Expropiaciones de Chávez, gran problema de Maduro | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 8 de Septiembre de 2018
Pablo Uribe Ruan
Un juez federal en Estados Unidos ordenó la subasta de la petrolera Citgo, la “joya de la corona” del chavismo en el exterior, por el incumplimiento en el pago de una decisión arbitral. La medida, que también involucra a la gigante rusa Rosneft, le quita al gobierno venezolano un activo que le permite mantener la confianza de los militares. Con su pérdida, ¿qué va pasar?

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EL JUEVES, Nicolás Maduro recibió una noticia poco alentadora. Un juez federal de Estados Unidos ordenó que se vendieran en subasta las acciones de la empresa matriz Citgo Petroleum Corp., después de fallar una demanda interpuesta por una minera canadiense, Crystallex International Corp, que fue expropiada por Hugo Chávez.

La decisión tomada por el juez Leonard P. Stark, luego de la apelación de PDVSA, exhorta a los marchantes estadounidenses a comenzar el proceso de venta de Citgo. Esta medida no solo afecta a Venezuela, propietaria de Citgo Holding Inc. y de Citgo Petroleum Corporation, que tiene refinerías (tres) y oleoductos en Estados Unidos, sino que también pone en aprietos a la gigante petrolera rusa Rosneft, quien tiene como prenda de garantía Citgo ante los millonarios préstamos que le ha dado al chavismo.

No se trata de cualquier decisión para el régimen chavista. Citgo ha sido calificada como “la joya de la corona” y representa el principal bien de PDVSA en el exterior, además de una paradoja de la economía internacional. ¿Por qué? Pese a las sanciones impuestas de la administración Trump contra Maduro y sus funcionarios, Washington sigue siendo el principal comprador de petróleo que sale de las refinerías en territorio norteamericano y venezolano.

Litigios internacionales

Las expropiaciones hechas por Hugo Chávez se le han vuelto un problema a Maduro. Crystallex International Corp., de Canadá, está cobrando 1.2000 millones de dólares tras un tribunal de arbitramento internacional que dijo en laudo de este año, que a la compañía se le debía pagar ese monto al haber sido perjudicada por la nacionalización de una mina de su propiedad.

En una jugada jurídica, Crystallex demandó a Citgo en un intento de ser indemnizada por la expropiación, sabiendo que es el mayor activo venezolano en el exterior. Caracas apeló el laudo, pero el juez Stark confirmó la decisión.

“Estamos agradecidos por este próximo paso en el proceso para recuperar la deuda que Venezuela nos debe”, dijo un portavoz de la compañía tras conocer el fallo. Mientras, Miraflores permaneció en silencio y hasta hoy no se conoce ningún pronunciamiento.

El éxito de la minera canadiense en su pretensión arbitral le preocupa al resto de acreedores no pagos por Venezuela. Caracas, poco a poco, se ha ido quedando sin activos y con la eventual subasta de Citgo se complican las posibilidad de que cumpla con sus obligaciones.

Luis Oliveros, economistas venezolano, dijo en Twitter que el “strike de Crystallex a Citgo pudiera acelerar acciones de otros deudores contra Venezuela. El sentimiento será algo así: quien que se tarde en llegar a cobrarle a Venezuela, no va a conseguir nada”.

El chavismo esta semana activó un plan para evitar otra medida como la de Crystallex. El lunes anunció que había logrado un acuerdo con la petrolera ConocoPhilips luego de que esta ganara un tribunal arbitral por 2 mil millones de dólares. En 2007, Chávez nacionalizó dos proyectos petroleros en propiedad de la compañía.

Aterrizó Rusia

Mientras estas compañías petroleras se iban, en 2007, Rosneft tocaba las puertas del chavismo. Dos semanas después de que ConocoPhilips y la Esso dejaran Venezuela, Chávez viajó a Moscú para cerrar un acuerdo con la petrolera rusa LukOil, cuya base era el desarrollo de yacimientos petroleros en la cuenca del río Orínoco, según la revista rusa Novaya Gazeta.

En ese momento Rosneft todavía no aparecía en el escenario. Tiempo después la explotadora de crudo pública más grande del mundo entró al Orinoco y otras regiones del país, llegando casi a 400.000 barriles en asociación con PDVSA.

