“Históricos” referendo y abstención en México: 82% | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Presidencia de México
Lunes, 11 de Abril de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

“INNECESARIO", "costoso" y "fuera de lugar". Así fue ratificado por los opositores al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el referendo que incorporado por iniciativa suya a la Constitución en 2019 se realizó el domingo con una inédita abstención: 82%.

Aunque se presumía que la participación sería baja, tanto por una creciente apatía ciudadana como por los llamados opositores a no votar ya que no era un referendo revocatorio sino una campaña de “propaganda” del mandatario para medir su fuerza política, no se esperaba que fuera de tal proporción.

Así, de los 93 millones de mexicanos convocados a las urnas participaron un poco más de 16 millones, quedando lejos del umbral constitucional exigido (40% del censo electoral) para que el referendo fuera vinculante.

Según un conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), entre 90,3% y 91,9% de los electores votaron a favor de que López Obrador "siga en la presidencia", frente al rango de 6,4% a 7,8% que apoyaron revocarle el mandato "por pérdida de la confianza". La participación fue de entre 17% y 18,2%.

Sin embargo, el resultado -que fue menos de la mitad del que logró para presidente- fue proclamado como una gran victoria por el izquierdista jefe de Estado, porque recabó el 91% de los apoyos para seguir gobernando y sacar avante reformas tan polémicas como costosas.

López Obrador responsabilizó a INE de la alta abstención por las ‘trampas’ en las que a su juicio incurrió, entre ellas el haber reducido los puestos de votación a un tercio de los que operan para las elecciones nacionales y regionales.

“Hay que tener en cuenta que no se instalaron todas las casillas (centros de votación), se instaló un tercio, ahora fueron 57.000 casillas. Lo digo porque nuestros adversarios, aunque se enojen, dicen que es la mitad de los votos que tuvo el presidente (en 2018). Sí, pero con una tercera parte, y con las trampas y con el boicot del INE", sostuvo AMLO ayer en su habitual rueda de prensa matutina.

Pero lo que el mandatario califica como “trampa” y “boicot” correspondió al forzado ajuste que debió realizar el Instituto Nacional Electoral para esta consulta por el recorte presupuestal que le hizo la Cámara de Diputados (de mayoría gobiernista). De los US$190 millones demandados para la organización y realización de la misma se aprobaron menos de la mitad.

AMLO acusa al INE de haberse confabulado con la oposición para sabotear el referendo, por lo que anunció una reforma constitucional para que sus miembros y los del tribunal electoral sean elegidos por voto popular y no por la Cámara de Diputados.

"Es rotundamente falso que el INE no haya cumplido con su deber de difundir" la consulta, se defendió el titular del organismo, Lorenzo Córdova.

El presidente anuló su papeleta escribiendo "¡Viva Zapata!" (por el líder revolucionario Emiliano Zapata) para mostrarse imparcial, aunque Córdova denunció el "potencial uso de recursos públicos" por parte del oficialismo para promover el referendo.

Esta situación había sido advertida por varios analistas políticos como José Luis Valdés, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, quien aseguró que ante el previsible fracaso de la consulta, el gobierno izquierdista diría -tal cual ocurrió- culparía al Instituto electoral que el mismo “no hizo lo suficiente” porque “es claro que quiere apoderarse del INE…promover una reforma para que los consejeros del mismo sean electos a mano alzada, y no nombrados por una Cámara de Diputados democrática”.

Valdés reiteró que la mencionada consulta popular “nadie se lo pidió al presidente. Él lo sacó de la manga…No es un referendo revocatorio sino un referendo confirmatorio, con el objetivo de lograr que la gente se pronuncie con relación a su presidencia”



“No a reelección”

Al agradecer a los mexicanos que acudieron a votar, el presidente aseguró que les responderá con fidelidad y trabajo. "Sí tengo cómo pagarles: no traicionándolos jamás y seguir trabajando en el bien del pueblo", sostuvo, al tiempo que aseguró no impulsará una reforma constitucional para reelegirse.

"No me voy a pasar porque soy demócrata y no estoy a favor de la reelección. Vamos a terminar la obra de transformación", dijo.

"Quiero agradecerles porque más del 90% votó para que yo terminé mi mandato, más de 15 millones de mexicanos están contentos y quieren que yo continúe hasta septiembre de 2024", agregó en su mensaje a la Nación, en el que ratificó su compromiso de trabajar "a fondo" para una "transformación" de México.

En otro acápite de su emotiva intervención dijo que "No tenemos un rey en México, no hay una oligarquía, es una democracia" en la que "el pueblo pone y él pueblo quita”.

López Obrador defendió que, pese a la escasa participación, se registraron más votos que los obtenidos por los expresidentes Ricardo Anaya y José Antonio Meade en las elecciones de 2018. "Obtuve más votos ahora para que continúe que en 2006", ha afirmado antes de señalar que este ejercicio servirá de precedente para "futuros sexenios".

Para el analista político Hernán Gómez Bruera, el plebiscito demostró que la capacidad de movilización de López Obrador "está fuerte y tiene músculo", pese a la alta abstención.

"La verdadera prueba de fuego va a ser en 2024 cuando se vaya, porque nadie pareciera capaz de ocupar su lugar de liderazgo", comentó Gómez a la AFP.

Para sucederlo, el gobernante se inclina por su copartidaria Claudia Sheinbaum, alcaldesa de Ciudad de México.

"Fue una votación sólo de ellos, pero López Obrador la va a querer utilizar para intentar controlar los órganos electorales pensando en 2024", comentó, por su parte, el historiador José Antonio Crespo.

En México, de 126 millones de habitantes, el voto no es obligatorio.



Ejercicio de "propaganda" 

Al votar a favor de la permanencia, Carmen Sobrino, de 64 años, confió en que el presidente "siga y repita (mandato)", si bien éste ha sido enfático en que se retirará de la política cuando termine su gestión.

Los opositores, que habían llamado a la abstención, volvieron a cargar contra el plebiscito alegando que fue simplemente un acto de "propaganda".

"Quedará marcado por la ilegalidad, la mentira, manipulación y el desvío de recursos públicos", aseveró Marko Cortés, del conservador Partido Acción Nacional (PAN, segunda fuerza en el Congreso).

Pudo haber sido un ejercicio "histórico", pero el oficialismo lo convirtió en una "burla" para "satisfacer su propio ego y seguir engañando a los mexicanos", lanzó a su vez Alejandro Moreno, líder del exhegemónico PRI.

En ciudades como Guadalajara la afluencia de votantes fue baja. "Nos está llevando a la ruina", declaró Guadalupe Pastor, mecánico jubilado de 60 años, quien votó para que AMLO deje el poder.

En los dos años y medio que le restan de mandato, el proyecto de "transformación" de López Obrador demanda reformas constitucionales para las cuales no le alcanzan sus mayorías parlamentarias.

El mandatario fundamenta su aceptación en programas sociales a los cuales destina este año 23.000 millones de dólares (6,4% del presupuesto) y políticas como la mejora del salario mínimo (265 dólares mensuales).

Según cifras oficiales, 44% de los mexicanos vive en pobreza, uno de los males que el presidente se comprometió a combatir junto con la corrupción.

Entre sus retos también están la persistente violencia criminal, que deja unos 340.000 muertos desde 2006, y una economía golpeada por el covid-19, que este año solo crecería 3,4%./