DESPUÉS de días de protestas contra el gobierno en las calles de Teherán, tras el derribo accidental de un avión ucraniano, unas manifestaciones que según dijo no son representativas, el ayatolá Alí Jamenei pidió firmeza y unidad de los ciudadanos frente a sus "enemigos”.
Fue la primera vez en ocho años que Jamenei realizaba el sermón de la gran oración de los viernes en la mezquita Mosalla de Teherán. Su presencia es señal inequívoca del momento de tensión interna y externa que vive el país.
"Irán mostró que apoya la resistencia y no la sumisión. Aquellos que intentan mostrar otra cosa a la opinión mundial no son honestos", clamó Jamenei ante una mezquita abarrotada de fieles.
Jamenei calificó el derribo del avión civil ucraniano, alcanzado por error por un misil iraní el 8 de enero, de tragedia "amarga", pero pidió que no eclipse el "sacrificio" del general Qasem Soleimani, muerto cinco días antes en un ataque estadounidense en Irak.
"Fue un amargo accidente (...) pero algunos lo presentan de una manera que tiende a olvidar el gran sacrificio y martirio" del general Soleimani", jefe de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución y artífice de la estrategia militar iraní en Oriente Medio, dijo.
Este peso pesado de la política iraní falleció en un ataque con drones cerca del aeropuerto de Bagdad, cometido por Estados Unidos. En represalia, Irán atacó con misiles dos bases iraquíes que albergan a soldados estadounidenses y derribó por error el avión ucraniano que acababa de despegar de Teherán con destino a Kiev.
Estos ataques cruzados pusieron a Irán y Estados Unidos, enemigos acérrimos, al borde de un enfrentamiento, aunque finalmente los dirigentes suavizaron el tono y aseguraron que no deseaban una nueva guerra.
"Nuestros enemigos estaban tan felices con el accidente del avión como nosotros tristes... (Están) felices por haber encontrado algo para cuestionar a los Guardianes (de la Revolución), a las fuerzas armadas, al sistema", agregó.
En el avión viajaban 176 pasajeros y miembros de la tripulación, la mayoría iraníes y canadienses, y no hubo supervivientes.
Paralelamente, el hecho de que las autoridades iraníes tardaran en reconocer su responsabilidad en el accidente del avión desató protestas contra el gobierno en Teherán y en otras ciudades.
Un general de los Guardianes de la Revolución asumió la total responsabilidad del drama del avión y explicó que había sido provocado por un subordinado que pensó que el Boeing ucraniano era "un misil de crucero" y en un contexto de tensión y ataques cruzados disparó.
El presidente iraní, Hasan Rohani reconoció el jueves que había una crisis de confianza hacia las autoridades después de los acontecimientos de los últimos días. El mandatario también defendió su política de apertura frente a las críticas de los ultraconservadores, por ejemplo Jamenei, que repite a menudo que los occidentales no son dignos de confianza.
Justamente en su sermón del viernes, Jamenei tildó de cobardes a los gobiernos británico, francés y alemán, refiriéndose a su decisión de activar el mecanismo de resolución de disputas del acuerdo nuclear firmado con Irán en 2015, para forzarle a cumplir los compromisos expresados en este pacto.