Como lo había anticipado EL NUEVO SIGLO Kamala Harris de 55 años edad será la formula vicepresidencial de Joe Biden.
No había duda de que Harris, senadora afroamericana del Estado de California, era la más opcionada, a pesar de las confrontaciones que sostuvo con el candidato durante las primarias, considerando que es quien cumple con la mayor cantidad de requisitos para ocupar el cargo.
Harris se desempeñó como fiscal general de California, así como del distrito de San Francisco y se ajusta a las características descritas por Biden cuando anunció que sería una mujer, en el sentido de aportar frescura, dinamismo y juventud a la campaña.
Como se recordará, la avanzada edad de Biden exige que Harris, de llegar a la Casa Blanca, deba estar lista para tomar las riendas de la nación en cualquier momento y posiblemente será la candidata para las siguientes elecciones pues es muy improbable que Biden aspire a la reelección.
Sin embargo aunque la candidata a la vicepresidencia puede aportar votos dentro de la comunidad negra tan haber liderado los discursos a favor de una reforma dentro de la Policía, no aporta ventajas regionales y es posible que el centro del país pueda sentirse poco representado.
Harris, hija de inmigrantes de Jamaica y de India, fue la primera mujer, pero también en la primera persona negra, en dirigir los servicios judiciales del estado más poblado del país.
En enero de 2017, se juramentó en el Senado en Washington, convirtiéndose en la primera mujer con raíces en el sur de Asia en llegar a la Cámara Alta, y en la segunda senadora negra en la historia de Estados Unidos.
A pesar de su cercanía con la familia Biden, sorprendió al atacar con virulencia al precandidato durante el primer debate del partido, en 2019, cuestionando sus posiciones sobre políticas para acabar con la segregación racial en la década de 1970.
Entonces, Harris contó conmovida, cómo, cuando era niña, viajaba en uno de los autobuses que llevaban a escolares negros a barrios blancos. El agrio intercambio con el exvidepresidente la hizo disparar en las encuestas.
Pero a pesar de un inicio de campaña con bombos y platillos frente a más de 20.000 personas, rápidamente bajó en los sondeos, sin lograr definir claramente su candidatura.
Tras finalmente abandonar las primarias antes de las primeras votaciones en febrero, Harris anunció su respaldo a Biden en marzo.
Algunos aliados del exvicepresidente de Barack Obama no le perdonaban no haberse retractado lo suficiente de sus críticas y advertían contra una compañera de fórmula demasiado "ambiciosa", una apreciación considerada sexista por los partidarios de Harris.
Pero su experiencia en los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, así como su personalidad extrovertida, muy distinta a la del candidato demócrata y su dureza como exfiscal, finalmente venció esos temores.
Pasado controvertido
Harris creció en Oakland, en la California progresista de los años 1960, orgullosa de la lucha por los derechos civiles. Estudió en la Universidad de Howard, fundada en Washington para acoger a estudiantes afroestadounidenses segregados, y recuerda regularmente su membresía en la asociación de estudiantes negros Alpha Kappa Alpha.
En el Senado, Harris se hizo conocida por sus interrogatorios, a veces un poco salidas de tono, durante audiencias de alta tensión en las que había prometido "liderar la acusación" contra Trump.
Pero su pasado como fiscal también le pesa en contra.
Desde Carolina del Sur hasta Michigan, los votantes negros y progresistas lamentan su reputación de dureza. Cuestionan en particular sus iniciativas como fiscal para castigar fuertemente los delitos menores que, según sus críticos, afectaron más que nada a las minorías.
Al reunirse con los votantes, su imagen cálida también contrasta con cierta rigidez, mostrando en ocasiones una falta de autenticidad.
"Algunos, especialmente entre los jóvenes negros, la ven como parte del problema, no como la solución", advirtió David Barker, profesor de ciencias políticas en la American University en Washington.
Resta ver si ahora Kamala Harris logrará movilizar a este electorado potencialmente clave para alcanzar, junto a Joe Biden, la Casa Blanca.