Frente a un repunte de los casos de Covid-19 y a menos de una semana del regreso a clases, Francia declaró ayer a 21 departamentos en zona "roja" y extendió a todo París el uso obligatorio de la mascarilla.
"La epidemia está volviendo a ganar terreno en todo el país", declaró el primer ministro francés, Jean Castex, en una rueda de prensa.
"Es el momento de actuar", añadió Castex, que busca evitar a toda costa un nuevo confinamiento general que sería devastador para la economía.
El gobierno puso fin a mediados de mayo a casi dos meses de un estricto confinamiento durante el cual se logró contener el avance de virus aunque al precio de más de 30.000 vidas.
Pero en las últimas semanas se registra una multitud de brotes del virus. Sólo en las últimas 24 horas se han reportado más de 6.000 contagios de Covid-19, un récord desde finales de mayo.
El número de hospitalizados se mantiene estable, 4.535, mientras que las personas en reanimación disminuyeron ligeramente, de 410 el martes a 381 ayer.
Ante a este recrudecimiento de la situación epidemiológica, el gobierno francés puso este jueves a otros 19 departamentos del país en zona "roja".
En total son 21, de los 96 departamentos metropolitanos franceses, que que han sido declarados como áreas de alta circulación del virus.
Entre estas zonas está París, donde, para intentar frenar los contagios, Castex anunció que el uso de la mascarilla será obligatorio en toda la ciudad a partir de hoy.
Su uso ya era obligatorio en el transporte público, los lugares cerrados y las calles más transitadas, bajo pena de una multa de 135 euros.
Frente al repunte del virus, "nuestro objetivo es hacer todo lo posible para evitar un reconfinamiento general así como una afluencia masiva de pacientes" como la que vimos en la primavera, insistió el primer ministro.
El uso de la mascarilla ya era obligatorio desde el martes en Marsella, la segunda ciudad del país, donde también se ordenó el cierre de todos los bares y restaurantes, una medida que el gobierno no excluye para París.
Este escenario sería catastrófico para la capital francesa, golpeada además por una caída drástica del turismo internacional, del que su economía depende estrechamente.
En los primeros seis meses del año, la Ciudad Luz perdió 14 millones de turistas debido al coronavirus y 6.400 millones de euros, según cifras publicadas ayer por el Comité regional del turismo de París.
La situación sanitaria es aún más preocupante cuando falta menos de una semana para que más de 13 millones de niños y adolescentes y cerca de 1 millón de profesores regresen a clases.
Francia cerró sus escuelas a mediados de marzo y las reabrió parcialmente durante unas semanas antes de las vacaciones de verano, que coinciden con el final del curso.
Pese a rebrote del virus, las autoridades no contemplan retrasar el regreso de los niños a las aulas, pero el primer ministro confirmó este jueves que todos los mayores de once años y los profesores deberán llevar mascarillas durante las clases y los recreos.
Jean Castex anunció también que la mascarilla será obligatoria "para todos" en las universidades. "La regla es simple: el uso de la mascarilla es desde ahora obligatoria en todos los espacios cerrados en donde estén varias personas", resumió.