El FBI no tenía ningún motivo político oculto cuando abrió en 2016 una investigación sobre posibles vínculos entre el equipo de campaña de Donald Trump y Rusia, según un informe oficial publicado el lunes que contradice en gran medida las objeciones del presidente y sus partidarios.
"No encontramos evidencia de sesgo político o motivación inapropiada" que hubiera pesado sobre la decisión de abrir la investigación, escribe el inspector general del Departamento de Justicia, Michael Horowitz.
Según él, la decisión, tomada sobre la base de la información proporcionada por un socio extranjero "confiable", cumplió un "objetivo autorizado".
Sin embargo, su informe señala que algunos agentes posteriormente cometieron "errores y omisiones", particularmente cuando pidieron luz verde para escuchar las conversaciones de un exasesor del candidato Trump.
Estos comentarios permitieron que el inquilino de la Casa Blanca encontrara consuelo en el informe.
"Lo que sucedió es una pena", comentó el presidente, cuyo mandato fue afectado en sus primeros dos años por estas investigaciones.
"No debería sucederle a ningún otro presidente", dijo Trump, quien describió la investigación contra su equipo de campaña como un "intento de golpe de Estado".
El informe "muestra claramente que el FBI inició una investigación intrusiva de un candidato presidencial sobre la base de sospechas que, en mi opinión, las más fuertes eran insuficientes para justificar las medidas tomadas", agregó el fiscal general Bill Barr.
Pero para la oposición demócrata, el informe del inspector general "desmantela una teoría de conspiración (...) que el presidente Trump y los republicanos del Congreso han propagado durante años (...) para desviar la atención de graves errores del presidente Trump".
La investigación iniciada por el FBI fue confiada en 2017 a Robert Mueller, un fiscal especial, quien después de casi dos años de investigación concluyó que no tenía evidencia de colusión entre Moscú y el equipo de campaña de Trump.
Sin embargo, describió una serie de inquietantes presiones de Trump sobre su investigación, diciendo que no podía exonerarlo de sospechas de obstrucción a la justicia.
El FBI estaba satisfecho con la publicación del informe.
El director del FBI, Christopher Wray, reconoció sin embargo los problemas planteados por el inspector general y le aseguró que no dudaría en tomar medidas disciplinarias contra los agentes identificados en su informe.