UN nuevo paso en la no declarada pero si cada día más evidente ‘guerra fría’ entre Estados Unidos y China lo acaba de dar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump con unas consecuencias que aunque no inmediatas, son impredecibles.
Tras conocer la decisión del régimen de su homólogo Xi Jinping, en el sentido de aprobar una ley de seguridad nacional para el territorio de Hong Kong, Trump anunció que retirará el estatus especial del que gozaba este territorio autónomo desde hace años.
En un contundente discurso, el pasado viernes, el presidente Trump, manifestó que con la decisión unilateral de China de establecer un control sobre la seguridad de Hong Kong “se amenazan gravemente las libertades y la autonomía del territorio, que ya era de por si seguro y libre para sus habitantes”.
Puntualmente, sobre la ley que fue aprobada en primera instancia por el parlamento chino y que establece medidas de seguridad nacional, Trump afirmó que “Hong Kong ya no es lo suficientemente autónomo como para mantener el tratamiento especial que le hemos otorgado”, agregó que se iniciará un proceso de eliminación de las excepciones y estatus político especial del que goza, lo que “afectaría la gama completa de acuerdos que tenemos con Hong Kong”.
De otra parte, el mandatario norteamericano Indicó que se preparan sanciones contra funcionarios en China vinculados con la aprobación de la mencionada ley y que las empresas chinas que cotizan en mercados de los Estados Unidos serán investigadas.
Hong Kong, antigua colonia británica, disfruta de concesiones únicas y un estatuto especial en virtud de un acuerdo de 1997 entre China y el Reino Unido, en el que se adopta el modelo de “un país, dos sistemas” y que el presidente Trump afirma que China lo ha reemplazado por el de “un país, un sistema”.
Bajo la legislación estadounidense, el estatus especial de Hong Kong le proporciona a ese territorio condiciones comerciales favorables, pero está condicionado a que el Secretario de Estado de los Estados Unidos certifique que dicho territorio mantiene su autonomía.
El anuncio de Trump refuerza el comunicado que, en días pasados, emitiera el secretario Mike Pompeo, quien certificó que Hong Kong “ya no es políticamente autónomo”, razón por la cual no es merecedor del trato especial contemplado en la legislación estadounidense. Dicha postura fue apoyada por Joshua Wong, activista prodemocrático de Hong Kong, quien pidió a los líderes del mundo que siguieran el paso dado por Pompeo y reconsideren el estatus especial del territorio, ya que de ser aprobada definitivamente la ley de seguridad “Hong Kong será integrada en el régimen autoritario chino, tanto en cuestiones de protección del Estado de Derecho como de los Derechos Humanos”.
La mencionada ley se presenta tras años de protestas en contra la creciente autoridad ejercida por Beijing sobre el territorio y que ahora han revivido con mayor fuerza estas manifestaciones, pese a que el primer ministro chino Li Keqiang la defendiera diciendo que está diseñada para cumplir firmemente con el modelo de “un país, dos sistemas” y garantizar la mayor autonomía de la que goza Hong Kong, la cual su país se comprometió a mantener hasta el año 2047.
Trump aseguró que con la ley de seguridad, el gobierno chino continua con su postura irresponsable y nuevamente viola obligaciones internacionales, esta vez las que se derivan del tratado de Beijing con el Reino Unido, suscrito en 1997.
De otra parte, el presidente Trump, en su discurso del viernes, acusó a China de haber engañado a los Estados Unidos durante años, de destruir sus fábricas, acabar sus puestos de trabajo, robar su propiedad intelectual y de haber incumplido constantemente con los compromisos que adquirió con la Organización Mundial del Comercio.
Y en otro acápite de su intervención, insistió en que el gobierno chino fue negligente para contener la expansión del coronavirus, posteriormente bautizado Covid-19 y que convertido en pandemia arrinconó al mundo, teniendo a Estados Unidos como el país con mayor afectación y “que ha costado más de 100.000 vidas de estadunidenses, más de un millón alrededor del mundo y una crisis económica de proporciones incalculables”.
Teresa Cheng, responsable de justicia de Hong Kong, calificó de “inaceptable” la declaración del presidente de los Estados Unidos, aseguró que es falso que Hong Kong haya perdido autonomía y concluyó que “cualquier intento de intervenir en el derecho de un país a aprobar sus leyes de seguridad nacional infringe el principio de no intervención, en virtud del derecho internacional”.
Por su parte, Tara Joseph, presidenta de la Cámara de Comercio Estadounidense de Hong Kong indicó que era un “día tiste” para los estadounidenses en ese territorio y anticipó que será difícil asumir las consecuencias de esta decisión. Richard Fontaine, del Centro para la nueva seguridad Americana afirmó, de su lado, que Beijing tomará represalias. Sin embargo hasta el momento no ha hecho pronunciamiento alguno.
Por último Chad Bown, miembro del Instituto Peterson de Economía Internacional, dijo que revocar el estatus especial de Hong Kong y extender los aranceles tendrá poco impacto ya que en 2019, Estados Unidos importó menos de US$ 5.000 millones, mientras que exporta más de $US30.000 millones al año.
Si bien las medidas anunciadas por Trump pueden tener grandes implicaciones económicas y comerciales para ambos países, los efectos geopolíticos pueden ser aún mayores y profundizarán los conflictos entre las dos naciones. Sin embargo, éstas y aquellos no se verán en un corto plazo, ya que el proceso de aprobación final de la ley de seguridad para Hong Kong pude tomar varios meses en el Parlamento chino y, por su parte, el Departamento de Estado de EU no sólo tiene enviar al Congreso el informe para revocar el estatus especial, sino decidir cómo estructurará sus nuevas relaciones con Hong Kong. Como se ve, ambos procesos tomarán algún tiempo.
Entre tanto es de esperar que Washington imponga sanciones puntuales a entidades chinas que incumplan el acuerdo del año 1997.
Como se ve, este es un nuevo hecho que se suma a la de por si alta tensión que mantienen, de tiempo atrás, Estados Unidos y China. Como se recordará, hace más de un año iniciaron una guerra comercial que finalmente se sorteó a comienzos de este con un acuerdo inicial. Posteriormente y aún vigente es el tema de la tecnología 5G y más recientemente el coronavirus, ya que Trump ha manifestado abiertamente la desconfianza por la información que dio China sobre el origen del mismo y las presuntas presiones que ejerció para que la Organización Mundial de la Salud, OMS, no alertara a tiempo al mundo sobre la pandemia.