo que el elegido conservador no tiene la suficiente fuerza para aglutinar a la derecha.

Los recientes éxitos en las elecciones europeas de 2019 y los comicios regionales de marzo ayudan a que los Verdes dejen de lado sus rivalidades internas. Con el riesgo de que "la valentía de discutir y de argumentar que les ha caracterizado durante décadas se subordine ahora a la toma del poder", advirtió el semanario Die Zeit.

Las semanas venideras se anuncian cruciales para la "imagen de Baerbock está forjándose dentro del electorado", explicó el politólogo Thorsten Faas, de la Universidad libre de Berlín.

Sin embargo, los conservadores con Laschet apuntaran al legado de Merkel, que con su gestión no solo marcó el país sino la política europea. Y entienden que el hartazgo de los ciudadanos tras más de un año de restricciones ha generado apatía electoral, lo que se ha visto reflejado en las encuestas. Están seguros que serán los mismos ciudadanos que en poco tiempo reconocerán que dichas medidas fueron inevitables para mitigar el impacto fuerte del covid-19.

Y, frente al posible resentimiento que puede subsistir por la no escogencia de Söder, quien era considerado el "candidato del corazón" para un sector conservador, Laschet deberá concitar a ese electorado, especialmente jóvenes, con un discurso claro, abierto, pero sobre todo que proponga soluciones a los problemas que más los aquejan.

También los conservadores van a tener que construir un innovador programa de gobierno, una verdadera apuesta tras 16 años en el poder y en un momento en que incluso uno de sus pilares ideológicos, el "déficit cero" quedó pulverizado con la pandemia.

La pregunta es si defender la herencia de Merkel o iniciar una nueva página. "Y nadie sabe qué van a defender los conservadores una vez que Merkel no sea canciller", sostuvo esta semana Der Spiegel.

Como se conoce, la política alemana ha estado dominada durante años por dos partidos: el conservador y el socialdemócrata. Pero la irrupción en 2017 de la extrema derecha en el parlamento marcó un punto y aparte.

Adicional a ello el reciente auge de los Verdes y su liderazgo en las intenciones de voto tornan posibles varias coaliciones. Así, los ecologistas podrían aliarse con los conservadores, como ya ocurre en algunas regiones, o girar hacia la izquierda y unirse con los socialdemócratas de Olaf Scholz y los liberales, e incluso la extrema izquierda Die Linke.