La llegada de la administración Trump avivó la preocupación de las autoridades por la presencia rusa en Venezuela. En carta enviada al secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, dos senadores explicaron que el incumplimiento de los pagos de Venezuela dejaría a Rusia en un escenario ideal para apropiarse de Citgo y así le “daría a los rusos más control sobre los precios del petróleo y el gas en todo el mundo”.

La empresa estatal rusa actualmente ha invertido cuantiosas sumas en territorio venezolano. A medida que los inversionistas extranjeros se han ido del país, Rosneft ha ampliado su personal local especialmente en Caracas. Según The Wall Street Journal, está gastando 100 millones por año en Venezuela.

El incumplimiento generalizado de Venezuela ha llegado a los 6 mil millones en deuda. Para cumplir con algunos acreedores, ha recurrido a otros medios, como el regalo de bonos que hacen parte de su reserva.

En el caso de Citgo, sin embargo, la decisión del juez Stark ha sido subastarla para cumplir la obligación incumplida. Las acciones de la compañía están “pignoradas como garantía para los tenedores de bonos de la compañía estatal de petróleo”, escribe el WSJ. Los titulares de ese bono, que vence en 2020, han sido los únicos a los que se les ha pagado pese a la crisis del país.

AFP

¿Y ahora qué?

La subasta de Citgo fue recibida con calma por los diferentes grupos que conforman la oposición venezolana. Fuentes consultadas por EL NUEVO SIGLO dijeron que si bien representa un duro golpe para las finanzas del régimen, los más perjudicados serán los venezolanos de a pie, como ha ocurrido con las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.

En esa encrucijada que representa la imposición de sanciones a un país con las complejidades de Venezuela, la comunidad internacional ha optado por seguir con esta línea y lograr una serie de acciones conjuntas para enfrentar la oleada migratoria de venezolanos, con directrices comunes como las tomadas en Quito y Washington en la cumbre del martes y la reunión de la OEA el jueves.

Sin embargo, los rumores acerca de un posible efecto adverso en los cimientos que mantienen al régimen, militares y subsidios, empiezan a tomar fuerza. Politizados desde que llegó Hugo Chávez en 1998, las fuerzas militares se han mantenido al pie de Maduro por las numerosas dádivas que les ha dado durante su gobierno.

En un artículo publicado en Foreign Policy por Frank Mora, director del Kimberly Green Latin American and Caribbean Center, se explica el proceso de politización del que han sido parte los militares en Venezuela, “previamente una de las más apolíticas de la región”. “A través de purgas, ascensos políticamente controlados, corrupción y una reestructuración de sus roles y misión, las nuevas Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas se convirtieron en un instrumento leal de preservación del régimen”, escribe.

Los militares venezolanos han ido asumiendo más roles a medida que se agrava la crisis. Llegaron al poder de la mano con Chávez, de tradición militar, y después del fallido golpe de Estado de 2002 fueron escalando hasta llegar a mantener a Nicolás Maduro a todo costa. Diosdado Cabello y el general Vladimir Padrino son hoy las cabezas más visibles de este modelo cívico-militar.

A cambio de lealtad, los militares hoy manejan las industrias energéticas como el petróleo –Manuel Quevedo, su presidente, es militar-, controlan la distribución de los alimentos y dirigen el esquema su racionamiento.

Pero este régimen también se mantiene por Citgo, el principal activo, hasta ahora, de Venezuela en el exterior. La empresa con sede en Estados Unidos ha sido una fuente de financiamiento importante para que Maduro mantenga su séquito.

En la medida en que Venezuela empiece a dejar en evidencia su incapacidad para cumplir sus obligaciones de pago, es probable que los militares busquen un cambio en el poder, para manejar el régimen de otra manera.

La subasta de Citgo también puede aumentar la escasez. En principio, esto les conviene a los militares, quienes controlan la distribución de alimentos, como en Cuba. Así mantienen la lealtad de parte de los sectores más golpeados por la escasez, obligándolos a inscribirse como beneficiarios del Carnet de la Patria, una herramienta de uso ideológico y político.

Aunque la exacerbación de la crisis puede llevar a que ni siquiera el Carnet de la Patria sea suficiente para mantener la lealtad de ese 25% que aún siguen con Maduro.

El régimen chavista se ha quedado sin su principal activo en el exterior. Sin más reparos, esto lo puede llevar a enfrentar lo que menos quiere: la inestabilidad en las fuerzas militares.  Y la desconfianza de Rusia.